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Marcos 4

Parábola del sembrador

1 De nuevo comenzó Jesús a enseñar a la orilla del lago. La multitud que se reunió para verlo era tan grande que él subió y se sentó en una barca que estaba en el lago, mientras toda la gente se quedaba en la playa.

2 Entonces se puso a enseñarles muchas cosas por medio de parábolas y, como parte de su instrucción, les dijo:

3 «¡Prestad atención! Un sembrador salió a sembrar.

4 Sucedió que, al esparcir él la semilla, una parte cayó junto al camino, y llegaron los pájaros y se la comieron.

5 Otra parte cayó en terreno pedregoso, sin mucha tierra. Esa semilla brotó pronto porque la tierra no era profunda;

6 pero, cuando salió el sol, las plantas se marchitaron y, por no tener raíz, se secaron.

7 Otra parte de la semilla cayó entre espinos que, al crecer, la ahogaron, de modo que no dio fruto.

8 Pero las otras semillas cayeron en buen terreno. Brotaron, crecieron y produjeron una cosecha que rindió el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno.

9 »El que tenga oídos para oír, que oiga», añadió Jesús.

10 Cuando se quedó solo, los doce y los que estaban alrededor de él le hicieron preguntas sobre las parábolas.

11 «A vosotros se os ha revelado elsecretodel reino de Dios —les contestó—; pero a los de afuera todo les llega por medio de parábolas,

12 para que

»“por mucho que vean, no perciban;

y por mucho que oigan, no entiendan;

no sea que se conviertan y sean perdonados”.

13 »¿No entendéis esta parábola? —continuó Jesús—. ¿Cómo podréis, entonces, entender las demás?

14 El sembrador siembra la palabra.

15 Algunos son como lo sembrado junto al camino, donde se siembra la palabra. Tan pronto como la oyen, viene Satanás y les quita la palabra sembrada en ellos.

16 Otros son como lo sembrado en terreno pedregoso: cuando oyen la palabra, en seguida la reciben con alegría,

17 pero, como no tienen raíz, duran poco tiempo. Cuando surgen problemas o persecución a causa de la palabra, en seguida se apartan de ella.

18 Otros son como lo sembrado entre espinos: oyen la palabra,

19 pero las preocupaciones de esta vida, el engaño de las riquezas y muchos otros malos deseos entran hasta ahogar la palabra, de modo que esta no llega a dar fruto.

20 Pero otros son como lo sembrado en buen terreno: oyen la palabra, la aceptan y producen una cosecha que rinde el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno».

Una lámpara en una repisa

21 También les dijo: «¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es, por el contrario, para ponerla en una repisa?

22 No hay nada escondido que no esté destinado a descubrirse; tampoco hay nada oculto que no esté destinado a ser revelado.

23 El que tenga oídos para oír, que oiga.

24 »Prestad mucha atención —añadió—. Con la medida que medís a otros, se os medirá a vosotros, y aún más se os añadirá.

25 Al que tiene, se le dará más; al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará».

Parábola de la semilla que crece

26 Jesús continuó: «El reino de Dios se parece a quien esparce semilla en la tierra.

27 Sin que este sepa cómo, y ya sea que duerma o esté despierto, día y noche brota y crece la semilla.

28 La tierra da fruto por sí sola; primero el tallo, luego la espiga, y después el grano lleno en la espiga.

29 Tan pronto como el grano está maduro, se le mete la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha».

Parábola del grano de mostaza

30 También dijo: «¿Con qué vamos a comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola podemos usar para describirlo?

31 Es como un grano de mostaza: cuando se siembra en la tierra, es la semilla más pequeña que hay,

32 pero una vez sembrada crece hasta convertirse en la más grande de las hortalizas, y echa ramas tan grandes que las aves pueden anidar bajo su sombra».

33 Y con muchas parábolas semejantes les enseñaba Jesús la palabra hasta donde podían entender.

34 No les decía nada sin emplear parábolas. Pero, cuando estaba a solas con sus discípulos, les explicaba todo.

Jesús calma la tormenta

35 Ese día al anochecer, les dijo a sus discípulos:

―Crucemos al otro lado.

36 Dejaron a la multitud y se fueron con él en la barca donde estaba. También lo acompañaban otras barcas.

37 Se desató entonces una fuerte tormenta, y las olas azotaban la barca, tanto que ya comenzaba a inundarse.

38 Jesús, mientras tanto, estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, así que los discípulos lo despertaron.

―¡Maestro! —dijeron—, ¿no te importa que nos ahoguemos?

39 Él se levantó, reprendió al viento y ordenó al mar:

―¡Silencio! ¡Cálmate!

El viento se calmó y todo quedó completamente tranquilo.

40 ―¿Por qué tenéis tanto miedo? —dijo a sus discípulos—. ¿Aúnno tenéis fe?

41 Ellos estaban espantados y se decían unos a otros:

―¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?

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Marcos 5

Liberación de un endemoniado

1 Cruzaron el lago hasta llegar a la región de los gerasenos.

2 Tan pronto como desembarcó Jesús, un hombre poseído por unespíritu malignole salió al encuentro de entre los sepulcros.

3 Este hombre vivía en los sepulcros, y ya nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas.

4 Muchas veces lo habían atado con cadenas y grilletes, pero él los destrozaba, y nadie tenía fuerza para dominarlo.

5 Noche y día andaba por los sepulcros y por las colinas, gritando y golpeándose con piedras.

6 Cuando vio a Jesús desde lejos, corrió y se postró delante de él.

7 ―¿Por qué te entrometes, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? —gritó con fuerza—. ¡Te ruego por Dios que no me atormentes!

8 Es que Jesús le había dicho: «¡Sal de este hombre, espíritu maligno!»

9 ―¿Cómo te llamas? —le preguntó Jesús.

―Me llamo Legión —respondió—, porque somos muchos.

10 Y con insistencia le suplicaba a Jesús que no los expulsara de aquella región.

11 Como en una colina estaba paciendo una gran piara de cerdos, los demonios le rogaron a Jesús:

12 ―Mándanos a los cerdos; déjanos entrar en ellos.

13 Así que él les dio permiso. Cuando los espíritus malignos salieron del hombre, entraron en los cerdos, que eran unos dos mil, y la piara se precipitó al lago por el despeñadero y allí se ahogó.

14 Los que cuidaban los cerdos salieron huyendo y dieron la noticia en el pueblo y por los campos, y la gente fue a ver lo que había pasado.

15 Llegaron adonde estaba Jesús y, cuando vieron al que había estado poseído por la legión de demonios, sentado, vestido y en su sano juicio, tuvieron miedo.

16 Los que habían presenciado estos hechos le contaron a la gente lo que había sucedido con el endemoniado y con los cerdos.

17 Entonces la gente comenzó a suplicarle a Jesús que se fuera de la región.

18 Mientras subía Jesús a la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le permitiera acompañarlo.

19 Jesús no se lo permitió, sino que le dijo:

―Vete a tu casa, a los de tu familia, y diles todo lo que el Señor ha hecho por ti y cómo ha tenido compasión de ti.

20 Así que el hombre se fue y se puso a proclamar enDecápolislo mucho que Jesús había hecho por él. Y toda la gente se quedó asombrada.

Una niña muerta y una mujer enferma

21 Jesús regresó en la barca al otro lado del lago, y se reunió alrededor de él una gran multitud, por lo que él se quedó en la orilla.

22 Llegó entonces uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo. Al ver a Jesús, se arrojó a sus pies,

23 suplicándole con insistencia:

―Mi hijita se está muriendo. Ven y pon tus manos sobre ella para quesaney viva.

24 Jesús se fue con él, y lo seguía una gran multitud, que lo apretujaba.

25 Había entre la gente una mujer que hacía doce años que padecía de hemorragias.

26 Había sufrido mucho a manos de varios médicos, y se había gastado todo lo que tenía sin que le hubiera servido de nada, pues, en vez de mejorar, iba de mal en peor.

27 Cuando oyó hablar de Jesús, se le acercó por detrás entre la gente y tocó su manto.

28 Pensaba: «Si logro tocar siquiera su ropa, quedaré sana».

29 Al instante cesó su hemorragia, y se dio cuenta de que su cuerpo había quedado libre de esa aflicción.

30 Al momento también Jesús se dio cuenta de que de él había salido poder, así que se volvió hacia la gente y preguntó:

―¿Quién me ha tocado la ropa?

31 ―Ves que te apretuja la gente —le contestaron sus discípulos—, y aun así preguntas: “¿Quién me ha tocado?”

32 Pero Jesús seguía mirando a su alrededor para ver quién lo había hecho.

33 La mujer, sabiendo lo que le había sucedido, se acercó temblando de miedo y, arrojándose a sus pies, le confesó toda la verdad.

34 ―¡Hija, tu fe te ha sanado! —le dijo Jesús—. Vete en paz y queda sana de tu aflicción.

35 Todavía estaba hablando Jesús cuando llegaron unos hombres de la casa de Jairo, jefe de la sinagoga, para decirle:

―Tu hija ha muerto. ¿Para qué sigues molestando al Maestro?

36 Sin hacer caso de la noticia, Jesús le dijo al jefe de la sinagoga:

―No tengas miedo; cree nada más.

37 No dejó que nadie lo acompañara, excepto Pedro,Jacoboy Juan, el hermano de Jacobo.

38 Cuando llegaron a la casa del jefe de la sinagoga, Jesús notó el alboroto, y que la gente lloraba y daba grandes alaridos.

39 Entró y les dijo:

―¿Por qué tanto alboroto y llanto? La niña no está muerta, sino dormida.

40 Entonces empezaron a burlarse de él, pero él los sacó a todos, tomó consigo al padre y a la madre de la niña y a los discípulos que estaban con él, y entró adonde estaba la niña.

41 La tomó de la mano y le dijo:

―Talita cum(que significa: Niña, a ti te digo, ¡levántate!).

42 La niña, que tenía doce años, se levantó en seguida y comenzó a andar. Ante este hecho, todos se llenaron de asombro.

43 Él dio órdenes estrictas de que nadie se enterara de lo ocurrido, y les mandó que dieran de comer a la niña.

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Marcos 6

Un profeta sin honra

1 Salió Jesús de allí y fue a su tierra, en compañía de sus discípulos.

2 Cuando llegó elsábado, comenzó a enseñar en la sinagoga.

―¿De dónde sacó este tales cosas? —decían maravillados muchos de los que le oían—. ¿Qué sabiduría es esta que se le ha dado? ¿Cómo se explican estos milagros que vienen de sus manos?

3 ¿No es acaso el carpintero, el hijo de María y hermano deJacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están sus hermanas aquí con nosotros?

Y seescandalizabana causa de él. Por tanto, Jesús les dijo:

4 ―En todas partes se honra a un profeta, menos en su tierra, entre sus familiares y en su propia casa.

5 En efecto, no pudo hacer allí ningún milagro, excepto sanar a unos pocos enfermos al imponerles las manos.

6 Y se quedó asombrado de su incredulidad.

Jesús envía a los doce

Jesús recorría los alrededores, enseñando de pueblo en pueblo.

7 Reunió a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad sobre losespíritus malignos.

8 Les ordenó que no llevaran nada para el camino, ni pan, ni bolsa, ni dinero en el cinturón, sino solo un bastón.

9 «Llevad sandalias —dijo—, pero no dos mudas de ropa».

10 Y añadió: «Cuando entréis en una casa, quedaos allí hasta que salgáis del pueblo.

11 Y, si en algún lugar no os reciben bien o no os escuchan, al salir de allí sacudíos el polvo de los pies, como un testimonio contra ellos».

12 Los doce salieron y exhortaban a la gente a que searrepintiera.

13 También expulsaban a muchos demonios y sanaban a muchos enfermos, ungiéndolos con aceite.

Decapitación de Juan el Bautista

14 El rey Herodes se enteró de esto, pues el nombre de Jesús se había hecho famoso. Algunos decían:«Juan el Bautista haresucitado, y por eso tiene poder para realizar milagros».

15 Otros decían: «Es Elías». Otros, en fin, afirmaban: «Es un profeta, como los de antes».

16 Pero, cuando Herodes oyó esto, exclamó: «¡Juan, al que yo mandé que le cortaran la cabeza, ha resucitado!»

17 En efecto, Herodes mismo había mandado que arrestaran a Juan y que lo encadenaran en la cárcel. Herodes se había casado con Herodías, esposa de Felipe su hermano,

18 y Juan le había estado diciendo a Herodes: «La ley te prohíbe tener a la esposa de tu hermano».

19 Por eso Herodías le guardaba rencor a Juan y deseaba matarlo. Pero no había logrado hacerlo,

20 ya que Herodes temía a Juan y lo protegía, pues sabía que era un hombre justo ysanto. Cuando Herodes oía a Juan, se quedaba muy desconcertado, pero lo escuchaba con gusto.

21 Por fin se presentó la oportunidad. En su cumpleaños, Herodes dio un banquete a sus altos oficiales, a los comandantes militares y a los notables de Galilea.

22 La hija de Herodías entró en el banquete y bailó, y esto agradó a Herodes y a los invitados.

―Pídeme lo que quieras y te lo daré —le dijo el rey a la muchacha.

23 Y le prometió bajo juramento:

―Te daré cualquier cosa que me pidas, aun cuando sea la mitad de mi reino.

24 Ella salió a preguntarle a su madre:

―¿Qué debo pedir?

―La cabeza de Juan el Bautista —contestó.

25 En seguida se fue corriendo la muchacha a presentarle al rey su petición:

―Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.

26 El rey se quedó angustiado, pero, a causa de sus juramentos y en atención a los invitados, no quiso desairarla.

27 Así que en seguida envió a un verdugo con la orden de llevarle la cabeza de Juan. El hombre fue, decapitó a Juan en la cárcel

28 y volvió con la cabeza en una bandeja. Se la entregó a la muchacha, y ella se la dio a su madre.

29 Al enterarse de esto, los discípulos de Juan fueron a recoger el cuerpo y le dieron sepultura.

Jesús alimenta a cinco mil

30 Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron lo que habían hecho y enseñado.

31 Y, como no tenían tiempo ni para comer, pues era tanta la gente que iba y venía, Jesús les dijo:

―Venid conmigo aparte vosotros solos, a un lugar tranquilo y descansad un poco.

32 Así que se fueron solos en la barca a un lugar solitario.

33 Pero muchos los vieron salir, los reconocieron y, desde todos los poblados, corrieron por tierra hasta allá y llegaron antes que ellos.

34 Cuando Jesús desembarcó y vio tanta gente, tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor. Así que comenzó a enseñarles muchas cosas.

35 Cuando ya se hizo tarde, se le acercaron sus discípulos y le dijeron:

―Este es un lugar apartado y ya es muy tarde.

36 Despide a la gente, para que vayan a los campos y pueblos cercanos y se compren algo de comer.

37 ―Dadles vosotros mismos de comer —contestó Jesús.

―¡Eso costaría casi un año de trabajo!—objetaron—. ¿Quieres que vayamos y gastemos todo ese dinero en pan para darles de comer?

38 ―¿Cuántos panes tenéis? —preguntó—. Id a ver.

Después de averiguarlo, le dijeron:

―Cinco, y dos pescados.

39 Entonces mandó que hicieran que la gente se sentara por grupos sobre la hierba verde.

40 Así que se acomodaron en grupos de cien y de cincuenta.

41 Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, los bendijo. Después partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente. También repartió los dos pescados entre todos.

42 Comieron todos hasta quedar satisfechos,

43 y los discípulos recogieron doce canastas llenas de pedazos de pan y de pescado.

44 Los que comieron fueron cinco mil.

Jesús camina sobre el agua

45 En seguida Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se adelantaran al otro lado, a Betsaida, mientras él despedía a la multitud.

46 Cuando se despidió, fue a la montaña para orar.

47 Al anochecer, la barca se hallaba en medio del lago, y Jesús estaba en tierra solo.

48 En la madrugada,vio que los discípulos hacían grandes esfuerzos para remar, pues tenían el viento en contra. Se acercó a ellos caminando sobre el lago, e iba a pasarlos de largo.

49 Los discípulos, al verlo caminar sobre el agua, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar,

50 llenos de miedo por lo que veían. Pero él habló en seguida con ellos y les dijo: «¡Calmaos! Soy yo. No tengáis miedo».

51 Subió entonces a la barca con ellos, y el viento se calmó. Estaban sumamente asombrados,

52 porque tenían la mente embotada y no habían comprendido lo de los panes.

53 Después de cruzar el lago, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron allí.

54 Al bajar de la barca, la gente en seguida reconoció a Jesús.

55 Lo siguieron por toda aquella región y, adonde oían que él estaba, le llevaban en camillas a los que tenían enfermedades.

56 Y dondequiera que iba, en pueblos, ciudades o caseríos, colocaban a los enfermos en las plazas. Le suplicaban que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto, y quienes lo tocaban quedabansanos.

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Marcos 7

Lo puro y lo impuro

1 Losfariseosy algunos de losmaestros de la leyque habían llegado de Jerusalén se reunieron alrededor de Jesús,

2 y vieron a algunos de sus discípulos que comían con manosimpuras, es decir, sin habérselas lavado.

3 (En efecto, los fariseos y los demás judíos no comen nada sin primero cumplir con el rito de lavarse las manos, ya que están aferrados a la tradición de losancianos.

4 Al regresar del mercado, no comen nada antes de lavarse. Y siguen otras muchas tradiciones, tales como el rito de lavar copas, jarras y bandejas de cobre).

5 Así que los fariseos y los maestros de la ley le preguntaron a Jesús:

―¿Por qué no siguen tus discípulos la tradición de los ancianos, sino que comen con manos impuras?

6 Les contestó:

―Tenía razón Isaías cuando profetizó acerca de vosotros,hipócritas, según está escrito:

»“Este pueblo me honra con los labios,

pero su corazón está lejos de mí.

7 En vano me adoran;

sus enseñanzas no son más que reglashumanas”.

8 Habéis desechado los mandamientos divinos y os aferráis a las tradiciones humanas».

9 Y añadió:

―¡De qué manera dejáis a un lado los mandamientos de Dios para mantenervuestras propias tradiciones!

10 Por ejemplo, Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”,y: “El que maldiga a su padre o a su madre será condenado a muerte”.

11 Vosotros, en cambio, enseñáis que un hijo puede decirle a su padre o a su madre: “Cualquier ayuda que pudiera haberte dado es corbán” (es decir, ofrenda dedicada a Dios).

12 En ese caso, el tal hijo ya no está obligado a hacer nada por su padre ni por su madre.

13 Así, por la tradición que transmitís entre vosotros, anuláis la palabra de Dios. Y hacéis muchas cosas parecidas.

14 De nuevo Jesús llamó a la multitud.

―Escuchadme todos —dijo— y entended esto:

15 Nada de lo que viene de afuera puedecontaminara una persona. Más bien, lo que sale de la persona es lo que la contamina.

17 Después que hubo dejado a la gente y entrado en la casa, sus discípulos le preguntaron sobre la comparación que había hecho.

18 ―¿Tampoco vosotros podéis entenderlo? —dijo—. ¿No os dais cuenta de que nada de lo que entra en una persona puede contaminarla?

19 Porque no entra en su corazón, sino en su estómago, y después va a dar a la letrina.

Con esto Jesús declarabalimpiostodos los alimentos.

20 Luego añadió:

―Lo que sale de la persona es lo que la contamina.

21 Porque de dentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los adulterios,

22 la avaricia, la maldad, el engaño, el libertinaje, la envidia, la calumnia, la arrogancia y la necedad.

23 Todos estos males vienen de adentro y contaminan a la persona.

La fe de una mujer sirofenicia

24 Jesús partió de allí y fue a la región de Tiro.Entró en una casa y no quería que nadie lo supiera, pero no pudo pasar inadvertido.

25 De hecho, muy pronto se enteró de su llegada una mujer que tenía una niña poseída por unespíritu maligno, así que fue y se arrojó a sus pies.

26 Esta mujer era extranjera,sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara al demonio que tenía su hija.

27 ―Deja que primero se sacien los hijos —replicó Jesús—, porque no está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a losperros.

28 ―Sí, Señor —respondió la mujer—, pero hasta los perros comen debajo de la mesa las migajas que dejan los hijos.

29 Jesús le dijo:

―Por haberme respondido así, puedes irte tranquila; el demonio ha salido de tu hija.

30 Cuando ella llegó a su casa, encontró a la niña acostada en la cama. El demonio ya había salido de ella.

Jesús sana a un sordomudo

31 Luego regresó Jesús de la región de Tiro y se dirigió por Sidón al mar de Galilea, internándose en la región deDecápolis.

32 Allí le llevaron un sordo tartamudo, y le suplicaban que pusiera la mano sobre él.

33 Jesús lo apartó de la multitud para estar a solas con él, le puso los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva.

34 Luego, mirando al cielo, suspiró profundamente y le dijo: «¡Efatá!» (que significa: ¡Ábrete!).

35 Con esto, se le abrieron los oídos al hombre, se le destrabó la lengua y comenzó a hablar normalmente.

36 Jesús les mandó que no se lo dijeran a nadie, pero cuanto más se lo prohibía, tanto más lo seguían propagando.

37 La gente estaba sumamente asombrada, y decía: «Todo lo hace bien. Hasta hace oír a los sordos y hablar a los mudos».

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Marcos 8

Jesús alimenta a cuatro mil

1 En aquellos días se reunió de nuevo mucha gente. Como no tenían nada que comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:

2 ―Siento compasión de esta gente, porque ya llevan tres días conmigo y no tienen nada que comer.

3 Si los despido a sus casas sin haber comido, se van a desmayar por el camino, porque algunos de ellos han venido de lejos.

4 Los discípulos objetaron:

―¿Dónde se va a conseguir suficiente pan en este lugar despoblado para darles de comer?

5 ―¿Cuántos panes tenéis? —preguntó Jesús.

―Siete —respondieron.

6 Entonces mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomando los siete panes, dio gracias, los partió y se los fue dando a sus discípulos para que los repartieran a la gente, y así lo hicieron.

7 Tenían además unos cuantos pescaditos. Dio gracias por ellos también y les dijo a los discípulos que los repartieran.

8 La gente comió hasta quedar satisfecha. Después los discípulos recogieron siete cestas llenas de pedazos que sobraron.

9 Los que comieron eran unos cuatro mil. Tan pronto como los despidió,

10 Jesús se embarcó con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.

11 Llegaron losfariseosy comenzaron a discutir con Jesús. Para ponerlo aprueba, le pidieron una señal del cielo.

12 Él lanzó un profundo suspiro y dijo:«¿Por qué pide esta generación una señal milagrosa? Os aseguro que no se le dará ninguna señal».

13 Entonces los dejó, volvió a embarcarse y cruzó al otro lado.

La levadura de los fariseos y la de Herodes

14 A los discípulos se les había olvidado llevar comida, y solo tenían un pan en la barca.

15 ―Tened cuidado —les advirtió Jesús—; ¡ojo con la levadura de losfariseosy con la de Herodes!

16 Ellos comentaban entre sí: «Lo dice porque no tenemos pan».

17 Al darse cuenta de esto, Jesús les dijo:

―¿Por qué estáis hablando acerca de que no tenéis pan? ¿Aún no veis ni entendéis? ¿Tenéis la mente embotada?

18 ¿Es que teniendo ojos, no veis, y oídos, no oís? ¿Es que acaso no os acordáis?

19 Cuando partí los cinco panes para los cinco mil, ¿cuántas canastas llenas de pedazos recogisteis?

―Doce —respondieron.

20 ―Y, cuando partí los siete panes para los cuatro mil, ¿cuántas cestas llenas de pedazos recogisteis?

―Siete.

21 Entonces concluyó:

―¿Y todavía no entendéis?

Jesús sana a un ciego en Betsaida

22 Cuando llegaron a Betsaida, algunas personas llevaron un ciego a Jesús y le rogaron que lo tocase.

23 Tomando de la mano al ciego, lo sacó fuera del pueblo. Después de escupirle en los ojos y de poner las manos sobre él, le preguntó:

―¿Puedes ver ahora?

24 El hombre alzó los ojos y dijo:

―Veo gente; parecen árboles que caminan.

25 Entonces le puso de nuevo las manos sobre los ojos, y el ciego fue curado: recobró la vista y comenzó a ver todo con claridad.

26 Jesús lo mandó a su casa con esta advertencia:

―No vayas a entrar en el pueblo.

La confesión de Pedro

27 Jesús y sus discípulos salieron hacia las aldeas de Cesarea de Filipo. En el camino les preguntó:

―¿Quién dice la gente que soy yo?

28 ―Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los profetas —contestaron.

29 ―Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

―Tú eres elCristo—afirmó Pedro.

30 Jesús les ordenó que no hablaran a nadie acerca de él.

Jesús predice su muerte

31 Luego comenzó a enseñarles:

―El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por losancianos, por los jefes de los sacerdotes y por losmaestros de la ley. Es necesario que lo maten y que a los tres días resucite.

32 Habló de esto con toda claridad. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo.

33 Pero Jesús se dio la vuelta, miró a sus discípulos, y reprendió a Pedro.

―¡Aléjate de mí, Satanás! —le dijo—. Tú no piensas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.

34 Entonces llamó a la multitud y a sus discípulos.

―Si alguien quiere ser mi discípulo —les dijo—, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz y me siga.

35 Porque el que quiera salvar suvidala perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por elevangeliola salvará.

36 ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida?

37 ¿O qué se puede dar a cambio de la vida?

38 Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.

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Marcos 9

1 Y añadió:

―Os aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios llegar con poder.

La transfiguración

2 Seis días después Jesús tomó consigo a Pedro, aJacoboy a Juan, y los llevó a una montaña alta, donde estaban solos. Allí se transfiguró en presencia de ellos.

3 Su ropa se volvió de un blanco resplandeciente como nadie en el mundo podría blanquearla.

4 Y se les aparecieron Elías y Moisés, los cuales conversaban con Jesús.

5 Tomando la palabra, Pedro le dijo a Jesús:

―Rabí, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

6 No sabía qué decir, porque todos estaban asustados.

7 Entonces apareció una nube que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado. ¡Escuchadle!»

8 De repente, cuando miraron a su alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús.

9 Mientras bajaban de la montaña, Jesús les ordenó que no contaran a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre selevantara de entre los muertos.

10 Guardaron el secreto, pero discutían entre ellos qué significaría eso de «levantarse de entre los muertos».

11 ―¿Por qué dicen losmaestros de la leyque Elías tiene que venir primero? —le preguntaron.

12 ―Sin duda, Elías ha de venir primero para restaurar todas las cosas —respondió Jesús—. Pero, entonces, ¿cómo es que está escrito que el Hijo del hombre tiene que sufrir mucho y ser rechazado?

13 Pues bien, os digo que Elías ya ha venido, y le hicieron todo lo que quisieron, tal como está escrito de él.

Jesús sana a un muchacho endemoniado

14 Cuando llegaron adonde estaban los otros discípulos, vieronque a su alrededor había mucha gente y que losmaestros de la leydiscutían con ellos.

15 Tan pronto como la gente vio a Jesús, todos se sorprendieron y corrieron a saludarlo.

16 ―¿Qué estáis discutiendo con ellos? —les preguntó.

17 ―Maestro —respondió un hombre de entre la multitud—, te he traído a mi hijo, pues está poseído por un espíritu que le ha quitado el habla.

18 Cada vez que se apodera de él, lo derriba. Echa espumarajos, cruje los dientes y se queda rígido. Pedí a tus discípulos que expulsaran al espíritu, pero no lo lograron.

19 ―¡Ah, generación incrédula! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo tendré que soportaros? Traedme al muchacho.

20 Así que se lo llevaron. Tan pronto como vio a Jesús, el espíritu sacudió de tal modo al muchacho que este cayó al suelo y comenzó a revolcarse echando espumarajos.

21 ―¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto? —le preguntó Jesús al padre.

―Desde que era niño —contestó—.

22 Muchas veces lo ha echado al fuego y al agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten compasión de nosotros y ayúdanos.

23 ―¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible.

24 ―¡Sí creo! —exclamó de inmediato el padre del muchacho—. ¡Ayúdame en mi poca fe!

25 Al ver Jesús que se agolpaba mucha gente, reprendió alespíritu maligno.

―Espíritu sordo y mudo —dijo—, te mando que salgas y que jamás vuelvas a entrar en él.

26 El espíritu, dando un alarido y sacudiendo violentamente al muchacho, salió de él. Este quedó como muerto, tanto que muchos decían: «Se ha muerto».

27 Pero Jesús lo tomó de la mano y lo levantó, y el muchacho se puso de pie.

28 Cuando Jesús entró en casa, sus discípulos le preguntaron en privado:

―¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?

29 ―Esta clase de demonios solo puede ser expulsada a fuerza de oración—respondió Jesús.

30 Dejaron aquel lugar y pasaron por Galilea. Pero Jesús no quería que nadie lo supiera,

31 porque estaba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. Lo matarán, y a los tres días de muerto resucitará».

32 Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto, y no se atrevían a preguntárselo.

¿Quién es el más importante?

33 Llegaron a Capernaún. Cuando ya estaba en casa, Jesús les preguntó:

―¿Qué veníais discutiendo por el camino?

34 Pero ellos se quedaron callados, porque en el camino habían discutido entre sí quién era el más importante.

35 Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo:

―Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.

36 Luego tomó a un niño y lo puso en medio de ellos. Abrazándolo, les dijo:

37 ―El que recibe en mi nombre a uno de estos niños me recibe a mí; y el que me recibe a mí no me recibe a mí, sino al que me envió.

El que no está contra nosotros está a favor de nosotros

38 ―Maestro —dijo Juan—, vimos a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo impedimos porque no es de los nuestros.

39 ―No se lo impidáis —replicó Jesús—. Nadie que haga un milagro en mi nombre puede a la vez hablar mal de mí.

40 El que no está contra nosotros está a favor de nosotros.

41 Os aseguro que cualquiera que os dé un vaso de agua en mi nombre por ser vosotros deCristono perderá su recompensa.

El que hace pecar

42 »Pero, si alguien hacepecana uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al mar.

43 Si tu mano te hace pecar, córtatela. Más te vale entrar en la vida manco que ir con las dos manos al infierno,donde el fuego nunca se apaga.

45 Y, si tu pie te hace pecar, córtatelo. Más te vale entrar en la vida cojo que ser arrojado con los dos pies al infierno.

47 Y, si tu ojo te hace pecar, sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos al infierno,

48 donde

»“su gusano no muere,

y el fuego no se apaga”.

49 La sal con que todos serán sazonados es el fuego.

50 »La sal es buena, pero, si deja de ser salada, ¿cómo le pueden volver a dar sabor? Que no falte la sal entre vosotros, para que podáis vivir en paz unos con otros».

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Marcos 10

El divorcio

1 Jesús partió de aquel lugar y se fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán. Otra vez concurrieron a él las multitudes y, como era su costumbre, les enseñaba.

2 En eso, unosfariseosse le acercaron y, para ponerlo aprueba, le preguntaron:

―¿Está permitido que un hombre se divorcie de su esposa?

3 ―¿Qué os mandó Moisés? —replicó Jesús.

4 ―Moisés permitió que un hombre escribiera un certificado de divorcio y la despidiera —contestaron ellos.

5 ―Esa ley la escribió Moisés para vosotros por lo obstinados que sois—aclaró Jesús—.

6 Pero al principio de la creación Dios “los hizo hombre y mujer”.

7 “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa,

8 y los dos llegarán a ser un solo cuerpo”.Así que ya no son dos, sino uno solo.

9 Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

10 Vueltos a casa, los discípulos le preguntaron a Jesús sobre este asunto.

11 ―El que se divorcia de su esposa y se casa con otra comete adulterio contra la primera —respondió—.

12 Y, si la mujer se divorcia de su esposo y se casa con otro, comete adulterio.

Jesús y los niños

13 Empezaron a llevarle niños a Jesús para que los tocara, pero los discípulos reprendían a quienes los llevaban.

14 Cuando Jesús se dio cuenta, se indignó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos.

15 Os aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño de ninguna manera entrará en él».

16 Y después de abrazarlos, los bendecía poniendo las manos sobre ellos.

El joven rico

17 Cuando Jesús estaba ya para irse, un hombre llegó corriendo y se postró delante de él.

―Maestro bueno —le preguntó—, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?

18 ―¿Por qué me llamas bueno? —respondió Jesús—. Nadie es bueno sino solo Dios.

19 Ya sabes los mandamientos: “No mates, no cometas adulterio, no robes, no presentes falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre”.

20 ―Maestro —dijo el hombre—, todo eso lo he cumplido desde que era joven.

21 Jesús lo miró con amor y añadió:

―Una sola cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.

22 Al oír esto, el hombre se desanimó y se fue triste, porque tenía muchas riquezas.

23 Jesús miró alrededor y comentó a sus discípulos:

―¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!

24 Los discípulos se asombraron de sus palabras.

―Hijos, ¡qué difícil es entraren el reino de Dios! —repitió Jesús—.

25 Le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios.

26 Los discípulos se asombraron aún más, y decían entre sí: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?»

27 ―Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible.

28 ―¿Qué de nosotros, que lo hemos dejado todo y te hemos seguido? —comenzó a reclamarle Pedro.

29 ―Os aseguro —respondió Jesús— que todo el que por mi causa y la delevangeliohaya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o terrenos

30 recibirá cien veces más ahora en este tiempo (casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y terrenos, aunque con persecuciones); y en la edad venidera, la vida eterna.

31 Pero muchos de los primeros serán últimos, y de los últimos, primeros.

Jesús predice de nuevo su muerte

32 Iban de camino subiendo a Jerusalén, y Jesús se les adelantó. Los discípulos estaban asombrados, y los otros que venían detrás tenían miedo. De nuevo tomó aparte a los doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder.

33 «Ahora vamos rumbo a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a losmaestros de la ley. Ellos lo condenarán a muerte y lo entregarán a losgentiles.

34 Se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán. Pero a los tres días resucitará».

La petición de Jacobo y Juan

35 Se le acercaronJacoboy Juan, hijos de Zebedeo.

―Maestro —le dijeron—, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir.

36 ―¿Qué queréis que haga por vosotros?

37 ―Concédenos que en tu glorioso reino uno de nosotros se siente a tuderechay el otro a tu izquierda.

38 ―No sabéis lo que estáis pidiendo —les replicó Jesús—. ¿Podéis acaso beber el trago amargo de la copa que yo bebo, o pasar por la prueba del bautismo con el que voy a ser probado?

39 ―Sí, podemos.

―Beberéis de la copa que yo bebo —les respondió Jesús— y pasaréis por la prueba del bautismo con el que voy a ser probado,

40 pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí concederlo. Eso ya está decidido.

41 Los otros diez, al oír la conversación, se indignaron contra Jacobo y Juan.

42 Así que Jesús los llamó y les dijo:

―Como vosotros sabéis, los que se consideran jefes de lasnacionesoprimen a los súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad.

43 Pero entre vosotros no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre vosotros deberá ser vuestro servidor,

44 y el que quiera ser el primero deberá seresclavode todos.

45 Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar suvidaen rescate por muchos.

El ciego Bartimeo recibe la vista

46 Después llegaron a Jericó. Más tarde, salió Jesús de la ciudad acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (el hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino.

47 Al oír que el que venía era Jesús de Nazaret, se puso a gritar:

―¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!

48 Muchos lo reprendían para que se callara, pero él se puso a gritar aún más:

―¡Hijo de David, ten compasión de mí!

49 Jesús se detuvo y dijo:

―Llamadlo.

Así que llamaron al ciego.

―¡Ánimo! —le dijeron—. ¡Levántate! Te llama.

50 Él, arrojando la capa, dio un salto y se acercó a Jesús.

51 ―¿Qué quieres que haga por ti? —le preguntó.

―Rabí, quiero ver —respondió el ciego.

52 ―Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te hasanado.

Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino.

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Marcos 11

La entrada triunfal

1 Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagué y a Betania, junto al monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos

2 con este encargo: «Id a la aldea que tenéis enfrente. Tan pronto como entréis en ella, encontraréis atado un burrito, en el que nunca se ha montado nadie. Desatadlo y traedlo acá.

3 Y, si alguien os dice: “¿Por qué hacéis eso?”, decidle: “El Señor lo necesita, y en seguida lo devolverá”».

4 Fueron, encontraron un burrito afuera en la calle, atado a un portón, y lo desataron.

5 Entonces algunos de los que estaban allí les preguntaron: «¿Qué hacéis desatando el burrito?»

6 Ellos contestaron como Jesús les había dicho, y les dejaron desatarlo.

7 Llevaron, pues, el burrito a Jesús. Luego pusieron encima sus mantos, y él se montó.

8 Muchos tendieron sus mantos sobre el camino; otros usaron ramas que habían cortado en los campos.

9 Tanto los que iban delante como los que iban detrás gritaban:

―¡Hosanna!

―¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!

10 ―¡Bendito el reino venidero de nuestro padre David!

―¡Hosanna en las alturas!

11 Jesús entró en Jerusalén y fue altemplo. Después de observarlo todo, como ya era tarde, salió para Betania con los doce.

Jesús purifica el templo

12 Al día siguiente, cuando salían de Betania, Jesús tuvo hambre.

13 Viendo a lo lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si hallaba algún fruto. Cuando llegó a ella solo encontró hojas, porque no era tiempo de higos.

14 «¡Nadie vuelva jamás a comer fruto de ti!», le dijo a la higuera. Y lo oyeron sus discípulos.

15 Llegaron, pues, a Jerusalén. Jesús entró en eltemploy comenzó a echar de allí a los que compraban y vendían. Volcó las mesas de los que cambiaban dinero y los puestos de los que vendían palomas,

16 y no permitía que nadie atravesara el templo llevando mercancías.

17 También les enseñaba con estas palabras: «¿No está escrito:

»“Mi casa será llamada

casa de oración para todas lasnaciones”?

Pero vosotros la habéis convertido en “cueva de ladrones”».

18 Los jefes de los sacerdotes y losmaestros de la leylo oyeron y comenzaron a buscar la manera de matarlo, pues le temían, ya que toda la gente se maravillaba de sus enseñanzas.

19 Cuando cayó la tarde, salieronde la ciudad.

La higuera seca

20 Por la mañana, al pasar junto a la higuera, vieron que se había secado de raíz.

21 Pedro, acordándose, le dijo a Jesús:

―¡Rabí, mira, se ha secado la higuera que maldijiste!

22 ―Tened fe en Dios —respondió Jesús—.

23 Os aseguroque, si alguno le dice a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, creyendo, sin albergar la menor duda de que lo que dice sucederá, lo obtendrá.

24 Por eso os digo: Creed que ya habéis recibido todo lo que estéis pidiendo en oración, y lo obtendréis.

25 Y cuando estéis orando, si tenéis algo contra alguien, perdonadlo, para que también vuestro Padre que está en el cielo os perdone a vosotros vuestros pecados.

La autoridad de Jesús puesta en duda

27 Llegaron de nuevo a Jerusalén, y mientras Jesús andaba por eltemplo, se le acercaron los jefes de los sacerdotes, losmaestros de la leyy losancianos.

28 ―¿Con qué autoridad haces esto? —lo interrogaron—. ¿Quién te dio autoridad para actuar así?

29 ―Yo voy a haceros una pregunta a vosotros —replicó él—. Contestádmela, y os diré con qué autoridad hago esto:

30 El bautismo de Juan, ¿procedía del cielo o de la tierra?Respondedme.

31 Ellos se pusieron a discutir entre sí: «Si respondemos: “Del cielo”, nos dirá: “Entonces, ¿por qué no le creísteis?”

32 Pero, si decimos: “De la tierra”…» Es que temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan era realmente un profeta.

33 Así que respondieron a Jesús:

―No lo sabemos.

―Pues yo tampoco os voy a decir con qué autoridad hago esto.

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Marcos 12

Parábola de los labradores malvados

1 Entonces comenzó Jesús a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó un viñedo. Lo cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Luego arrendó el viñedo a unos labradores y se fue de viaje.

2 Llegada la cosecha, mandó unsiervoa los labradores para recibir de ellos una parte del fruto.

3 Pero ellos lo agarraron, lo golpearon y lo despidieron con las manos vacías.

4 Entonces les mandó otro siervo; a este le rompieron la cabeza y lo humillaron.

5 Mandó a otro, y a este lo mataron. Mandó a otros muchos; a unos los golpearon; a otros los mataron.

6 »Le quedaba todavía uno, su hijo amado. Por último, lo mandó a él, pensando: “¡A mi hijo sí que lo respetarán!”

7 Pero aquellos labradores se dijeron unos a otros: “Este es el heredero. Matémoslo, y la herencia será nuestra”.

8 Así que le echaron mano y lo mataron, y lo arrojaron fuera del viñedo.

9 »¿Qué hará el dueño? Volverá, acabará con los labradores, y dará el viñedo a otros.

10 ¿No habéis leído esta Escritura:

»“La piedra que desecharon los constructores

ha llegado a ser la piedra angular;

11 esto es obra del Señor,

y nos deja maravillados”?»

12 Cayendo en la cuenta de que la parábola iba dirigida contra ellos, buscaban la manera de arrestarlo. Pero temían a la multitud; así que lo dejaron y se fueron.

El pago de impuestos al césar

13 Luego enviaron a Jesús algunos de losfariseosy de los herodianos para tenderle una trampa con sus mismas palabras.

14 Al llegar le dijeron:

―Maestro, sabemos que eres un hombre íntegro. No te dejas influir por nadie, porque no te fijas en las apariencias, sino que de verdad enseñas el camino de Dios. ¿Está permitido pagar impuestos alcésaro no?

15 ¿Debemos pagar o no?

Pero Jesús, sabiendo que fingían, les replicó:

―¿Por qué me tendéistrampas? Traedme una moneda romanapara verla.

16 Le llevaron la moneda, y él les preguntó:

―¿De quién son esta imagen y esta inscripción?

―Del césar —contestaron.

17 ―Dadle, pues, al césar lo que es del césar, y a Dios lo que es de Dios.

Y se quedaron admirados de él.

El matrimonio en la resurrección

18 Entonces los saduceos, que dicen que no hay resurrección, fueron a verlo y le plantearon un problema:

19 ―Maestro, Moisés nos enseñó en sus escritos que, si un hombre muere y deja a la viuda sin hijos, el hermano de ese hombre tiene que casarse con la viuda para que su hermano tenga descendencia.

20 Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin dejar descendencia.

21 El segundo se casó con la viuda, pero también murió sin dejar descendencia. Lo mismo le pasó al tercero.

22 En fin, ninguno de los siete dejó descendencia. Por último, murió también la mujer.

23 Cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será esposa esta mujer, ya que los siete estuvieron casados con ella?

24 ―¿Acaso no andáis desencaminados? —les replicó Jesús—. ¡Es que desconocéis las Escrituras y el poder de Dios!

25 Cuando resuciten los muertos, no se casarán ni serán dados en casamiento, sino que serán como los ángeles que están en el cielo.

26 Pero, en cuanto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el pasaje sobre la zarza, cómo Dios le dijo: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”?

27 Él no es Dios de muertos, sino de vivos. ¡Andáis muy desencaminados!

El mandamiento más importante

28 Uno de losmaestros de la leyse acercó y los oyó discutiendo. Al ver lo bien que Jesús les había contestado, le preguntó:

―De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?

29 ―El más importante es: “Oye, Israel. El Señor nuestro Dios es el único Señor—contestó Jesús—.

30 Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”.

31 El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.No hay otro mandamiento más importante que estos.

32 ―Bien dicho, Maestro —respondió el hombre—. Tienes razón al decir que Dios es uno solo y que no hay otro fuera de él.

33 Amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más importante que todos los holocaustos y sacrificios.

34 Al ver Jesús que había respondido con inteligencia, le dijo:

―No estás lejos del reino de Dios.

Y desde entonces nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

¿De quién es hijo el Cristo?

35 Mientras enseñaba en eltemplo, Jesús les propuso:

―¿Cómo es que losmaestros de la leydicen que elCristoes hijo de David?

36 David mismo, hablando por el Espíritu Santo, declaró:

»“Dijo el Señor a mi Señor:

‘Siéntate a miderecha,

hasta que ponga a tus enemigos

debajo de tus pies’ ”.

37 Si David mismo lo llama “Señor”, ¿cómo puede ser su hijo?»

La muchedumbre lo escuchaba con agrado.

38 Como parte de su enseñanza, Jesús decía:

―Guardaos de losmaestros de la ley. Les gusta pasearse con ropas ostentosas y que los saluden en las plazas,

39 ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los lugares de honor en los banquetes.

40 Se apoderan de los bienes de las viudas y a la vez hacen largas plegarias para impresionar a los demás. Estos recibirán peor castigo.

La ofrenda de la viuda

41 Jesús se sentó frente al lugar donde se depositaban las ofrendas, y estuvo observando cómo la gente echaba sus monedas en el cepillo deltemplo. Muchos ricos echaban grandes cantidades.

42 Pero una viuda pobre llegó y echó dos moneditas de muy poco valor.

43 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Os aseguro que esta viuda pobre ha echado en el tesoro más que todos los demás.

44 Estos dieron de lo que les sobraba; pero ella, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento».

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Marcos 13

Señales del fin del mundo

1 Cuando salía Jesús deltemplo, le dijo uno de sus discípulos:

―¡Mira, Maestro! ¡Qué piedras! ¡Qué edificios!

2 ―¿Ves todos estos grandiosos edificios? —contestó Jesús—. No quedará piedra sobre piedra; todo será derribado.

3 Más tarde estaba Jesús sentado en el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro,Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron en privado:

4 ―Dinos, ¿cuándo sucederá eso? ¿Y cuál será la señal de que todo está a punto de cumplirse?

5 ―Tened cuidado de que nadie os engañe —comenzó Jesús a advertirles—.

6 Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: “Yo soy”, y engañarán a muchos.

7 Cuando escuchéis de guerras y de rumores de guerras, no os alarméis. Es necesario que eso suceda, pero no será todavía el fin.

8 Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá terremotos por todas partes; también habrá hambre. Esto será solo el comienzo de los dolores.

9 »Pero vosotros cuidaos. Os entregarán a los tribunales y os azotarán en las sinagogas. Por mi causa compareceréis ante gobernadores y reyes para dar testimonio ante ellos.

10 Pero primero tendrá que predicarse elevangelioa todas lasnaciones.

11 Y, cuando os arresten y os sometan a juicio, no os preocupéis de antemano por lo que vais a decir. Declarad solo lo que se os revele en ese momento, porque no seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu Santo.

12 »El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo. Los hijos se rebelarán contra sus padres y les darán muerte.

13 Todo el mundo os odiará por causa de mi nombre, pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo.

14 »Ahora bien, cuando veáis “el horrible sacrilegio”donde no debe estar (el que lee, que lo entienda), entonces los que estén en Judea huyan a las montañas.

15 El que esté en la azotea no baje ni entre en casa para llevarse nada.

16 Y el que esté en el campo no regrese para buscar su capa.

17 ¡Ay de las que estén embarazadas o amamantando en aquellos días!

18 Orad para que esto no suceda en invierno,

19 porque serán días de tribulación como no la ha habido desde el principio, cuando Dios creó el mundo,ni la habrá jamás.

20 Si el Señor no hubiera acortado esos días, nadie sobreviviría. Pero, por causa de los que él ha elegido, los ha acortado.

21 Entonces, si alguien os dice: “¡Mirad, aquí está elCristo!” o “¡Mirad, allí está!”, no lo creáis.

22 Porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas que harán señales y milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos.

23 Así que tened cuidado; os he prevenido de todo.

24 »Pero en aquellos días, después de esa tribulación,

»“se oscurecerá el sol

y no brillará más la luna;

25 las estrellas caerán del cielo

y los cuerpos celestes serán sacudidos”.

26 »Verán entonces al Hijo del hombre venir en las nubes con gran poder y gloria.

27 Y él enviará a sus ángeles para reunir de los cuatro vientos a los elegidos, desde los confines de la tierra hasta los confines del cielo.

28 »Aprended de la higuera esta lección: Tan pronto como se ponen tiernas sus ramas y brotan sus hojas, sabéis que el verano está cerca.

29 Igualmente, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que el tiempo está cerca, a las puertas.

30 Os aseguro que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas sucedan.

31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.

Se desconocen el día y la hora

32 »Pero, en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre.

33 ¡Estad alerta! ¡Vigilad!Porque no sabéis cuándo llegará ese momento.

34 Es como cuando un hombre sale de viaje y deja su casa al cuidado de sus siervos, cada uno con su tarea, y le manda al portero que vigile.

35 »Por lo tanto, estad despiertos, porque no sabéis cuándo volverá el dueño de la casa, si al atardecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer;

36 no sea que venga de repente y os encuentre dormidos.

37 Lo que os digo a vosotros, se lo digo a todos: ¡Estad despiertos!»