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Hechos 13

Despedida de Bernabé y Saulo

1 En la iglesia de Antioquía eran profetas y maestros Bernabé; Simeón, apodado el Negro; Lucio de Cirene; Manaén, que se había criado con Herodes el tetrarca; y Saulo.

2 Mientras ayunaban y participaban en el culto al Señor, el Espíritu Santo dijo: «Apartadme ahora a Bernabé y a Saulo para el trabajo al que los he llamado».

3 Así que después de ayunar, orar e imponerles las manos, los despidieron.

En Chipre

4 Bernabé y Saulo, enviados por el Espíritu Santo, bajaron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre.

5 Al llegar a Salamina, predicaron la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juan como ayudante.

6 Recorrieron toda la isla hasta Pafos. Allí se encontraron con un hechicero, un falso profeta judío llamado Barjesús,

7 que estaba con el gobernadorSergio Paulo. El gobernador, hombre inteligente, mandó llamar a Bernabé y a Saulo, en un esfuerzo por escuchar la palabra de Dios.

8 Pero Elimas el hechicero (que es lo que significa su nombre) se les oponía y procuraba apartar de la fe al gobernador.

9 Entonces Saulo, o sea, Pablo, lleno del Espíritu Santo, clavó los ojos en Elimas y le dijo:

10 «¡Hijo del diablo y enemigo de toda justicia, lleno de todo tipo de engaño y de fraude! ¿Nunca dejarás de torcer los caminos rectos del Señor?

11 Ahora la mano del Señor está contra ti; vas a quedarte ciego y por algún tiempo no podrás ver la luz del sol».

Al instante cayeron sobre él sombra y oscuridad, y comenzó a buscar a tientas a alguien que lo llevara de la mano.

12 Al ver lo sucedido, el gobernador creyó, maravillado de la enseñanza acerca del Señor.

En Antioquía de Pisidia

13 Pablo y sus compañeros se hicieron a la mar desde Pafos, y llegaron a Perge de Panfilia. Juan se separó de ellos y regresó a Jerusalén;

14 ellos, por su parte, siguieron su viaje desde Perge hasta Antioquía de Pisidia. Elsábadoentraron en la sinagoga y se sentaron.

15 Al terminar la lectura de la ley y los profetas, los jefes de la sinagoga mandaron a decirles: «Hermanos, si tenéis algún mensaje de aliento para el pueblo, hablad».

16 Pablo se puso en pie, hizo una señal con la mano y dijo: «Escuchadme, israelitas, y vosotros, losgentilestemerosos de Dios:

17 El Dios de este pueblo, Israel, escogió a nuestros antepasados y engrandeció al pueblo mientras vivían como extranjeros en Egipto. Con gran poder los sacó de aquella tierra

18 y soportó su mal procederen el desierto unos cuarenta años.

19 Después de destruir siete naciones en Canaán, dio a su pueblo la tierra de estas en herencia.

20 Todo esto duró unos cuatrocientos cincuenta años.

»Después de esto, Dios les asignó jueces hasta los días del profeta Samuel.

21 Entonces pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, que gobernó cuarenta años.

22 Tras destituir a Saúl, les puso por rey a David, de quien dio este testimonio: “He encontrado en David, hijo de Isaí, un hombre conforme a mi corazón; él realizará todo lo que yo quiero”.

23 »De los descendientes de este, conforme a la promesa, Dios ha provisto a Israel un Salvador, que es Jesús.

24 Antes de la venida de Jesús, Juan predicó un bautismo dearrepentimientoa todo el pueblo de Israel.

25 Cuando estaba completando su carrera, Juan decía: “¿Quién suponéis que soy? No soy el que vosotros suponéis, sino que después de mí viene uno a quien no soy digno ni siquiera de desatarle las sandalias”.

26 »Hermanos, descendientes de Abraham, y vosotros, los gentiles temerosos de Dios: a nosotros se nos ha enviado este mensaje de salvación.

27 Los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes no reconocieron a Jesús. Por tanto, al condenarlo, cumplieron las palabras de los profetas que se leen todos los sábados.

28 Aunque no encontraron ninguna causa digna de muerte, le pidieron a Pilato que lo mandara a ejecutar.

29 Después de llevar a cabo todas las cosas que estaban escritas acerca de él, lo bajaron del madero y lo sepultaron.

30 Pero Dios lolevantó de entre los muertos.

31 Durante muchos días lo vieron los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo.

32 »Nosotros os anunciamos a vosotros las buenasnuevasrespecto a la promesa hecha a nuestros antepasados.

33 Dios nos la ha cumplido plenamente a nosotros, los descendientes de ellos, al resucitar a Jesús. Como está escrito en el segundo salmo:

»“Tú eres mi hijo;

hoy mismo te he engendrado”.

34 Dios loresucitópara que no volviera jamás a la corrupción. Así se cumplieron estas palabras:

»“Yo os daré las bendiciones santas y seguras prometidas a David”.

35 Por eso dice en otro pasaje:

»“No permitirás que el fin de tu santo sea la corrupción”.

36 »Ciertamente David, después de servir a su propia generación conforme al propósito de Dios, murió, fue sepultado con sus antepasados, y su cuerpo sufrió la corrupción.

37 Pero aquel a quien Dios resucitó no sufrió la corrupción de su cuerpo.

38 »Por tanto, hermanos, sabed que por medio de Jesús se os anuncia el perdón de los pecados.

39 Vosotros no pudisteis serjustificadosde esos pecados por la ley de Moisés, pero todo el que cree es justificado por medio de Jesús.

40 Tened cuidado, no sea que os suceda lo que han dicho los profetas:

41 »“¡Mirad, engreídos!

¡Asombraos y desapareced!

Porque voy a hacer en estos días una obra

que nunca creeríais,

aunque alguien os la explicara”».

42 Al salir ellos de la sinagoga, los invitaron a que el siguiente sábado les hablaran más de estas cosas.

43 Cuando se disolvió la asamblea, muchos judíos y prosélitos fieles acompañaron a Pablo y a Bernabé, los cuales en su conversación con ellos les instaron a perseverar en la gracia de Dios.

44 El siguiente sábado casi toda la ciudad se congregó para oír la palabra del Señor.

45 Pero, cuando los judíos vieron a las multitudes, se llenaron de celos y contradecían con maldiciones lo que Pablo decía.

46 Pablo y Bernabé les contestaron valientemente: «Era necesario que os anunciáramos la palabra de Dios primero a vosotros. Como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, ahora vamos a dirigirnos a los gentiles.

47 Así nos lo ha mandado el Señor:

»“Te he puesto por luz para lasnaciones,

a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra”».

48 Al oír esto, los gentiles se alegraron y celebraron la palabra del Señor; y creyeron todos los que estaban destinados a la vida eterna.

49 La palabra del Señor se difundía por toda la región.

50 Pero los judíos incitaron a mujeres muy distinguidas y favorables al judaísmo, y a los hombres más prominentes de la ciudad, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé. Por tanto, los expulsaron de la región.

51 Ellos, por su parte, se sacudieron el polvo de los pies en señal de protesta contra la ciudad, y se fueron a Iconio.

52 Y los discípulos quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo.

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Hechos 14

En Iconio

1 En Iconio, Pablo y Bernabé entraron, como de costumbre, en la sinagoga judía y hablaron de tal manera que creyó una multitud de judíos y degriegos.

2 Pero los judíos incrédulos incitaron a losgentilesy envenenaron su ánimo contra los hermanos.

3 En todo caso, Pablo y Bernabé pasaron allí bastante tiempo, hablando valientemente en el nombre del Señor, quien confirmaba el mensaje de su gracia haciendo señales y prodigios por medio de ellos.

4 La gente de la ciudad estaba dividida: unos estaban de parte de los judíos, y otros, de parte de los apóstoles.

5 Hubo un complot tanto de los gentiles como de los judíos, apoyados por sus dirigentes, para maltratarlos y apedrearlos.

6 Al darse cuenta de esto, los apóstoles huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a sus alrededores,

7 donde siguieron anunciando las buenasnuevas.

En Listra y Derbe

8 En Listra vivía un hombre lisiado de nacimiento, que no podía mover las piernas y nunca había caminado. Estaba sentado,

9 escuchando a Pablo, quien, al reparar en él y ver que tenía fe para ser sanado,

10 le ordenó con voz fuerte:

―¡Ponte en pie y enderézate!

El hombre dio un salto y empezó a caminar.

11 Al ver lo que Pablo había hecho, la gente comenzó a gritar en el idioma de Licaonia:

―¡Los dioses han tomado forma humana y han venido a visitarnos!

12 A Bernabé lo llamaban Zeus, y a Pablo, Hermes, porque era el que dirigía la palabra.

13 El sacerdote de Zeus, el dios cuyo templo estaba a las afueras de la ciudad, llevó toros y guirnaldas a las puertas y, con toda la multitud, quería ofrecerles sacrificios.

14 Al enterarse de esto los apóstoles Bernabé y Pablo, se rasgaron las vestiduras y se lanzaron entre la multitud, gritando:

15 ―Señores, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres mortales como vosotros. Las buenasnuevasque os anunciamos son que dejéis estas cosas sin valor y os volváis al Dios viviente, que hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos.

16 En épocas pasadas él permitió que todas lasnacionessiguieran su propio camino.

17 Sin embargo, no ha dejado de dar testimonio de sí mismo haciendo el bien, dándoos lluvias del cielo y estaciones fructíferas, proporcionándoos comida y alegría de corazón.

18 A pesar de todo lo que dijeron, a duras penas evitaron que la multitud les ofreciera sacrificios.

19 En eso llegaron de Antioquía y de Iconio unos judíos que hicieron cambiar de parecer a la multitud. Apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, creyendo que estaba muerto.

20 Pero, cuando lo rodearon los discípulos, él se levantó y volvió a entrar en la ciudad. Al día siguiente, partió para Derbe en compañía de Bernabé.

El regreso a Antioquía de Siria

21 Después de anunciar las buenasnuevasen aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, Pablo y Bernabé regresaron a Listra, a Iconio y a Antioquía,

22 fortaleciendo a los discípulos y animándolos a perseverar en la fe. «Es necesario pasar por muchas dificultades para entrar en el reino de Dios», les decían.

23 En cada iglesia nombraronancianosy, con oración y ayuno, los encomendaron al Señor en quien habían creído.

24 Atravesando Pisidia, llegaron a Panfilia

25 y, cuando terminaron de predicar la palabra en Perge, bajaron a Atalía.

26 De Atalía navegaron a Antioquía, donde se los había encomendado a la gracia de Dios para la obra que ya habían realizado.

27 Cuando llegaron, reunieron a la iglesia e informaron de todo lo que Dios había hecho por medio de ellos, y de cómo había abierto la puerta de la fe a losgentiles.

28 Y se quedaron allí mucho tiempo con los discípulos.

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Hechos 15

El concilio de Jerusalén

1 Algunos que habían llegado de Judea a Antioquía se pusieron a enseñar a los hermanos: «A menos que os circuncidéis, conforme a la tradición de Moisés, no podéis ser salvos».

2 Esto provocó un altercado y un serio debate de Pablo y Bernabé con ellos. Entonces se decidió que Pablo y Bernabé, y algunos otros creyentes, subieran a Jerusalén para tratar este asunto con los apóstoles y losancianos.

3 Enviados por la iglesia, al pasar por Fenicia y Samaria contaron cómo se habían convertido losgentiles. Estas noticias llenaron de alegría a todos los creyentes.

4 Al llegar a Jerusalén, fueron muy bien recibidos tanto por la iglesia como por los apóstoles y los ancianos, a quienes informaron de todo lo que Dios había hecho por medio de ellos.

5 Entonces intervinieron algunos creyentes que pertenecían a la secta de losfariseosy afirmaron:

―Es necesario circuncidar a los gentiles y exigirles que obedezcan la ley de Moisés.

6 Los apóstoles y los ancianos se reunieron para examinar este asunto.

7 Después de una larga discusión, Pedro tomó la palabra:

―Hermanos, sabéis que desde un principio Dios me escogió de entre vosotros para que por mi boca los gentiles oyeran el mensaje delevangelioy creyeran.

8 Dios, que conoce el corazón humano, mostró que los aceptaba dándoles el Espíritu Santo, lo mismo que a nosotros.

9 Sin hacer distinción alguna entre nosotros y ellos, purificó sus corazones por la fe.

10 Entonces, ¿por qué tratáis ahora de provocar a Dios poniendo sobre el cuello de esos discípulos un yugo que ni nosotros ni nuestros antepasados hemos podido soportar?

11 ¡No puede ser! Más bien, como ellos, creemos que somos salvospor la gracia de nuestro Señor Jesús.

12 Toda la asamblea guardó silencio para escuchar a Bernabé y a Pablo, que les contaron las señales y prodigios que Dios había hecho por medio de ellos entre los gentiles.

13 Cuando terminaron,Jacobotomó la palabra y dijo:

―Hermanos, escuchadme.

14 Simónnos ha expuesto cómo Dios desde el principio tuvo a bien escoger de entre los gentiles un pueblo para honra de su nombre.

15 Con esto concuerdan las palabras de los profetas, tal como está escrito:

16 »“Después de esto volveré

y reedificaré la choza caída de David.

Reedificaré sus ruinas,

y la restauraré,

17 para que busque al Señor el resto de lahumanidad,

todas lasnacionesque llevan mi nombre.

18 Así dice el Señor, que hace estas cosas”

conocidas desde tiempos antiguos.

19 »Por lo tanto, yo considero que debemos dejar de ponerles trabas a los gentiles que se convierten a Dios.

20 Más bien debemos escribirles que se abstengan de locontaminadopor los ídolos, de la inmoralidad sexual, de la carne de animales estrangulados y de sangre.

21 En efecto, desde tiempos antiguos Moisés siempre ha tenido en cada ciudad quien lo predique y lo lea en las sinagogas todos lossábados».

Carta del concilio a los creyentes gentiles

22 Entonces los apóstoles y losancianos, de común acuerdo con toda la iglesia, decidieron escoger a algunos de ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Escogieron a Judas, llamado Barsabás, y a Silas, que tenían buena reputación entre los hermanos.

23 Con ellos mandaron la siguiente carta:

Los apóstoles y los ancianos,

a nuestros hermanosgentilesen Antioquía, Siria y Cilicia:

Saludos.

24 Nos hemos enterado de que algunos de los nuestros, sin nuestra autorización, os han inquietado, alarmándoos con lo que os han dicho.

25 Así que de común acuerdo hemos decidido escoger a algunos hombres y enviarlos a vosotros con nuestros queridos hermanos Pablo y Bernabé,

26 quienes han arriesgado suvidapor el nombre de nuestro SeñorJesucristo.

27 Por tanto, os enviamos a Judas y a Silas para que os confirmen personalmente lo que os escribimos.

28 Nos pareció bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros ninguna carga aparte de los siguientes requisitos:

29 abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de la carne de animales estrangulados y de la inmoralidad sexual. Bien haréis si evitáis estas cosas.

Con nuestros mejores deseos.

30 Después de despedirse, bajaron a Antioquía, donde reunieron a la congregación y entregaron la carta.

31 Los creyentes la leyeron y se alegraron por su mensaje alentador.

32 Judas y Silas, que también eran profetas, hablaron extensamente para animarlos y fortalecerlos.

33 Después de pasar algún tiempo allí, los hermanos los despidieron en paz, para que regresaran a quienes los habían enviado.

35 Pablo y Bernabé permanecieron en Antioquía, enseñando y anunciando la palabra del Señor en compañía de muchos otros.

Desacuerdo entre Pablo y Bernabé

36 Algún tiempo después, Pablo dijo a Bernabé: «Volvamos a visitar a los creyentes en todas las ciudades en donde hemos anunciado la palabra del Señor, y veamos cómo están».

37 Resulta que Bernabé quería llevar con ellos a Juan Marcos,

38 pero a Pablo no le pareció prudente llevarlo, porque los había abandonado en Panfilia y no había seguido con ellos en el trabajo.

39 Se produjo entre ellos un conflicto tan serio que acabaron por separarse. Bernabé se llevó a Marcos y se embarcó rumbo a Chipre,

40 mientras que Pablo escogió a Silas. Después de que los hermanos lo encomendaron a la gracia del Señor, Pablo partió

41 y viajó por Siria y Cilicia, consolidando a las iglesias.

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Hechos 16

Timoteo se une a Pablo y a Silas

1 Llegó Pablo a Derbe y después a Listra, donde se encontró con un discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padregriego.

2 Los hermanos en Listra y en Iconio hablaban bien de Timoteo,

3 así que Pablo decidió llevárselo con él. Por causa de los judíos que vivían en aquella región, lo circuncidó, pues todos sabían que su padre era griego.

4 Al pasar por las ciudades, entregaban los acuerdos tomados por los apóstoles y losancianosde Jerusalén, para que los pusieran en práctica.

5 Y así las iglesias se fortalecían en la fe y crecían en número día tras día.

La visión de Pablo del hombre macedonio

6 Atravesaron la región de Frigia y Galacia, ya que el Espíritu Santo les había impedido que predicaran la palabra en la provincia deAsia.

7 Cuando llegaron cerca de Misia, intentaron pasar a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió.

8 Entonces, pasando de largo por Misia, bajaron a Troas.

9 Durante la noche Pablo tuvo una visión en la que un hombre de Macedonia, puesto de pie, le rogaba: «Pasa a Macedonia y ayúdanos».

10 Después de que Pablo tuviera la visión, en seguida nos preparamos para partir hacia Macedonia, convencidos de que Dios nos había llamado a anunciar elevangelioa los macedonios.

Conversión de Lidia en Filipos

11 Zarpando de Troas, navegamos directamente a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis.

12 De allí fuimos a Filipos, que es una colonia romana y la ciudad principal de ese distrito de Macedonia. En esa ciudad nos quedamos varios días.

13 Elsábadosalimos a las afueras de la ciudad, y fuimos por la orilla del río, donde esperábamos encontrar un lugar de oración. Nos sentamos y nos pusimos a conversar con las mujeres que se habían reunido.

14 Una de ellas, que se llamaba Lidia, adoraba a Dios. Era de la ciudad de Tiatira y vendía telas de púrpura. Mientras escuchaba, el Señor le abrió el corazón para que respondiera al mensaje de Pablo.

15 Cuando fue bautizada con su familia, nos hizo la siguiente invitación: «Si vosotros me consideráis creyente en el Señor, venid a hospedaros en mi casa». Y nos persuadió.

Pablo y Silas en la cárcel

16 Una vez, cuando íbamos al lugar de oración, nos salió al encuentro una joven esclava que tenía un espíritu de adivinación. Con sus poderes ganaba mucho dinero para sus amos.

17 Nos seguía a Pablo y a nosotros, gritando:

―Estos hombres sonsiervosdel Dios Altísimo, y os anuncian el camino de salvación.

18 Así continuó durante muchos días. Por fin Pablo se molestó tanto que se volvió y reprendió al espíritu:

―¡En el nombre deJesucristo, te ordeno que salgas de ella!

Y en aquel mismo momento el espíritu la dejó.

19 Cuando los amos de la joven se dieron cuenta de que se les había esfumado la esperanza de ganar dinero, echaron mano a Pablo y a Silas y los arrastraron a la plaza, ante las autoridades.

20 Los presentaron ante los magistrados y dijeron:

―Estos hombres son judíos, y están alborotando nuestra ciudad,

21 enseñando costumbres que a los romanos se nos prohíbe admitir o practicar.

22 Entonces la multitud se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados mandaron que les arrancaran la ropa y los azotaran.

23 Después de darles muchos golpes, los echaron en la cárcel, y ordenaron al carcelero que los custodiara con la mayor seguridad.

24 Al recibir tal orden, este los metió en el calabozo interior y les sujetó los pies en el cepo.

25 A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios, y los otros presos los escuchaban.

26 De repente se produjo un terremoto tan fuerte que la cárcel se estremeció hasta sus cimientos. Al instante se abrieron todas las puertas y a los presos se les soltaron las cadenas.

27 El carcelero despertó y, al ver las puertas de la cárcel de par en par, sacó la espada y estuvo a punto de matarse, porque pensaba que los presos se habían escapado. Pero Pablo le gritó:

28 ―¡No te hagas ningún daño! ¡Todos estamos aquí!

29 El carcelero pidió luz, entró precipitadamente y se echó temblando a los pies de Pablo y de Silas.

30 Luego los sacó y les preguntó:

―Señores, ¿qué tengo que hacer para ser salvo?

31 ―Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia seréis salvos —le contestaron.

32 Luego les expusieron la palabra de Dios a él y a todos los demás que estaban en su casa.

33 A esas horas de la noche, el carcelero se los llevó y les lavó las heridas; en seguida fueron bautizados él y toda su familia.

34 El carcelero los llevó a su casa, les sirvió comida y se alegró mucho junto con toda su familia por haber creído en Dios.

35 Al amanecer, los magistrados mandaron a unos guardias al carcelero con esta orden: «Suelta a esos hombres».

36 El carcelero, entonces, le informó a Pablo:

―Los magistrados han ordenado que os suelte. Así que podéis iros. Id en paz.

37 Pero Pablo respondió a los guardias:

―¿Cómo? A nosotros, que somos ciudadanos romanos, que nos han azotado públicamente y sin proceso alguno, y nos han echado en la cárcel, ¿ahora quieren expulsarnos a escondidas? ¡Nada de eso! Que vengan ellos personalmente a escoltarnos hasta la salida.

38 Los guardias comunicaron la respuesta a los magistrados. Estos se asustaron cuando oyeron que Pablo y Silas eran ciudadanos romanos,

39 así que fueron a presentarles sus disculpas. Los escoltaron desde la cárcel, pidiéndoles que se fueran de la ciudad.

40 Al salir de la cárcel, Pablo y Silas se dirigieron a la casa de Lidia, donde se vieron con los hermanos y los animaron. Después se fueron.

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Hechos 17

En Tesalónica

1 Atravesando Anfípolis y Apolonia, Pablo y Silas llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos.

2 Como era su costumbre, Pablo entró en la sinagoga y tressábadosseguidos discutió con ellos. Basándose en las Escrituras,

3 les explicaba y demostraba que era necesario que elMesíaspadeciera yresucitara. Les decía: «Este Jesús que les anuncio es el Mesías».

4 Algunos de los judíos se convencieron y se unieron a Pablo y a Silas, como también lo hicieron un buen número de mujeres prominentes y muchosgriegosque adoraban a Dios.

5 Pero los judíos, llenos de envidia, reclutaron a unos maleantes callejeros, con los que armaron una turba y empezaron a alborotar la ciudad. Asaltaron la casa de Jasón en busca de Pablo y Silas, con el fin de procesarlos públicamente.

6 Pero, como no los encontraron, arrastraron a Jasón y a algunos otros hermanos ante las autoridades de la ciudad, gritando: «¡Estos que han trastornado el mundo entero han venido también acá,

7 y Jasón los ha recibido en su casa! Todos ellos actúan en contra de los decretos delemperador, afirmando que hay otro rey, uno que se llama Jesús».

8 Al oír esto, la multitud y las autoridades de la ciudad se alborotaron;

9 entonces estas exigieron fianza a Jasón y a los demás para dejarlos en libertad.

En Berea

10 Tan pronto como se hizo de noche, los hermanos enviaron a Pablo y a Silas a Berea, quienes al llegar se dirigieron a la sinagoga de los judíos.

11 Estos eran de sentimientos más nobles que los de Tesalónica, de modo que recibieron el mensaje con toda avidez y todos los días examinaban las Escrituras para ver si era verdad lo que se les anunciaba.

12 Muchos de los judíos creyeron, y también un buen número degriegos, incluso mujeres distinguidas y no pocos hombres.

13 Cuando los judíos de Tesalónica se enteraron de que también en Berea estaba Pablo predicando la palabra de Dios, fueron allá para agitar y alborotar a las multitudes.

14 En seguida los hermanos enviaron a Pablo hasta la costa, pero Silas y Timoteo se quedaron en Berea.

15 Los que acompañaban a Pablo lo llevaron hasta Atenas. Luego regresaron con instrucciones de que Silas y Timoteo se reunieran con él tan pronto como les fuera posible.

En Atenas

16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, le dolió en el alma ver que la ciudad estaba llena de ídolos.

17 Así que discutía en la sinagoga con los judíos y con losgriegosque adoraban a Dios, y a diario hablaba en la plaza con los que se encontraban por allí.

18 Algunos filósofos epicúreos y estoicos entablaron conversación con él. Unos decían: «¿Qué querrá decir este charlatán?» Otros comentaban: «Parece que es predicador de dioses extranjeros». Decían esto porque Pablo les anunciaba las buenasnuevasde Jesús y de la resurrección.

19 Entonces se lo llevaron a una reunión del Areópago.

―¿Se puede saber qué nueva enseñanza es esta que usted presenta? —le preguntaron—.

20 Porque nos viene usted con ideas que nos suenan extrañas, y queremos saber qué significan.

21 Es que todos los atenienses y los extranjeros que vivían allí se pasaban el tiempo sin hacer otra cosa más que escuchar y comentar las últimas novedades.

22 Pablo se puso en medio del Areópago y tomó la palabra:

―¡Ciudadanos atenienses! Observo que ustedes son sumamente religiosos en todo lo que hacen.

23 Al pasar y fijarme en sus lugares sagrados, encontré incluso un altar con esta inscripción:A un dios desconocido. Pues bien, eso que ustedes adoran como algo desconocido es lo que yo les anuncio.

24 »El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él es Señor del cielo y de la tierra. No vive en templos construidos por hombres,

25 ni se deja servir por manoshumanas, como si necesitara de algo. Por el contrario, él es quien da a todos la vida, el aliento y todas las cosas.

26 De un solo hombre hizo todas las nacionespara que habitaran toda la tierra; y determinó los períodos de su historia y las fronteras de sus territorios.

27 Esto lo hizo Dios para que todos lo busquen y, aunque sea a tientas, lo encuentren. En verdad, él no está lejos de ninguno de nosotros,

28 “puesto que en él vivimos, nos movemos y existimos”. Como algunos de sus propios poetas griegos han dicho: “De él somos descendientes”.

29 »Por tanto, siendo descendientes de Dios, no debemos pensar que la divinidad sea como el oro, la plata o la piedra: escultura hecha como resultado del ingenio y de la destreza delser humano.

30 Pues bien, Dios pasó por alto aquellos tiempos de tal ignorancia, pero ahora manda a todos, en todas partes, que searrepientan.

31 Él ha fijado un día en que juzgará al mundo con justicia, por medio del hombre que ha designado. De ello ha dado pruebas a todos allevantarlo de entre los muertos».

32 Cuando oyeron de la resurrección, unos se burlaron; pero otros le dijeron:

―Queremos que usted nos hable en otra ocasión sobre este tema.

33 En ese momento Pablo salió de la reunión.

34 Algunas personas se unieron a Pablo y creyeron. Entre ellos estaba Dionisio, miembro del Areópago, también una mujer llamada Dámaris, y otros más.

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Hechos 18

En Corinto

1 Después de esto, Pablo se marchó de Atenas y se fue a Corinto.

2 Allí se encontró con un judío llamado Aquila, natural del Ponto, y con su esposa Priscila. Hacía poco habían llegado de Italia, porque Claudio había mandado que todos los judíos fueran expulsados de Roma. Pablo fue a verlos

3 y, como hacía tiendas de campaña al igual que ellos, se quedó para trabajar juntos.

4 Todos lossábadosdiscutía en la sinagoga, tratando de persuadir a judíos y agriegos.

5 Cuando Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo se dedicó exclusivamente a la predicación, testificando a los judíos que Jesús era elMesías.

6 Pero, cuando los judíos se opusieron a Pablo y lo insultaron, este se sacudió la ropa en señal de protesta y les dijo: «¡Caiga vuestra sangre sobre vuestra propia cabeza! Estoy libre de responsabilidad. De ahora en adelante me dirigiré a losgentiles».

7 Entonces Pablo salió de la sinagoga y se fue a la casa de un tal Ticio Justo, que adoraba a Dios y que vivía al lado de la sinagoga.

8 Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia. También creyeron y fueron bautizados muchos de los corintios que oyeron a Pablo.

9 Una noche el Señor le dijo a Pablo en una visión: «No tengas miedo; sigue hablando y no te calles,

10 pues estoy contigo. Aunque te ataquen, no voy a dejar que nadie te haga daño, porque tengo mucha gente en esta ciudad».

11 Así que Pablo se quedó allí un año y medio, enseñando entre el pueblo la palabra de Dios.

12 Siendo Galión gobernadorde Acaya, los judíos a una atacaron a Pablo y lo condujeron al tribunal.

13 ―Este hombre —denunciaron ellos— anda persuadiendo a la gente a adorar a Dios de una manera que va en contra de nuestra ley.

14 Pablo ya iba a hablar cuando Galión les dijo:

―Si vosotros los judíos estuvierais entablando una demanda sobre algún delito o algún crimen grave, sería razonable que os escuchara.

15 Pero, como se trata de cuestiones de palabras, de nombres y de vuestra ley, arregladlo entre vosotros. No quiero ser juez de tales cosas.

16 Así que mandó que los expulsaran del tribunal.

17 Entonces se abalanzaron todos sobre Sóstenes, el jefe de la sinagoga, y lo golpearon delante del tribunal. Pero Galión no daba ninguna importancia al asunto.

Priscila, Aquila y Apolos

18 Pablo permaneció en Corinto algún tiempo más. Después se despidió de los hermanos y emprendió el viaje rumbo a Siria, acompañado de Priscila y Aquila. En Cencreas, antes de embarcarse, se hizo rapar la cabeza a causa de un voto que había hecho.

19 Al llegar a Éfeso, Pablo se separó de sus acompañantes y entró en la sinagoga, donde se puso a discutir con los judíos.

20 Estos le pidieron que se quedara más tiempo con ellos. Él no accedió,

21 pero al despedirse les prometió: «Ya volveré, si Dios quiere». Y zarpó de Éfeso.

22 Cuando desembarcó en Cesarea, subió a Jerusalén a saludar a la iglesia y luego bajó a Antioquía.

23 Después de pasar algún tiempo allí, Pablo se fue a visitar una por una las congregacionesde Galacia y Frigia, animando a todos los discípulos.

24 Por aquel entonces llegó a Éfeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría. Era un hombre ilustrado y convincente en el uso de las Escrituras.

25 Había sido instruido en el camino del Señor, y con gran fervorhablaba y enseñaba con la mayor exactitud acerca de Jesús, aunque conocía solo el bautismo de Juan.

26 Comenzó a hablar valientemente en la sinagoga. Al oírlo Priscila y Aquila, lo tomaron a su cargo y le explicaron con mayor precisión el camino de Dios.

27 Como Apolos quería pasar a Acaya, los hermanos lo animaron y les escribieron a los discípulos de allí para que lo recibieran. Cuando llegó, ayudó mucho a quienes por la gracia habían creído,

28 pues refutaba vigorosamente en público a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús es elMesías.

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Hechos 19

Pablo en Éfeso

1 Mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo recorrió las regiones del interior y llegó a Éfeso. Allí encontró a algunos discípulos.

2 ―¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? —les preguntó.

―No, ni siquiera hemos oído hablar del Espíritu Santo —respondieron.

3 ―Entonces, ¿qué bautismo recibisteis?

―El bautismo de Juan.

4 Pablo les explicó:

―El bautismo de Juan no era más que un bautismo dearrepentimiento. Decía al pueblo que creyera en el que venía después de él, es decir, en Jesús.

5 Al oír esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.

6 Cuando Pablo les impuso las manos, el Espíritu Santo vino sobre ellos, y empezaron a hablar enlenguasy a profetizar.

7 Eran en total unos doce hombres.

8 Pablo entró en la sinagoga y habló allí con toda valentía durante tres meses. Discutía acerca del reino de Dios, tratando de convencerlos,

9 pero algunos se negaron obstinadamente a creer, y ante la congregación hablaban mal del Camino. Así que Pablo se alejó de ellos y formó un grupo aparte con los discípulos; y a diario debatía en la escuela de Tirano.

10 Esto continuó por espacio de dos años, de modo que todos los judíos y losgriegosque vivían en la provincia deAsiallegaron a escuchar la palabra del Señor.

11 Dios hacía milagros extraordinarios por medio de Pablo,

12 hasta tal punto que a los enfermos les llevaban pañuelos y delantales que habían tocado el cuerpo de Pablo, y quedaban sanos de sus enfermedades, y los espíritus malignos salían de ellos.

13 Algunos judíos que andaban expulsando espíritus malignos intentaron invocar sobre los endemoniados el nombre del Señor Jesús. Decían: «¡En el nombre de Jesús, a quien Pablo predica, os ordeno que salgáis!»

14 Esto lo hacían siete hijos de un tal Esceva, que era uno de los jefes de los sacerdotes judíos.

15 Un día elespíritu malignoles replicó: «Conozco a Jesús, y sé quién es Pablo, pero vosotros ¿quiénes sois?»

16 Y, abalanzándose sobre ellos, el hombre que tenía el espíritu maligno los dominó a todos. Los maltrató con tanta violencia que huyeron de la casa desnudos y heridos.

17 Cuando se enteraron los judíos y los griegos que vivían en Éfeso, el temor se apoderó de todos ellos, y el nombre del Señor Jesús era glorificado.

18 Muchos de los que habían creído llegaban ahora y confesaban públicamente sus prácticas malvadas.

19 Un buen número de los que practicaban la hechicería juntaron sus libros en un montón y los quemaron delante de todos. Cuando calcularon el precio de aquellos libros, resultó un total de cincuenta mil monedas de plata.

20 Así la palabra del Señor crecía y se difundía con poder arrollador.

21 Después de todos estos sucesos, Pablo tomó la determinación de ir a Jerusalén, pasando por Macedonia y Acaya. Decía: «Después de estar allí, tengo que visitar Roma».

22 Entonces envió a Macedonia a dos de sus ayudantes, Timoteo y Erasto, mientras él se quedaba por algún tiempo en la provincia de Asia.

El disturbio en Éfeso

23 Por aquellos días se produjo un gran disturbio a propósito del Camino.

24 Un platero llamado Demetrio, que hacía figuras en plata del templo de Artemisa,proporcionaba a los artesanos no poca ganancia.

25 Los reunió con otros obreros del ramo y les dijo:

―Compañeros, vosotros sabéis que obtenemos buenos ingresos de este oficio.

26 Os consta además que el tal Pablo ha logrado persuadir a mucha gente no solo en Éfeso, sino en casi toda la provincia deAsia. Él sostiene que no son dioses los que se hacen con las manos.

27 Ahora bien, no solo hay el peligro de que se desprestigie nuestro oficio, sino también de que el templo de la gran diosa Artemisa sea menospreciado, y que la diosa misma, a quien adoran toda la provincia de Asia y el mundo entero, sea despojada de su divina majestad.

28 Al oír esto, se enfurecieron y comenzaron a gritar:

―¡Grande es Artemisa de los efesios!

29 En seguida toda la ciudad se alborotó. La turba en masa se precipitó en el teatro, arrastrando a Gayo y a Aristarco, compañeros de viaje de Pablo, que eran de Macedonia.

30 Pablo quiso presentarse ante la multitud, pero los discípulos no se lo permitieron.

31 Incluso algunas autoridades de la provincia, que eran amigos de Pablo, le enviaron un recado, rogándole que no se arriesgara a entrar en el teatro.

32 Había confusión en la asamblea. Cada uno gritaba una cosa distinta, y la mayoría ni siquiera sabía para qué se habían reunido.

33 Los judíos empujaron a un tal Alejandro hacia adelante, y algunos de entre la multitud lo sacaron para que tomara la palabra. Él agitó la mano para pedir silencio y presentar su defensa ante el pueblo.

34 Pero, cuando se dieron cuenta de que era judío, todos se pusieron a gritar al unísono como por dos horas:

―¡Grande es Artemisa de los efesios!

35 El secretario del concejo municipal logró calmar a la multitud y dijo:

―Ciudadanos de Éfeso, ¿acaso no sabe todo el mundo que la ciudad de Éfeso es guardiana del templo de la gran Artemisa y de su estatua bajada del cielo?

36 Ya que estos hechos son innegables, es preciso que os calméis y no hagáis nada precipitadamente.

37 Vosotros habéis traído a estos hombres, aunque ellos no han cometido ningún sacrilegio ni hanblasfemadocontra nuestra diosa.

38 Así que, si Demetrio y sus compañeros de oficio tienen alguna queja contra alguien, para eso hay tribunales y gobernadores.Vayan y presenten allí sus acusaciones unos contra otros.

39 Si tenéis alguna otra demanda, que se resuelva en legítima asamblea.

40 Tal y como están las cosas, con los sucesos de hoy corremos el riesgo de que nos acusen de causar disturbios. ¿Qué razón podríamos dar de este alboroto, si no hay ninguna?

41 Dicho esto, despidió la asamblea.

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Hechos 20

Recorrido por Macedonia y Grecia

1 Cuando cesó el alboroto, Pablo mandó llamar a los discípulos y, después de animarlos, se despidió y salió rumbo a Macedonia.

2 Recorrió aquellas regiones, alentando a los creyentes en muchas ocasiones, y por fin llegó a Grecia,

3 donde se quedó tres meses. Como los judíos tramaban un atentado contra él cuando estaba a punto de embarcarse para Siria, decidió regresar por Macedonia.

4 Lo acompañaron Sópater hijo de Pirro, de Berea; Aristarco y Segundo, de Tesalónica; Gayo, de Derbe; Timoteo; y por último, Tíquico y Trófimo, de la provincia deAsia.

5 Estos se adelantaron y nos esperaron en Troas.

6 Pero nosotros zarpamos de Filipos después de la fiesta de los Panes sin levadura, y a los cinco días nos reunimos con los otros en Troas, donde pasamos siete días.

Visita de Pablo a Troas

7 El primer día de la semana nos reunimos para partir el pan. Como iba a salir al día siguiente, Pablo estuvo hablando a los creyentes, y prolongó su discurso hasta la medianoche.

8 En el cuarto del piso superior donde estábamos reunidos había muchas lámparas.

9 Un joven llamado Eutico, que estaba sentado en una ventana, comenzó a dormirse mientras Pablo alargaba su discurso. Al quedarse profundamente dormido, se cayó desde el tercer piso y lo recogieron muerto.

10 Pablo bajó, se echó sobre el joven y lo abrazó. «¡No os alarméis! —les dijo—. ¡Está vivo!»

11 Luego volvió a subir, partió el pan y comió. Siguió hablando hasta el amanecer, y entonces se fue.

12 Al joven se lo llevaron vivo a su casa, para gran consuelo de todos.

Pablo se despide de los ancianos de Éfeso

13 Nosotros, por nuestra parte, nos embarcamos anticipadamente y zarpamos para Asón, donde íbamos a recoger a Pablo. Así se había planeado, ya que él iba a hacer esa parte del viaje por tierra.

14 Cuando se encontró con nosotros en Asón, lo tomamos a bordo y fuimos a Mitilene.

15 Desde allí zarpamos al día siguiente y llegamos frente a Quío. Al otro día cruzamos en dirección a Samos, y un día después llegamos a Mileto.

16 Pablo había decidido pasar de largo Éfeso para no demorarse en la provincia deAsia, porque tenía prisa por llegar a Jerusalén para el día de Pentecostés, si fuera posible.

17 Desde Mileto, Pablo mandó llamar a losancianosde la iglesia de Éfeso.

18 Cuando llegaron, les dijo: «Vosotros sabéis cómo me porté todo el tiempo que estuve con vosotros, desde el primer día que vine a la provincia de Asia.

19 He servido al Señor con toda humildad y con lágrimas, a pesar de haber sido sometido a duraspruebaspor las maquinaciones de los judíos.

20 Vosotros sabéis que no he vacilado en predicaros todo lo que os fuera de provecho, sino que os he enseñado públicamente y en las casas.

21 A judíos y agriegoshe instado a convertirse a Dios y a creer en nuestro Señor Jesús.

22 »Tened ahora en cuenta que voy a Jerusalén obligadopor el Espíritu, sin saber lo que allí me espera.

23 Lo único que sé es que en todas las ciudades el Espíritu Santo me asegura que me esperan prisiones y sufrimientos.

24 Sin embargo, considero que mividacarece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio delevangeliode la gracia de Dios.

25 »Ahora sé que ninguno de vosotros, entre quienes he andado predicando el reino de Dios, volverá a verme.

26 Por tanto, hoy os declaro que soy inocente de la sangre de todos,

27 porque sin vacilar os he proclamado todo el propósito de Dios.

28 Cuidad de vosotros mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo os ha puesto comoobispospara pastorear la iglesia de Dios,que él adquirió con su propia sangre.

29 Sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos feroces que procurarán acabar con el rebaño.

30 Aun de entre vosotros mismos se levantarán algunos que enseñarán falsedades para arrastrar a los discípulos que los sigan.

31 Por tanto, estad alerta. Recordad que día y noche, durante tres años, no he dejado de amonestar con lágrimas a cada uno en particular.

32 »Ahora os encomiendo a Dios y al mensaje de su gracia, mensaje que tiene poder para edificaros y daros herencia entre todos lossantificados.

33 No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie.

34 Vosotros mismos sabéis bien que estas manos se han ocupado de mis propias necesidades y de las de mis compañeros.

35 Con mi ejemplo os he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: “Hay másdichaen dar que en recibir”».

36 Después de decir esto, Pablo se puso de rodillas con todos ellos y oró.

37 Todos lloraban inconsolablemente mientras lo abrazaban y lo besaban.

38 Lo que más los entristecía era su declaración de que ellos no volverían a verlo. Luego lo acompañaron hasta el barco.

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Hechos 21

Rumbo a Jerusalén

1 Después de separarnos de ellos, zarpamos y navegamos directamente a Cos. Al día siguiente fuimos a Rodas, y de allí a Pátara.

2 Como encontramos un barco que iba para Fenicia, subimos a bordo y zarpamos.

3 Después de avistar Chipre y de pasar al sur de la isla, navegamos hacia Siria y llegamos a Tiro, donde el barco tenía que descargar.

4 Allí encontramos a los discípulos y nos quedamos con ellos siete días. Ellos, por medio del Espíritu, exhortaron a Pablo a que no subiera a Jerusalén.

5 Pero, al cabo de algunos días, partimos y continuamos nuestro viaje. Todos los discípulos, incluso las mujeres y los niños, nos acompañaron hasta las afueras de la ciudad, y allí en la playa nos arrodillamos y oramos.

6 Después de despedirnos, subimos a bordo y ellos regresaron a sus hogares.

7 Nosotros continuamos nuestro viaje en barco desde Tiro y arribamos a Tolemaida, donde saludamos a los hermanos y nos quedamos con ellos un día.

8 Al día siguiente salimos y llegamos a Cesarea, y nos hospedamos en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete;

9 este tenía cuatro hijas solteras que profetizaban.

10 Llevábamos allí varios días cuando bajó de Judea un profeta llamado Ágabo.

11 Este vino a vernos y, tomando el cinturón de Pablo, se ató con él de pies y manos, y dijo:

―Así dice el Espíritu Santo: “De esta manera atarán los judíos de Jerusalén al dueño de este cinturón, y lo entregarán en manos de losgentiles”.

12 Al oír esto, nosotros y los de aquel lugar le rogamos a Pablo que no subiera a Jerusalén.

13 ―¿Por qué lloráis? ¡Me partís el alma! —respondió Pablo—. Por el nombre del Señor Jesús estoy dispuesto no solo a ser atado, sino también a morir en Jerusalén.

14 Como no se dejaba convencer, desistimos, exclamando:

―¡Que se haga la voluntad del Señor!

15 Después de esto, acabamos los preparativos y subimos a Jerusalén.

16 Algunos de los discípulos de Cesarea nos acompañaron y nos llevaron a la casa de Mnasón, donde íbamos a alojarnos. Este era de Chipre, y uno de los primeros discípulos.

Llegada de Pablo a Jerusalén

17 Cuando llegamos a Jerusalén, los creyentes nos recibieron calurosamente.

18 Al día siguiente Pablo fue con nosotros a ver aJacobo, y todos losancianosestaban presentes.

19 Después de saludarlos, Pablo les relató detalladamente lo que Dios había hecho entre losgentilespor medio de su ministerio.

20 Al oírlo, alabaron a Dios. Luego dijeron a Pablo: «Ya ves, hermano, cuántos miles de judíos han creído, y todos ellos siguen aferrados a la ley.

21 Ahora bien, han oído decir que tú enseñas que se aparten de Moisés todos los judíos que viven entre los gentiles. Les recomiendas que no circunciden a sus hijos ni vivan según nuestras costumbres.

22 ¿Qué vamos a hacer? Sin duda se van a enterar de que has llegado.

23 Por eso, será mejor que sigas nuestro consejo. Hay aquí entre nosotros cuatro hombres que tienen que cumplir un voto.

24 Llévatelos, toma parte en sus ritos depurificacióny paga los gastos que corresponden al voto de rasurarse la cabeza. Así todos sabrán que no son ciertos esos informes acerca de ti, sino que tú también vives en obediencia a la ley.

25 En cuanto a los creyentes gentiles, ya les hemos comunicado por escrito nuestra decisión de que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de la carne de animales estrangulados y de la inmoralidad sexual».

26 Al día siguiente Pablo se llevó a los hombres y se purificó con ellos. Después entró en eltemplopara dar aviso de la fecha en que vencería el plazo de la purificación y se haría la ofrenda por cada uno de ellos.

Arresto de Pablo

27 Cuando estaban a punto de cumplirse los siete días, unos judíos de la provincia deAsiavieron a Pablo en eltemplo. Alborotaron a toda la multitud y le echaron mano,

28 gritando: «¡Israelitas! ¡Ayudadnos! Este es el hombre que anda por todas partes enseñando a toda la gente contra nuestro pueblo, nuestra ley y este lugar. Además, hasta ha metido a unosgriegosen el templo, y ha profanado este lugar santo».

29 Y es que antes habían visto en la ciudad a Trófimo el efesio en compañía de Pablo, y suponían que Pablo lo había metido en el templo.

30 Toda la ciudad se alborotó. La gente se precipitó en masa, agarró a Pablo y lo sacó del templo a rastras, e inmediatamente se cerraron las puertas.

31 Iban a matarlo, cuando se le informó al comandante del batallón romano que toda la ciudad de Jerusalén estaba amotinada.

32 En seguida tomó algunos centuriones con sus tropas y bajó corriendo hacia la multitud. Al ver al comandante y a sus soldados, los amotinados dejaron de golpear a Pablo.

33 El comandante se abrió paso, lo arrestó y ordenó que lo sujetaran con dos cadenas. Luego preguntó quién era y qué había hecho.

34 Entre la multitud cada uno gritaba una cosa distinta. Como el comandante no pudo averiguar la verdad a causa del alboroto, mandó que condujeran a Pablo al cuartel.

35 Cuando Pablo llegó a las gradas, los soldados tuvieron que llevárselo en vilo debido a la violencia de la turba.

36 El pueblo en masa iba detrás gritando: «¡Que lo maten!»

Pablo se dirige a la multitud

37 Cuando los soldados estaban a punto de meterlo en el cuartel, Pablo le preguntó al comandante:

―¿Me permites decirte algo?

―¿Hablas griego? —replicó el comandante—.

38 ¿No eres el egipcio que hace algún tiempo provocó una rebelión y llevó al desierto a cuatro mil guerrilleros?

39 ―No, yo soy judío, natural de Tarso, una ciudad muy importante de Cilicia —le respondió Pablo—. Por favor, permíteme que hable al pueblo.

40 Con el permiso del comandante, Pablo se puso de pie en las gradas e hizo una señal con la mano a la multitud. Cuando todos guardaron silencio, les dijo en arameo:

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Hechos 22

1 «Padres y hermanos, escuchad ahora mi defensa».

2 Al oír que les hablaba en arameo, guardaron más silencio.

Pablo continuó:

3 «Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad. Bajo la tutela de Gamaliel recibí instrucción cabal en la ley de nuestros antepasados, y fui tan celoso de Dios como cualquiera de vosotros lo es hoy día.

4 Perseguí a muerte a los seguidores de este Camino, arrestando y echando en la cárcel a hombres y mujeres por igual,

5 y así lo pueden atestiguar el sumo sacerdote y todo elConsejodeancianos. Incluso obtuve de parte de ellos cartas para nuestros hermanos judíos en Damasco, y fui allí con el fin de traer presos a Jerusalén a los que encontrara, para que fueran castigados.

6 »Sucedió que a eso del mediodía, cuando me acercaba a Damasco, una intensa luz del cielo resplandeció de repente a mi alrededor.

7 Caí al suelo y oí una voz que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”

8 “¿Quién eres, Señor?”, pregunté. “Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues”, me contestó él.

9 Los que me acompañaban vieron la luz, pero no percibieron la voz del que me hablaba.

10 “¿Qué debo hacer, Señor?”, le pregunté. “Levántate —dijo el Señor—, y entra en Damasco. Allí se te dirá todo lo que se ha dispuesto que hagas”.

11 Mis compañeros me llevaron de la mano hasta Damasco porque el resplandor de aquella luz me había dejado ciego.

12 »Vino a verme un tal Ananías, hombre devoto que observaba la ley y a quien respetaban mucho los judíos que allí vivían.

13 Se puso a mi lado y me dijo: “Hermano Saulo, ¡recibe la vista!” Y en aquel mismo instante recobré la vista y pude verlo.

14 Luego dijo: “El Dios de nuestros antepasados te ha escogido para que conozcas su voluntad, y para que veas al Justo y oigas las palabras de su boca.

15 Tú le serás testigo ante toda persona de lo que has visto y oído.

16 Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, bautízate y lávate de tus pecados, invocando su nombre”.

17 »Cuando volví a Jerusalén, mientras oraba en eltemplotuve una visión

18 y vi al Señor que me hablaba: “¡Date prisa! Sal inmediatamente de Jerusalén, porque no aceptarán tu testimonio acerca de mí”.

19 “Señor —le respondí—, ellos saben que yo andaba de sinagoga en sinagoga encarcelando y azotando a los que creen en ti;

20 y, cuando se derramaba la sangre de tu testigoEsteban, ahí estaba yo, dando mi aprobación y cuidando la ropa de quienes lo mataban”.

21 Pero el Señor me replicó: “Vete; yo te enviaré lejos, a losgentiles”».

Pablo el ciudadano romano

22 La multitud estuvo escuchando a Pablo hasta que pronunció esas palabras. Entonces levantaron la voz y gritaron: «¡Bórralo de la tierra! ¡Ese tipo no merece vivir!»

23 Como seguían gritando, tirando sus mantos y arrojando polvo al aire,

24 el comandante ordenó que metieran a Pablo en el cuartel. Mandó que lo interrogaran a latigazos con el fin de averiguar por qué gritaban así contra él.

25 Cuando lo estaban sujetando con cadenas para azotarlo, Pablo le dijo al centurión que estaba allí:

―¿Os está permitido azotar a un ciudadano romano antes de ser juzgado?

26 Al oír esto, el centurión fue y avisó al comandante.

―¿Qué vas a hacer? Resulta que ese hombre es ciudadano romano.

27 El comandante se acercó a Pablo y le dijo:

―Dime, ¿eres ciudadano romano?

―Sí, lo soy.

28 ―A mí me costó una fortuna adquirir mi ciudadanía —le dijo el comandante.

―Pues yo la tengo de nacimiento —replicó Pablo.

29 Los que iban a interrogarlo se retiraron en seguida. Al darse cuenta de que Pablo era ciudadano romano, el comandante mismo se asustó de haberlo encadenado.

Pablo ante el Consejo

30 Al día siguiente, como el comandante quería saber con certeza de qué acusaban los judíos a Pablo, lo desató y mandó que se reunieran los jefes de los sacerdotes y elConsejoen pleno. Luego llevó a Pablo para que compareciera ante ellos.