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Jueces 20

Los israelitas derrotan a los benjaminitas

1 Todos los israelitas desde Dan hasta Berseba, incluso los de la tierra de Galaad, salieron como un solohombrey se reunieron ante elSeñoren Mizpa.

2 Los jefes de todo el pueblo, es decir, de todas las tribus de Israel, tomaron sus puestos en la asamblea del pueblo de Dios. Eran cuatrocientos mil soldados armados con espadas.

3 A su vez, los de la tribu de Benjamín se enteraron de que los israelitas habían subido a Mizpa. Entonces los israelitas le dijeron al levita:

―Cuéntanos cómo sucedió esta infamia.

4 El levita, esposo de la mujer asesinada, respondió:

―Mi concubina y yo llegamos a Guibeá de Benjamín para pasar la noche.

5 Durante la noche los hombres de Guibeá se levantaron contra mí y rodearon la casa, con la intención de matarme. Luego violaron a mi concubina de tal manera que murió.

6 Entonces la tomé, la corté en pedazos, y envié un pedazo a cada tribu en el territorio israelita, porque esa gente cometió un acto depravado e infame en Israel.

7 Ahora, todos vosotros israelitas, opinad y tomad una decisión aquí mismo.

8 Todo el pueblo se levantó como un solo hombre, y dijo:

―¡Ninguno de nosotros volverá a su tienda! ¡Nadie regresará a su casa!

9 Y esto es lo que le haremos ahora a Guibeá: Echaremos suertes para ver quiénes subirán contra ella.

10 De entre todas las tribus de Israel, tomaremos a diez hombres de cada cien, a cien de cada mil y a mil de cada diez mil, para conseguir provisiones para el ejército. Cuando el ejército llegue a Guibeá de Benjamín, les dará su merecido por toda la infamia cometida en Israel.

11 Así que todos los israelitas, como un solo hombre, unieron sus fuerzas para atacar la ciudad.

12 Las tribus de Israel enviaron mensajeros por toda la tribu de Benjamín, diciendo: «¿Qué os parece este crimen que se cometió entre vosotros?

13 Entregad ahora a esos malvados de Guibeá, para que los matemos y eliminemos así la maldad en Israel».

Pero los de la tribu de Benjamín no quisieron hacerles caso a sus hermanos israelitas.

14 Al contrario, gente de todas sus ciudades se reunió en Guibeá para luchar contra los israelitas.

15 En aquel día los de Benjamín movilizaron de entre sus ciudades veintiséis mil soldados armados de espada, además de setecientos hombres escogidos de los que vivían en Guibeá.

16 Entre todos ellos había setecientos soldados escogidos que eran zurdos, todos ellos capaces de lanzar con la honda una piedra contra un cabello, sin errar.

17 Israel, sin contar a Benjamín, movilizó a cuatrocientos mil soldados armados de espada, todos ellos expertos guerreros.

18 Los israelitas subieron a Betely consultaron a Dios. Le preguntaron:

―¿Cuál de nosotros será el primero en combatir a los de la tribu de Benjamín?

ElSeñorrespondió:

―Judá será el primero.

19 Los israelitas se levantaron temprano y acamparon frente a Guibeá;

20 salieron a luchar contra los de Benjamín, y frente a Guibeá se dispusieron contra ellos en orden de batalla.

21 Pero los de Benjamín salieron de Guibeá y abatieron aquel día a veintidós mil israelitas en el campo de batalla.

22 Los israelitas se animaron unos a otros, y volvieron a presentar batalla donde se habían apostado el primer día,

23 pues habían subido a llorar en presencia delSeñorhasta el anochecer, y le habían consultado:

―¿Debemos subir y volver a luchar contra los de Benjamín, nuestros hermanos?

Y elSeñorles había contestado:

―Subid contra ellos.

24 Fue así como los israelitas se acercaron a Benjamín el segundo día.

25 Los de Benjamín salieron de Guibeá para combatirlos, abatiendo esta vez a dieciocho mil israelitas más, todos ellos armados con espadas.

26 Entonces los israelitas, con todo el pueblo, subieron a Betel, y allí se sentaron y lloraron en presencia delSeñor. Ayunaron aquel día hasta el anochecer y presentaron alSeñorholocaustosy sacrificios decomunión.

27 Después consultaron alSeñor, pues en aquel tiempo estaba allí el arca delpactode Dios,

28 y Finés, hijo de Eleazar y nieto de Aarón, ministraba delante de ella. Preguntaron:

―¿Debemos subir y volver a luchar contra los de Benjamín, nuestros hermanos, o nos retiramos?

ElSeñorrespondió:

―Subid, porque mañana los entregaré en vuestras manos.

29 Israel tendió una emboscada alrededor de Guibeá.

30 Al tercer día subieron contra los de Benjamín y se pusieron en orden de batalla contra Guibeá, como lo habían hecho antes.

31 Los de Benjamín salieron a su encuentro, y se vieron obligados a alejarse de la ciudad. Comenzaron a causar bajas entre los israelitas, como en las ocasiones anteriores, y alcanzaron a matar a unos treinta hombres en el campo abierto y por el camino que lleva a Betel, y también por el que lleva a Guibeá.

32 Los benjaminitas decían: «Los estamos derrotando como antes», pero los israelitas decían: «Huyamos, para que se alejen de la ciudad hasta los caminos».

33 De pronto, los israelitas cambiaron de táctica y presentaron batalla en Baal Tamar, y los israelitas que estaban emboscados salieron a atacar al oestede Guibeá.

34 Diez mil de los mejores guerreros de Israel lanzaron un ataque frontal contra Guibeá, y fue tan intenso el combate que los benjaminitas no se dieron cuenta de que la calamidad se les venía encima.

35 ElSeñorderrotó a Benjamín delante de Israel, y aquel día los israelitas mataron a veinticinco mil cien hombres de la tribu de Benjamín, todos ellos armados con espadas.

36 Allí los de Benjamín cayeron en la cuenta de que habían sido vencidos.

Los hombres de Israel habían cedido terreno delante de Benjamín, porque confiaban en la emboscada que habían tendido contra Guibeá.

37 De repente los hombres que habían estado emboscados asaltaron a Guibeá, se desplegaron, y mataron a filo de espada a todos los habitantes de la ciudad.

38 Los israelitas habían acordado con los que estaban emboscados que, cuando estos levantaran una gran nube de humo desde la ciudad,

39 los hombres de Israel volverían a la batalla.

Cuando los de Benjamín comenzaron a causar bajas entre los israelitas, matando a unos treinta, se decían: «¡Los estamos derrotando, como en la primera batalla!»

40 Pero cuando la columna de humo comenzó a levantarse de la ciudad, los de Benjamín se dieron la vuelta y vieron que el fuego de la ciudad entera subía al cielo.

41 En ese momento atacaron los israelitas, y los hombres de Benjamín se aterrorizaron al darse cuenta de que la calamidad se les venía encima.

42 Así que huyeron ante los israelitas por el camino del desierto; pero no pudieron escapar de la batalla, pues a los que salían de las ciudades los abatieron allí.

43 Rodearon a los de Benjamín; los persiguieron y los aplastaron con facilidaden las inmediaciones de Guibeá, hacia el lado oriental.

44 Cayeron dieciocho mil de la tribu de Benjamín, todos ellos guerreros valientes.

45 Cuando se volvieron y huyeron hacia el desierto, a la peña de Rimón, los israelitas abatieron a cinco mil hombres junto a los caminos. Continuaron persiguiéndolos hasta Guidón, y mataron a dos mil más.

46 Aquel día cayeron en combate veinticinco mil soldados benjaminitas armados con espada, todos ellos guerreros valientes.

47 Pero seiscientos hombres se volvieron y huyeron por el desierto hasta la peña de Rimón, donde permanecieron cuatro meses.

48 Los israelitas se volvieron contra los de Benjamín y mataron a filo de espada a los habitantes de todas las ciudades, incluso a los animales, y destrozaron todo lo que encontraron a su paso. También les prendieron fuego a todas las ciudades.

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Jueces 21

Esposas para los benjaminitas

1 Los israelitas habían jurado en Mizpa: «Ninguno de nosotros dará su hija en matrimonio a un benjaminita».

2 El pueblo fue a Betel,y allí permanecieron hasta el anochecer, clamando y llorando amargamente en presencia de Dios.

3 «OhSeñor, Dios de Israel —clamaban—, ¿por qué le ha sucedido esto a Israel? ¡Hoy ha desaparecido una de nuestras tribus!»

4 Al día siguiente, el pueblo se levantó de madrugada, construyó allí un altar, y presentaronholocaustosy sacrificios decomunión.

5 Luego preguntaron los israelitas: «¿Quién de entre todas las tribus de Israel no se presentó a la asamblea delSeñor?» Porque habían pronunciado un juramento solemne contra cualquiera que no se presentara ante elSeñoren Mizpa, diciendo: «Tendrá que morir».

6 Los israelitas se afligieron por sus hermanos, los benjaminitas. «Hoy ha sido arrancada una tribu de Israel —dijeron ellos—.

7 ¿Cómo podemos proveerles esposas a los que quedan, si ya hemos jurado ante elSeñorno darles ninguna de nuestras hijas en matrimonio?»

8 Entonces preguntaron: «¿Cuál de las tribus de Israel no se presentó ante elSeñoren Mizpa?» Y resultó que ninguno de Jabés Galaad había llegado al campamento para la asamblea,

9 porque al pasar revista al pueblo notaron que de los habitantes de Jabés Galaad no había allí ninguno.

10 Así que la asamblea envió doce mil de los mejores guerreros con la siguiente orden: «Id y matad a filo de espada a los habitantes de Jabés Galaad. Matad también a las mujeres y a los niños.

11 Esto es lo que vais a hacer:Exterminaréisa todos los hombres y a todas las mujeres que no sean vírgenes».

12 Entre los habitantes de Jabés Galaad encontraron a cuatrocientas muchachas que no habían tenido relaciones sexuales con ningún hombre, y las llevaron al campamento de Siló, que está en la tierra de Canaán.

13 Entonces toda la comunidad envió una oferta de paz a los benjaminitas que estaban en la peña de Rimón.

14 En esa ocasión regresaron los benjaminitas, y les entregaron las mujeres de Jabés Galaad que habían dejado con vida. Pero no hubo mujeres para todos.

15 El pueblo todavía se afligía por Benjamín, porque elSeñorhabía dejado un vacío en las tribus de Israel.

16 Y losancianosde la asamblea dijeron: «¿Cómo podemos darles mujeres a los hombres que quedaron, si las mujeres de Benjamín fueron exterminadas?

17 ¡Los sobrevivientes benjaminitas deben tener herederos —exclamaron—, para que no sea aniquilada una tribu de Israel!

18 Pero nosotros no podemos darles nuestras hijas como esposas, porque hemos jurado diciendo: “Maldito sea el que dé una mujer a un benjaminita”.

19 Pero mirad, se acerca la fiesta delSeñorque todos los años se celebra en Siló, al norte de Betel, y al este del camino que va de Betel a Siquén, y al sur de Leboná».

20 Así que dieron estas instrucciones a los de Benjamín: «Id, escondeos en los viñedos

21 y estad atentos. Cuando las muchachas de Siló salgan a bailar, salid vosotros de los viñedos y raptad cada uno de vosotros una de esas muchachas para esposa, e id a la tierra de Benjamín.

22 Y, si sus padres o sus hermanos vienen a reclamarnos algo, les diremos: “Sed bondadosos con ellos, porque no conseguimos esposas para todos ellos durante la guerra. Además, vosotros sois inocentes, ya que no os dieron sus hijas”».

23 Así lo hicieron los de la tribu de Benjamín. Mientras bailaban las muchachas, cada uno de ellos raptó a una y se la llevó. Luego regresaron a sus propias tierras, reconstruyeron las ciudades y se establecieron en ellas.

24 Después de eso, los israelitas también se fueron de aquel lugar y regresaron a sus tribus y a sus clanes, cada uno a su propia tierra.

25 En aquella época no había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía mejor.

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Rut

Rut 1

Noemí y Rut

1 En el tiempo en que los caudillosgobernaban el país, hubo allí una época de hambre. Entonces un hombre de Belén de Judá emigró a la tierra de Moab, junto con su esposa y sus dos hijos.

2 El hombre se llamaba Elimélec, su esposa se llamaba Noemí y sus dos hijos, Majlón y Quilión, todos ellos efrateos, de Belén de Judá. Cuando llegaron a la tierra de Moab, se quedaron a vivir allí.

3 Pero murió Elimélec, esposo de Noemí, y ella se quedó sola con sus dos hijos.

4 Estos se casaron con mujeres moabitas, la una llamada Orfa y la otra, Rut. Después de haber vivido allí unos diez años,

5 murieron también Majlón y Quilión, y Noemí se quedó viuda y sin hijos.

6 Noemí decidió regresar de la tierra de Moab con sus dos nueras, porque allí se enteró de que elSeñorhabía acudido en ayuda de su pueblo al proveerle de alimento.

7 Salió, pues, con sus dos nueras del lugar donde había vivido, y juntas emprendieron el camino que las llevaría hasta la tierra de Judá.

8 Entonces Noemí les dijo a sus dos nueras:

―¡Mirad, volved cada una a la casa de vuestra madre! Que elSeñoros trate a vosotras con el mismo amor y lealtad que vosotras habéis mostrado con los que murieron y conmigo.

9 Que elSeñoros conceda hallar seguridad en un nuevo hogar, al lado de un nuevo esposo.

Luego las besó. Pero ellas, deshechas en llanto,

10 exclamaron:

―¡No! Nosotras volveremos contigo a tu pueblo.

11 ―¡Volved a vuestra casa, hijas mías! —insistió Noemí—. ¿Para qué os vais a venir conmigo? ¿Acaso voy a tener más hijos que pudieran casarse con vosotras?

12 ¡Volved a vuestra casa, hijas mías! ¡Regresad! Yo soy demasiado vieja para volver a casarme. Aun si abrigara esa esperanza, y esta misma noche me casara y llegara a tener hijos,

13 ¿los esperaríais vosotras hasta que crecieran? ¿Y por ellos os quedaríais sin casaros? ¡No, hijas mías! Mi amargura es mayor que la vuestra; ¡la mano delSeñorse ha levantado contra mí!

14 Una vez más alzaron la voz, deshechas en llanto. Luego Orfa se despidió de su suegra con un beso, pero Rut se aferró a ella.

15 ―Mira —dijo Noemí—, tu cuñada se vuelve a su pueblo y a sus dioses. Vuélvete con ella.

16 Pero Rut respondió:

―¡No insistas en que te abandone o en que me separe de ti!

»Porque iré adonde tú vayas,

y viviré donde tú vivas.

Tu pueblo será mi pueblo,

y tu Dios será mi Dios.

17 Moriré donde tú mueras,

y allí seré sepultada.

¡Que me castigue elSeñorcon toda severidad

si me separa de ti algo que no sea la muerte!»

18 Al ver Noemí que Rut estaba tan decidida a acompañarla, no le insistió más.

19 Entonces las dos mujeres siguieron caminando hasta llegar a Belén. Apenas llegaron, hubo gran conmoción en todo el pueblo a causa de ellas.

―¿No es esta Noemí? —se preguntaban las mujeres del pueblo.

20 ―Ya no me llaméis Noemí—repuso ella—. Llamadme Mara,porque elTodopoderosoha colmado mi vida de amargura.

21 »Me fui con las manos llenas,

pero elSeñorme ha hecho volver sin nada.

¿Por qué me llamáis Noemí

si me ha afligido elSeñor,

si me ha hecho desdichada el Todopoderoso?»

22 Así fue como Noemí volvió de la tierra de Moab acompañada por su nuera, Rut la moabita. Cuando llegaron a Belén, comenzaba la cosecha de la cebada.

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Rut

Rut 2

Encuentro de Rut con Booz

1 Noemí tenía, por parte de su esposo, un pariente que se llamaba Booz. Era un hombre rico e influyente de la familia de Elimélec.

2 Y sucedió que Rut la moabita le dijo a Noemí:

―Permíteme ir al campo a recoger las espigas que vaya dejando alguien a quien yo le caiga bien.

―Anda, hija mía —le respondió su suegra.

3 Rut salió y comenzó a recoger espigas en el campo, detrás de los segadores. Y dio la casualidad de que el campo donde estaba trabajando pertenecía a Booz, el pariente de Elimélec.

4 En eso llegó Booz desde Belén y saludó a los segadores:

―¡Que elSeñoresté con vosotros!

―¡Que elSeñorte bendiga! —respondieron ellos.

5 ―¿De quién es esa joven? —preguntó Booz al capataz de sus segadores.

6 ―Es una joven moabita que volvió de la tierra de Moab con Noemí —le contestó el capataz—.

7 Ella me rogó que la dejara recoger espigas de entre las gavillas, detrás de los segadores. No ha dejado de trabajar desde esta mañana que entró en el campo, hasta ahora que ha venido a descansar un rato en el cobertizo.

8 Entonces Booz le dijo a Rut:

―Escucha, hija mía. No vayas a recoger espigas a otro campo, ni te alejes de aquí; quédate junto a mis criadas,

9 fíjate bien en el campo donde se esté cosechando, y síguelas. Ya les ordené a los criados que no te molesten. Y, cuando tengas sed, ve adonde están las vasijas y bebe del agua que los criados hayan sacado.

10 Rut se inclinó hacia la tierra, se postró sobre su rostro y exclamó:

―¿Cómo es que te he caído tan bien a ti, hasta el punto de fijarte en mí, siendo solo una extranjera?

11 ―Ya me han contado —le respondió Booz— todo lo que has hecho por tu suegra desde que murió tu esposo; cómo dejaste padre y madre, y la tierra donde naciste, y viniste a vivir con un pueblo que antes no conocías.

12 ¡Que elSeñorte recompense por lo que has hecho! Que elSeñor, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte, te lo pague con creces.

13 ―¡Ojalá siga yo siendo de tu agrado, mi señor! —contestó ella—. Tú me has consolado y me has hablado con cariño, aunque ni siquiera soy como una de tus siervas.

14 A la hora de comer, Booz le dijo:

―Ven acá. Sírvete pan y moja tu bocado en el vinagre.

Cuando Rut se sentó con los segadores, Booz le ofreció grano tostado. Ella comió, quedó satisfecha, y hasta le sobró.

15 Después, cuando ella se levantó a recoger espigas, él dio estas órdenes a sus criados:

―Aun cuando saque espigas de las gavillas mismas, no la hagáis pasar vergüenza.

16 Más bien, dejad caer algunas espigas de los manojos para que ella las recoja, ¡y no la reprendáis!

17 Así que Rut recogió espigas en el campo hasta el atardecer. Luego desgranó la cebada que había recogido, la cual pesó más de veinte kilos.

18 La cargó de vuelta al pueblo, y su suegra vio cuánto traía. Además, Rut le entregó a su suegra lo que le había quedado después de haber comido hasta quedar satisfecha.

19 Su suegra le preguntó:

―¿Dónde recogiste espigas hoy? ¿Dónde trabajaste? ¡Bendito sea el hombre que se fijó en ti!

Entonces Rut le contó a su suegra acerca del hombre con quien había estado trabajando. Le dijo:

―El hombre con quien hoy trabajé se llama Booz.

20 ―¡Que elSeñorlo bendiga! —exclamó Noemí delante de su nuera—. ElSeñorno ha dejado de mostrar su fiel amor hacia los vivos y los muertos. Ese hombre es nuestro pariente cercano; es uno de los parientes que nos pueden redimir.

21 Rut la moabita añadió:

―Incluso me dijo que me quedara allí con sus criados hasta que terminaran de recogerle toda la cosecha.

22 ―Hija mía, te conviene seguir con sus criadas —le dijo Noemí—, para que no se aprovechen de ti en otro campo.

23 Así que Rut se quedó junto con las criadas de Booz para recoger espigas hasta que terminó la cosecha de la cebada y del trigo. Mientras tanto, vivía con su suegra.

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Rut 3

Rut y Booz en la era

1 Un día su suegra Noemí le dijo:

―Hija mía, ¿no debiera yo buscarte un hogar seguro donde no te falte nada?

2 Además, ¿acaso Booz, con cuyas criadas has estado, no es nuestro pariente? Pues bien, él va esta noche a la era para aventar la cebada.

3 Báñate y perfúmate, y ponte tu mejor ropa. Baja luego a la era, pero no dejes que él se dé cuenta de que estás allí hasta que haya terminado de comer y beber.

4 Cuando se vaya a dormir, te fijas dónde se acuesta. Luego vas, le destapas los pies, y te acuestas allí. Verás cómo él mismo te dice lo que tienes que hacer.

5 ―Haré todo lo que me has dicho —respondió Rut.

6 Y bajó a la era e hizo todo lo que su suegra le había mandado.

7 Booz comió y bebió, y se puso alegre. Luego se fue a dormir detrás del montón de grano. Más tarde Rut se acercó sigilosamente, le destapó los pies y se acostó allí.

8 A medianoche Booz se despertó sobresaltado y, al darse vuelta, descubrió que había una mujer acostada a sus pies.

9 ―¿Quién eres? —le preguntó.

―Soy Rut, tu sierva. Extiende sobre mí el borde de tu manto,ya que tú eres un pariente que me puedes redimir.

10 ―Que elSeñorte bendiga, hija mía. Esta nueva muestra de lealtad de tu parte supera la anterior, ya que no has ido en busca de hombres jóvenes, sean ricos o pobres.

11 Y ahora, hija mía, no tengas miedo. Haré por ti todo lo que me pidas. Todo mi pueblosabe que eres una mujer ejemplar.

12 Ahora bien, aunque es cierto que soy un pariente que puede redimirte, hay otro más cercano que yo.

13 Quédate aquí esta noche. Mañana, si él quiere redimirte, está bien que lo haga. Pero, si no está dispuesto a hacerlo, ¡tan cierto como que elSeñorvive, te juro que yo te redimiré! Ahora acuéstate aquí hasta que amanezca.

14 Así que se quedó acostada a sus pies hasta el amanecer, y se levantó cuando aún estaba oscuro; pues él había dicho: «Que no se sepa que una mujer vino a la era».

15 Luego Booz le dijo:

―Pásame el manto que llevas puesto y sostenlo firmemente.

Rut lo hizo así, y él echó en el manto veinte kilosde cebada y puso la carga sobre ella. Luego él regresó al pueblo.

16 Cuando Rut llegó adonde estaba su suegra, esta le preguntó:

―¿Cómo te fue, hija mía?

Rut le contó todo lo que aquel hombre había hecho por ella,

17 y añadió:

―Me dio estos veinte kilos de cebada, y me dijo: “No debes volver a tu suegra con las manos vacías”.

18 Entonces Noemí le dijo:

―Espérate, hija mía, a ver qué sucede, porque este hombre no va a descansar hasta dejar resuelto este asunto hoy mismo.

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Rut 4

Matrimonio de Booz y Rut

1 Booz, por su parte, subió hasta lapuertade la ciudad y se sentó allí. En eso pasó el pariente redentor que él había mencionado.

―Ven acá, amigo mío, y siéntate —le dijo Booz.

El hombre fue y se sentó.

2 Entonces Booz llamó a diez de losancianosde la ciudad, y les dijo:

―Sentaos aquí.

Y ellos se sentaron.

3 Booz le dijo al pariente redentor:

―Noemí, que ha regresado de la tierra de Moab, está vendiendo el terreno que perteneció a nuestro hermano Elimélec.

4 Consideré que debía informarte del asunto y sugerirte que lo compres en presencia de estos testigos y de los ancianos de mi pueblo. Si vas a redimir el terreno, hazlo. Pero, si no vasa redimirlo, házmelo saber, para que yo lo sepa. Porque ningún otro tiene el derecho de redimirlo sino tú y, después de ti, yo tengo ese derecho.

―Yo lo redimo —le contestó.

5 Pero Booz le aclaró:

―El día que adquieras el terreno de Noemí, adquieres también a Rut la moabita, viudadel difunto, a fin de conservar sunombrejunto con su heredad.

6 ―Entonces no puedo redimirlo —respondió el pariente redentor—, porque podría perjudicar mi propia herencia. Redímelo tú; te cedo mi derecho. Yo no puedo ejercerlo.

7 En aquellos tiempos, para ratificar la redención o el traspaso de una propiedad en Israel, una de las partes contratantes se quitaba la sandalia y se la daba a la otra. Así se acostumbraba legalizar los contratos en Israel.

8 Por eso el pariente redentor le dijo a Booz:

―Cómpralo tú.

Y se quitó la sandalia.

9 Entonces Booz proclamó ante los ancianos y ante todo el pueblo:

―Hoy sois vosotros testigos de que le he comprado a Noemí toda la propiedad de Elimélec, Quilión y Majlón,

10 y de que he tomado como esposa a Rut la moabita, viuda de Majlón, a fin de preservar el nombre del difunto con su heredad, para que su nombre no desaparezca de entre su familia ni de los registros del pueblo. ¡Hoy sois vosotros testigos!

11 Los ancianos y todos los que estaban en la puerta respondieron:

―Somos testigos.

»¡Que elSeñorhaga que la mujer que va a formar parte de tu hogar sea como Raquel y Lea, quienes juntas edificaron el pueblo de Israel!

»¡Que seas un hombre ilustre en Efrata, y que adquieras renombre en Belén!

12 »¡Que por medio de esta joven elSeñorte conceda una descendencia tal que tu familia sea como la de Fares, el hijo que Tamar le dio a Judá!»

Genealogía de David

13 Así que Booz tomó a Rut y se casó con ella. Cuando se unieron, elSeñorle concedió quedar embarazada, de modo que tuvo un hijo.

14 Las mujeres le decían a Noemí: «¡Alabado sea elSeñor, que no te ha dejado hoy sin un redentor! ¡Que llegue a tener renombre en Israel!

15 Este niño renovará tuviday te sustentará en la vejez, porque lo ha dado a luz tu nuera, que te ama y es para ti mejor que siete hijos».

16 Noemí tomó al niño, lo puso en su regazo y se encargó de criarlo.

17 Las vecinas decían: «¡Noemí ha tenido un hijo!» Y lo llamaron Obed. Este fue el padre de Isaí, padre de David.

18 Así que este es el linaje de Fares:

Fares fue el padre de Jezrón;

19 Jezrón, el padre de Ram;

Ram, el padre de Aminadab;

20 Aminadab, el padre de Naasón;

Naasón, el padre de Salmón;

21 Salmón, el padre de Booz;

Booz, el padre de Obed;

22 Obed, el padre de Isaí;

e Isaí, el padre de David.

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1 Samuel

1 Samuel 1

Nacimiento de Samuel

1 En la sierra de Efraín había un hombre zufita de Ramatayin.Su nombre era Elcaná hijo de Jeroán, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, efraimita.

2 Elcaná tenía dos esposas. Una de ellas se llamaba Ana, y la otra, Penina. Esta tenía hijos, pero Ana no tenía ninguno.

3 Cada año Elcaná salía de su pueblo para adorar alSeñorTodopoderosoy ofrecerle sacrificios en Siló, donde Ofni y Finés, los dos hijos de Elí, oficiaban como sacerdotes delSeñor.

4 Cuando llegaba el día de ofrecer su sacrificio, Elcaná solía darles a Penina y a todos sus hijos e hijas la porción que les correspondía.

5 Pero a Ana le daba una porción especial,pues la amaba a pesar de que elSeñorla había hecho estéril.

6 Penina, su rival, solía atormentarla para que se enojara, ya que elSeñorla había hecho estéril.

7 Cada año, cuando iban a la casa delSeñor, sucedía lo mismo: Penina la atormentaba, hasta que Ana se ponía a llorar y ni comer quería.

8 Entonces Elcaná, su esposo, le decía: «Ana, ¿por qué lloras? ¿Por qué no comes? ¿Por qué estás resentida? ¿Acaso no soy para ti mejor que diez hijos?»

9 Una vez, estando en Siló, Ana se levantó después de la comida. Y a la vista del sacerdote Elí, que estaba sentado en su silla junto a la puerta del santuario delSeñor,

10 con gran angustia comenzó a orar alSeñory a llorar desconsoladamente.

11 Entonces hizo este voto: «SeñorTodopoderoso, si te dignas mirar la desdicha de esta sierva tuya, y si en vez de olvidarme te acuerdas de mí y me concedes un hijo varón, yo te lo entregaré para toda su vida, y nunca se le cortará el cabello».

12 Como Ana estuvo orando largo rato ante elSeñor, Elí se fijó en su boca.

13 Sus labios se movían, pero, debido a que Ana oraba en voz baja, no se podía oír su voz. Elí pensó que estaba borracha,

14 así que le dijo:

―¿Hasta cuándo te va a durar la borrachera? ¡Deja ya el vino!

15 ―No, mi señor; no he bebido ni vino ni cerveza. Soy solo una mujer angustiada que ha venido a desahogarse delante delSeñor.

16 No me tomes por una mala mujer. He pasado este tiempo orando debido a mi angustia y aflicción.

17 ―Vete enpaz—respondió Elí—. Que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido.

18 ―Gracias. Ojalá favorezcas siempre a esta tu sierva.

Con esto, Ana se despidió y se fue a comer. Desde ese momento, su semblante cambió.

19 Al día siguiente madrugaron y, después de adorar alSeñor, volvieron a su casa en Ramá. Luego Elcaná se unió a su esposa Ana, y elSeñorse acordó de ella.

20 Ana concibió y, pasado un año, dio a luz un hijo y le puso por nombre Samuel,pues dijo: «AlSeñorse lo pedí».

Ana dedica a Samuel

21 Cuando Elcaná volvió a salir con toda su familia para cumplir su promesa y ofrecer su sacrificio anual alSeñor,

22 Ana no lo acompañó.

―No iré hasta que el niño sea destetado —le explicó a su esposo—. Entonces lo llevaré para dedicarlo alSeñor, y allí se quedará el resto de su vida.

23 ―Bien, haz lo que te parezca mejor —respondió su esposo Elcaná—. Quédate hasta que lo destetes, con tal de que elSeñorcumpla su palabra.

Así pues, Ana se quedó en su casa y crio a su hijo hasta que lo destetó.

24 Cuando dejó de amamantarlo, salió con el niño, a pesar de ser tan pequeño, y lo llevó a la casa delSeñoren Siló. También llevó un becerro de tres años,una medida de harina y un odre de vino.

25 Luego sacrificaron el becerro y presentaron el niño a Elí.

26 Dijo Ana: «Mi señor, tan cierto como que tú vives, te juro que yo soy la mujer que estuvo aquí a tu lado orando alSeñor.

27 Este es el niño que yo le pedí alSeñor, y él me lo concedió.

28 Ahora yo, por mi parte, se lo entrego alSeñor. Mientras el niño viva, estará dedicado a él». Entonces Elíse postró allí ante elSeñor.

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1 Samuel

1 Samuel 2

Oración de Ana

1 Ana elevó esta oración:

«Micorazónse alegra en elSeñor;

en él radica mi poder.

Puedo celebrar tusalvación

y burlarme de mis enemigos.

2 »Nadie es santo como elSeñor;

no hayrocacomo nuestro Dios.

¡No hay nadie como él!

3 »Dejad de hablar con tanto orgullo y altivez;

¡no profiráis palabras soberbias!

ElSeñores un Dios que todo lo sabe,

y él es quien juzga las acciones.

4 »El arco de los poderosos se quiebra,

pero los débiles recobran las fuerzas.

5 Los que antes tenían comida de sobra

se venden por un pedazo de pan;

los que antes sufrían hambre

ahora viven saciados.

La estéril ha dado a luz siete veces,

pero la que tenía muchos hijos languidece.

6 »DelSeñorvienen la muerte y la vida;

él nos hace bajar alsepulcro,

pero también nos levanta.

7 ElSeñorda la riqueza y la pobreza;

humilla, pero también enaltece.

8 Levanta del polvo al desvalido

y saca del basurero al pobre

para sentarlos en medio de príncipes

y darles un trono esplendoroso.

»DelSeñorson los fundamentos de la tierra;

¡sobre ellos afianzó el mundo!

9 Él guiará los pasos de sus fieles,

pero los malvados se perderán entre las sombras.

¡Nadie triunfa por sus propias fuerzas!

10 »ElSeñordestrozará a sus enemigos;

desde el cielo lanzará truenos contra ellos.

ElSeñorjuzgará los confines de la tierra,

fortalecerá a su rey

y enaltecerá el poder de suungido».

11 Elcaná volvió a su casa en Ramá, pero el niño se quedó para servir alSeñor, bajo el cuidado del sacerdote Elí.

Perversidad de los hijos de Elí

12 Los hijos de Elí eran unos perversos que no tenían en cuenta alSeñor.

13 La costumbre de estos sacerdotes era la siguiente: Cuando alguien ofrecía un sacrificio, el asistente del sacerdote se presentaba con un tenedor grande en la mano y, mientras se cocía la carne,

14 metía el tenedor en la olla, en el caldero, en la cacerola o en la cazuela; y el sacerdote tomaba para sí mismo todo lo que se enganchaba en el tenedor. De este modo trataban a todos los israelitas que iban a Siló.

15 Además, antes de quemarse la grasa, solía llegar el ayudante del sacerdote para decirle al que estaba por ofrecer el sacrificio: «Dame carne para el asado del sacerdote, pues no te la va a aceptar cocida, sino cruda».

16 Y, si el hombre contestaba: «Espera a que se queme la grasa, como es debido; luego podrás tomar lo que desees», el asistente replicaba: «No, dámela ahora mismo; de lo contrario, te la quito por la fuerza».

17 Así que el pecado de estos jóvenes era gravísimo a los ojos delSeñor, pues trataban con desprecio las ofrendas que le pertenecían.

18 El niño Samuel, por su parte, vestido con unefodde lino, seguía sirviendo en la presencia delSeñor.

19 Cada año su madre le hacía una pequeña túnica, y se la llevaba cuando iba con su esposo para ofrecer su sacrificio anual.

20 Elí entonces bendecía a Elcaná y a su esposa, diciendo: «Que elSeñorte conceda hijos de esta mujer, a cambio del niño que ella pidió para dedicárselo alSeñor». Luego regresaban a su casa.

21 ElSeñorbendijo a Ana, de manera que ella concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas. Durante ese tiempo, Samuel crecía en la presencia delSeñor.

22 Elí, que ya era muy anciano, se enteró de todo lo que sus hijos le estaban haciendo al pueblo de Israel, incluso de que se acostaban con las mujeres que servían a la entrada del santuario.

23 Les dijo: «¿Por qué os comportáis así? Todo el pueblo me habla de vuestra mala conducta.

24 No, hijos míos; no es nada bueno lo que se comenta en el pueblo delSeñor.

25 Si alguien peca contra otra persona, Dios le servirá de árbitro; pero, si peca contra elSeñor, ¿quién podrá interceder por él?» No obstante, ellos no hicieron caso a la advertencia de su padre, pues la voluntad delSeñorera quitarles la vida.

26 Por su parte, el niño Samuel seguía creciendo y ganándose el aprecio delSeñory de la gente.

Profecía contra la familia de Elí

27 Un hombre de Dios fue a ver a Elí, y le dijo:

«Así dice elSeñor: “Bien sabes que yo me manifesté a tus antepasados cuando estaban en Egipto bajo el poder del faraón.

28 De entre todas las tribus de Israel, escogí a Aarón para que fuera mi sacerdote, es decir, para que en mi presencia se acercara a mi altar, quemara el incienso y se pusiera elefod. Además, a su familia le concedí las ofrendas que los israelitas queman en mi honor.

29 ¿Por qué, pues, tratáis vosotros con tanto desprecio los sacrificios y ofrendas que yo he ordenado que me traigan? ¿Por qué honras a tus hijos más que a mí, y los engordas con lo mejor de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?”

30 »Por lo tanto —dice elSeñor—, de ninguna manera permitiré que tus parientes me sirvan, aun cuando yo había prometido que toda tu familia, tanto tus antepasados como tus descendientes, me servirían siempre. Yo, elSeñor, Dios de Israel, lo afirmo. Yo honro a los que me honran, y humillo a los que me desprecian.

31 En efecto, se acerca el día en que acabaré con tu poder y con el de tu familia; ninguno de tus descendientes llegará a viejo.

32 Mirarás con envidia el bien que se le hará a Israel, y ningunode tus descendientes llegará a viejo.

33 Si permito que alguno de los tuyos continúe sirviendo en mi altar, será para arruinarte la vista y abatirte lavida; todos tus descendientes morirán en la flor de la vida.

34 Y te doy esta señal: tus dos hijos, Ofni y Finés, morirán el mismo día.

35 »Pero yo levantaré un sacerdote fiel, que hará mi voluntad y cumplirá mis deseos. Jamás le faltará descendencia, y vivirá una larga vida en presencia de miungido.

36 Y tus familiares que sobrevivan vendrán y de rodillas le rogarán que les regale una moneda de plata o un pedazo de pan. Le suplicarán: “¡Dame algún trabajo sacerdotal para mi sustento!”»

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1 Samuel

1 Samuel 3

El Señor llama a Samuel

1 Samuel, que todavía era joven, servía alSeñorbajo el cuidado de Elí. En esos tiempos no era común oír palabra delSeñor, ni eran frecuentes las visiones.

2 Elí ya se estaba quedando ciego. Un día, mientras él descansaba en su habitación,

3 Samuel dormía en el santuario delSeñor, donde se encontraba el arca de Dios. La lámpara de Dios todavía estaba encendida.

4 ElSeñorllamó a Samuel, y este respondió:

―Aquí estoy.

5 Y en seguida fue corriendo adonde estaba Elí, y le dijo:

―Aquí estoy; ¿para qué me has llamado?

―Yo no te he llamado —respondió Elí—. Vuelve a acostarte.

Y Samuel volvió a su cama.

6 Pero una vez más elSeñorlo llamó:

―¡Samuel!

Él se levantó, fue adonde estaba Elí y le dijo:

―Aquí estoy; ¿para qué me has llamado?

―Hijo mío —respondió Elí—, yo no te he llamado. Vuelve a acostarte.

7 Samuel todavía no conocía alSeñor, ni su palabra se le había revelado.

8 Por tercera vez llamó elSeñora Samuel. Él se levantó y fue adonde estaba Elí.

―Aquí estoy —le dijo—; ¿para qué me has llamado?

Entonces Elí se dio cuenta de que elSeñorestaba llamando al muchacho.

9 ―Ve y acuéstate —le dijo Elí—. Si alguien vuelve a llamarte, dile: “Habla,Señor, que tu siervo escucha”.

Así que Samuel se fue y se acostó en su cama.

10 Entonces elSeñorse le acercó y lo llamó de nuevo:

―¡Samuel! ¡Samuel!

―Habla, que tu siervo escucha —respondió Samuel.

11 ―Mira —le dijo elSeñor—, voy a hacer en Israel algo que a todo el que lo oiga le quedará retumbando en los oídos.

12 Ese día llevaré a cabo todo lo que he anunciado, de principio a fin, en contra de Elí y su familia.

13 Ya le dije que por la maldad de sus hijos he condenado a su familia para siempre; él sabía que estabanblasfemandocontra Diosy, sin embargo, no los refrenó.

14 Por lo tanto, hago este juramento en contra de su familia: ¡Ningún sacrificio ni ofrenda podráexpiarjamás el pecado de la familia de Elí!

15 Samuel se acostó, y a la mañana siguiente abrió las puertas de la casa delSeñor, pero no se atrevía a contarle a Elí la visión.

16 Así que Elí tuvo que llamarlo.

―¡Samuel, hijo mío!

―Aquí estoy —respondió Samuel.

17 ―¿Qué fue lo que te dijo elSeñor? —le preguntó Elí—. Te pido que no me lo ocultes. ¡Que Dios te castigue sin piedad si me ocultas una sola palabra de todo lo que te ha dicho!

18 Samuel se lo refirió todo, sin ocultarle nada, y Elí dijo:

―Él es elSeñor; que haga lo que mejor le parezca.

19 Mientras Samuel crecía, elSeñorestuvo con él y cumplió todo lo que le había dicho.

20 Y todo Israel, desde Dan hasta Berseba, se dio cuenta de que elSeñorhabía confirmado a Samuel como su profeta.

21 Además, elSeñorsiguió manifestándose en Siló; allí se revelaba a Samuel y le comunicaba su palabra.

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1 Samuel

1 Samuel 4

Los filisteos capturan el arca

1 La palabra de Samuel llegó a todo el pueblo de Israel. En aquellos días, los israelitas salieron a enfrentarse con los filisteos y acamparon cerca de Ebenezer. Los filisteos, que habían acampado en Afec,

2 desplegaron sus tropas para atacar a los israelitas. Se entabló la batalla, y los filisteos derrotaron a los israelitas, matando en el campo a unos cuatro mil de ellos.

3 Cuando el ejército regresó al campamento, losancianosde Israel dijeron: «¿Por qué nos ha derrotado hoy elSeñorpor medio de los filisteos? Traigamos el arca delpactodelSeñor, que está en Siló, para que nos acompañe y nos salve del poder de nuestros enemigos».

4 Así que enviaron un destacamento a Siló para sacar de allí el arca del pacto delSeñorTodopoderoso, que reina entre losquerubines. Los dos hijos de Elí, Ofni y Finés, estaban a cargo del arca del pacto de Dios.

5 Cuando esta llegó al campamento, los israelitas empezaron a gritar de tal manera que la tierra temblaba.

6 Los filisteos oyeron el griterío y preguntaron: «¿A qué viene tanto alboroto en el campamento hebreo?» Y al oír que el arca delSeñorhabía llegado al campamento,

7 los filisteos se acobardaron y dijeron: «Dios ha entrado en el campamento. ¡Ay de nosotros, que nunca nos ha pasado algo así!

8 ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos va a librar de las manos de dioses tan poderosos, que en el desierto hirieron a los egipcios con toda clase de plagas?

9 ¡Ánimo, filisteos! ¡Sed hombres! Si no queréis llegar a ser esclavos de los hebreos, tal como ellos lo han sido de nosotros, ¡luchad como hombres!»

10 Entonces los filisteos se lanzaron al ataque y derrotaron a los israelitas, los cuales huyeron en desbandada. La matanza fue terrible, pues de los israelitas cayeron treinta mil soldados de infantería.

11 Además, fue capturada el arca de Dios, y murieron Ofni y Finés, los dos hijos de Elí.

Muerte de Elí

12 Un soldado que pertenecía a la tribu de Benjamín salió corriendo del frente de batalla, y ese mismo día llegó a Siló, con la ropa hecha pedazos y la cabeza cubierta de polvo.

13 Allí se encontraba Elí, sentado en su silla y vigilando el camino, pues sucorazónle temblaba solo de pensar en el arca de Dios. Cuando el soldado entró en el pueblo y contó lo que había sucedido, todos se pusieron a gritar.

14 ―¿A qué viene tanto alboroto? —preguntó Elí, al oír el griterío.

El hombre corrió para darle la noticia.

15 (Elí ya tenía noventa y ocho años, y sus ojos ni se movían, de modo que no podía ver).

16 ―Vengo del frente de batalla —le dijo a Elí—; hui de las filas hoy mismo.

―¿Qué pasó, hijo mío? —preguntó Elí.

17 ―Los israelitas han huido ante los filisteos —respondió el mensajero—; el ejército ha sufrido una derrota terrible. Además, tus dos hijos, Ofni y Finés, han muerto, y el arca de Dios ha sido capturada.

18 Solamente de oír mencionar el arca de Dios, Elí se fue de espaldas, cayéndose de la silla junto a la puerta. Como era viejo y pesaba mucho, se rompió la nuca y murió. Durante cuarenta años había dirigido al pueblo de Israel.

19 Su nuera, la esposa de Finés, estaba embarazada y próxima a dar a luz. Cuando supo que el arca de Dios había sido capturada, y que tanto su suegro como su esposo habían muerto, le vinieron los dolores de parto y tuvo un alumbramiento muy difícil.

20 Al verla agonizante, las parteras que la atendían le dijeron: «Anímate, que has dado a luz un niño». Ella no respondió; ni siquiera les hizo caso.

21 Pero, por causa de la captura del arca de Dios, y por la muerte de su suegro y de su esposo, le puso al niño el nombre de Icabod,para indicar que la gloria de Israel había sido desterrada.

22 Exclamó: «¡Se han llevado la gloria de Israel! ¡El arca de Dios ha sido capturada!»