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Lucas 8

Parábola del sembrador

1 Después de esto, Jesús estuvo recorriendo los pueblos y las aldeas, proclamando las buenasnuevasdel reino de Dios. Lo acompañaban los doce,

2 y también algunas mujeres que habían sido sanadas deespíritus malignosy de enfermedades: María, a la que llamaban Magdalena, y de la que habían salido siete demonios;

3 Juana, esposa de Cuza, administrador de Herodes; Susana y muchas más que los ayudaban con sus propios recursos.

4 De cada pueblo salía gente para ver a Jesús y, cuando se reunió una gran multitud, les contó esta parábola:

5 «Un sembrador salió a sembrar. Al esparcir la semilla, una parte cayó junto al camino; fue pisoteada, y los pájaros se la comieron.

6 Otra parte cayó sobre las piedras y, cuando brotó, las plantas se secaron por falta de humedad.

7 Otra parte cayó entre espinos que, al crecer junto con la semilla, la ahogaron.

8 Pero otra parte cayó en buen terreno; así que brotó y produjo una cosecha del ciento por uno».

Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga».

9 Sus discípulos le preguntaron cuál era el significado de esta parábola.

10 «A vosotros se os ha concedido que conozcáis lossecretosdel reino de Dios —les contestó—; pero a los demás se les habla por medio de parábolas para que

»“aunque miren, no vean;

aunque oigan, no entiendan”.

11 »Este es el significado de la parábola: La semilla es la palabra de Dios.

12 Los que están junto al camino son los que oyen, pero luego viene el diablo y les quita la palabra del corazón, no sea que crean y se salven.

13 Los que están sobre las piedras son los que reciben la palabra con alegría cuando la oyen, pero no tienen raíz. Estos creen por algún tiempo, pero se apartan cuando llega laprueba.

14 La parte que cayó entre espinos son los que oyen, pero, con el correr del tiempo, los ahogan las preocupaciones, las riquezas y los placeres de esta vida, y no maduran.

15 Pero la parte que cayó en buen terreno son los que oyen la palabra con corazón noble y bueno, y la retienen; y, como perseveran, producen una buena cosecha.

Una lámpara en una repisa

16 »Nadie enciende una lámpara para después cubrirla con una vasija o ponerla debajo de la cama, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz.

17 No hay nada escondido que no llegue a descubrirse, ni nada oculto que no llegue a conocerse públicamente.

18 Por lo tanto, prestad mucha atención. Al que tiene, se le dará más; al que no tiene, hasta lo que cree tener se le quitará».

La madre y los hermanos de Jesús

19 La madre y los hermanos de Jesús fueron a verlo, pero, como había mucha gente, no lograban acercársele.

20 ―Tu madre y tus hermanos están afuera y quieren verte —le avisaron.

21 Pero él les contestó:

―Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica.

Jesús calma la tormenta

22 Un día subió Jesús con sus discípulos a una barca.

―Crucemos al otro lado del lago —les dijo.

Así que partieron

23 y, mientras navegaban, él se durmió. Entonces se desató una tormenta sobre el lago, de modo que la barca comenzó a inundarse y corrían gran peligro.

24 Los discípulos fueron a despertarlo.

―¡Maestro, Maestro, nos vamos a ahogar! —gritaron.

Él se levantó y reprendió al viento y a las olas; la tormenta se apaciguó y todo quedó tranquilo.

25 ―¿Dónde está vuestra fe? —les dijo a sus discípulos.

Con temor y asombro, ellos se decían unos a otros: «¿Quién es este, que manda aun a los vientos y al agua, y le obedecen?»

Liberación de un endemoniado

26 Navegaron hasta la región de los gerasenos,que está al otro lado del lago, frente a Galilea.

27 Al desembarcar Jesús, un endemoniado que venía del pueblo le salió al encuentro. Hacía mucho tiempo que este hombre no se vestía; tampoco vivía en una casa, sino en los sepulcros.

28 Cuando vio a Jesús, dio un grito y se arrojó a sus pies. Entonces exclamó con fuerza:

―¿Por qué te entrometes, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Te ruego que no me atormentes!

29 Es que Jesús le había ordenado alespíritu malignoque saliera del hombre. Se había apoderado de él muchas veces y, aunque le sujetaban los pies y las manos con cadenas y lo mantenían bajo custodia, rompía las cadenas y el demonio lo arrastraba a lugares solitarios.

30 ―¿Cómo te llamas? —le preguntó Jesús.

―Legión —respondió, ya que habían entrado en él muchos demonios.

31 Y estos le suplicaban a Jesús que no los mandara alabismo.

32 Como había una piara grande de cerdos paciendo en la colina, le rogaron a Jesús que los dejara entrar en ellos. Así que él les dio permiso.

33 Y, cuando los demonios salieron del hombre, entraron en los cerdos, y la piara se precipitó al lago por el despeñadero y se ahogó.

34 Al ver lo sucedido, los que cuidaban los cerdos huyeron y dieron la noticia en el pueblo y por los campos,

35 y la gente salió a ver lo que había pasado. Llegaron adonde estaba Jesús y encontraron, sentado a sus pies, al hombre de quien habían salido los demonios. Cuando lo vieron vestido y en su sano juicio, tuvieron miedo.

36 Los que habían presenciado estas cosas le contaron a la gente cómo el endemoniado había sidosanado.

37 Entonces toda la gente de la región de los gerasenos le pidió a Jesús que se fuera de allí, porque les había entrado mucho miedo. Así que él subió a la barca para irse.

38 Ahora bien, el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le permitiera acompañarlo, pero Jesús lo despidió y le dijo:

39 ―Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti.

Así que el hombre se fue y proclamó por todo el pueblo lo mucho que Jesús había hecho por él.

Una niña muerta y una mujer enferma

40 Cuando Jesús regresó, la multitud se alegró de verlo, pues todos estaban esperándolo.

41 En esto llegó un hombre llamado Jairo, que era un jefe de la sinagoga. Arrojándose a los pies de Jesús, le suplicaba que fuera a su casa,

42 porque su única hija, de unos doce años, se estaba muriendo.

Jesús se puso en camino y las multitudes lo apretujaban.

43 Había entre la gente una mujer que hacía doce años que padecía de hemorragias,sin que nadie pudiera sanarla.

44 Ella se le acercó por detrás y tocó el borde del manto, y al instante cesó su hemorragia.

45 ―¿Quién me ha tocado? —preguntó Jesús.

Como todos negaban haberlo tocado, Pedro le dijo:

―Maestro, son multitudes las que te aprietan y te oprimen.

46 ―No, alguien me ha tocado —replicó Jesús—; yo sé que de mí ha salido poder.

47 La mujer, al ver que no podía pasar inadvertida, se acercó temblando y se arrojó a sus pies. En presencia de toda la gente, contó por qué lo había tocado y cómo había sido sanada al instante.

48 ―Hija, tu fe te hasanado—le dijo Jesús—. Vete en paz.

49 Todavía estaba hablando Jesús cuando alguien llegó de la casa de Jairo, jefe de la sinagoga, para decirle:

―Tu hija ha muerto. No molestes más al Maestro.

50 Al oír esto, Jesús le dijo a Jairo:

―No tengas miedo; cree nada más, y ella será sanada.

51 Cuando llegó a la casa de Jairo, no dejó que nadie entrara con él, excepto Pedro, Juan yJacobo, y el padre y la madre de la niña.

52 Todos estaban llorando, muy afligidos por ella.

―Dejad de llorar —les dijo Jesús—. No está muerta, sino dormida.

53 Entonces ellos empezaron a burlarse de él porque sabían que estaba muerta.

54 Pero él la tomó de la mano y le dijo:

―¡Niña, levántate!

55 Recobró la viday al instante se levantó. Jesús mandó darle de comer.

56 Los padres se quedaron atónitos, pero él les advirtió que no contaran a nadie lo que había sucedido.

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Lucas 9

Jesús envía a los doce

1 Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y para sanar enfermedades.

2 Entonces los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos.

3 «No llevéis nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa —les dijo—.

4 En cualquier casa que entréis, quedaos allí hasta que salgáis del pueblo.

5 Si no os reciben bien, al salir de ese pueblo, sacudíos el polvo de los pies como un testimonio contra sus habitantes».

6 Así que partieron y fueron por todas partes de pueblo en pueblo, predicando el evangelio y sanando a la gente.

7 Herodes el tetrarca se enteró de todo lo que estaba sucediendo. Estaba perplejo porque algunos decían que Juan habíaresucitado;

8 otros, que se había aparecido Elías; y otros, en fin, que había resucitado alguno de los antiguos profetas.

9 Pero Herodes dijo: «A Juan mandé que le cortaran la cabeza; ¿quién es, entonces, este de quien oigo tales cosas?» Y procuraba verlo.

Jesús alimenta a cinco mil

10 Cuando regresaron los apóstoles, relataron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó consigo y se retiraron solos a un pueblo llamado Betsaida,

11 pero la gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban.

12 Al atardecer se le acercaron los doce y le dijeron:

―Despide a la gente, para que vayan a buscar alojamiento y comida en los campos y pueblos cercanos, pues donde estamos no hay nada.

13 ―Dadles vosotros mismos de comer —les dijo Jesús.

―No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a menos que vayamos a comprar comida para toda esta gente —objetaron ellos,

14 porque había allí unos cinco mil hombres.

Pero Jesús dijo a sus discípulos:

―Haced que se sienten en grupos como de cincuenta cada uno.

15 Así lo hicieron los discípulos, y se sentaron todos.

16 Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente.

17 Todos comieron hasta quedar satisfechos, y de los pedazos que sobraron se recogieron doce canastas.

La confesión de Pedro

18 Un día cuando Jesús estaba orando a solas, estando allí sus discípulos, les preguntó:

―¿Quién dice la gente que soy yo?

19 ―Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que uno de los antiguos profetas ha resucitado —respondieron.

20 ―Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

―ElCristode Dios —afirmó Pedro.

21 Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran esto a nadie. Y les dijo:

22 ―El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por losancianos, los jefes de los sacerdotes y losmaestros de la ley. Es necesario que lo maten y que resucite al tercer día.

23 Dirigiéndose a todos, declaró:

―Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.

24 Porque el que quiera salvar suvidala perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.

25 ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo?

26 Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles.

27 Además, os aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto el reino de Dios.

La transfiguración

28 Unos ocho días después de decir esto, Jesús, acompañado de Pedro, Juan yJacobo, subió a una montaña a orar.

29 Mientras oraba, su rostro se transformó, y su ropa se tornó blanca y radiante.

30 Y aparecieron dos personajes —Moisés y Elías— que conversaban con Jesús.

31 Tenían un aspecto glorioso, y hablaban de la partidade Jesús, que iba a suceder en Jerusalén.

32 Pedro y sus compañeros estaban rendidos de sueño, pero, cuando se despertaron, vieron su gloria y a los dos personajes que estaban con él.

33 Mientras estos se apartaban de Jesús, Pedro, sin saber lo que estaba diciendo, propuso:

―Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Podemos levantar tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

34 Estaba hablando todavía cuando apareció una nube que los envolvió, de modo que se asustaron.

35 Entonces salió de la nube una voz que dijo: «Este es mi Hijo, mi escogido; escuchadle».

36 Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Los discípulos guardaron esto en secreto, y por algún tiempo a nadie contaron nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchacho endemoniado

37 Al día siguiente, cuando bajaron de la montaña, le salió al encuentro mucha gente.

38 Y un hombre de entre la multitud exclamó:

―Maestro, te ruego que atiendas a mi hijo, pues es el único que tengo.

39 Resulta que un espíritu se posesiona de él, y de repente el muchacho se pone a gritar; también lo sacude con violencia y hace que eche espumarajos. Cuando lo atormenta, a duras penas lo suelta.

40 He rogado a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron.

41 ―¡Ah, generación incrédula y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros y soportaros? Trae acá a tu hijo.

42 Estaba acercándose el muchacho cuando el demonio lo derribó con una convulsión. Pero Jesús reprendió alespíritu maligno, sanó al muchacho y se lo devolvió al padre.

43 Y todos se quedaron asombrados de la grandeza de Dios.

En medio de tanta admiración por todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos:

44 ―Prestad mucha atención a lo que os voy a decir: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres.

45 Pero ellos no entendían lo que quería decir con esto. Les estaba encubierto para que no lo comprendieran, y no se atrevían a preguntárselo.

¿Quién va a ser el más importante?

46 Surgió entre los discípulos una discusión sobre quién de ellos sería el más importante.

47 Como Jesús sabía bien lo que pensaban, tomó a un niño y lo puso a su lado.

48 ―El que recibe en mi nombre a este niño —les dijo—, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El más insignificante entre todos vosotros, ese es el más importante.

49 ―Maestro —intervino Juan—, vimos a un hombre que expulsaba demonios en tu nombre; pero, como no anda con nosotros, tratamos de impedírselo.

50 ―No se lo impidáis —les replicó Jesús—, porque el que no está contra vosotros está a favor vuestro.

La oposición de los samaritanos

51 Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén.

52 Envió por delante mensajeros, que entraron en un pueblo samaritano para prepararle alojamiento;

53 pero allí la gente no quiso recibirlo porque se dirigía a Jerusalén.

54 Cuando los discípulosJacoboy Juan vieron esto, le preguntaron:

―Señor, ¿quieres que hagamos caer fuego del cielo paraque los destruya?

55 Pero Jesús se volvió a ellos y los reprendió.

56 Luegosiguieron la jornada a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús

57 Iban por el camino cuando alguien le dijo:

―Te seguiré a dondequiera que vayas.

58 ―Las zorras tienen madrigueras y las aves tienen nidos —le respondió Jesús—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza.

59 A otro le dijo:

―Sígueme.

―Señor —le contestó—, primero déjame ir a enterrar a mi padre.

60 ―Deja que los muertos entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el reino de Dios —le replicó Jesús.

61 Otro afirmó:

―Te seguiré, Señor; pero primero déjame despedirme de mi familia.

62 Jesús le respondió:

―Nadie que mire atrás después de poner la mano en el arado es apto para el reino de Dios.

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Lucas 10

Jesús envía a los setenta y dos

1 Después de esto, el Señor escogió a otros setenta y dospara enviarlos de dos en dos delante de él a todo pueblo y lugar adonde pensaba ir.

2 «Es abundante la cosecha —les dijo—, pero son pocos los obreros. Pedidle, por tanto, al Señor de la cosecha que mande obreros a su campo.

3 ¡Id vosotros! Sabed que os envío como corderos en medio de lobos.

4 No llevéis monedero ni bolsa ni sandalias; ni os detengáis a saludar a nadie por el camino.

5 »Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”.

6 Si hay allí alguien digno de paz, gozará de ella; y, si no, la bendición no se cumplirá.

7 Quedaos en esa casa, y comed y bebed de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo. No andéis de casa en casa.

8 »Cuando entréis en un pueblo y os reciban, comed lo que os sirvan.

9 Sanad a los enfermos que encontréis allí y decidles: “El reino de Dios ya está cerca de vosotros”.

10 Pero, cuando entréis en un pueblo donde no os reciban, salid a las plazas y decid:

11 “Aun el polvo de este pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos en protesta contra vosotros. Pero tened por cierto que ya está cerca el reino de Dios”.

12 Os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma que para ese pueblo.

13 »¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros que se hicieron en medio de vosotras, ya hace tiempo que se habríanarrepentidocon grandes lamentos.

14 Pero en el juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para vosotras.

15 Y tú, Capernaún, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descenderás hasta elabismo.

16 »El que os escucha a vosotros me escucha a mí; el que os rechaza a vosotros me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí rechaza al que me envió».

17 Cuando los setenta y dos regresaron, dijeron contentos:

―Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.

18 ―Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo —respondió él—.

19 Sí, os he dado autoridad para pisotear serpientes y escorpiones y vencer todo el poder del enemigo; nada os podrá hacer daño.

20 Sin embargo, no os alegréis de que podáis someter a los espíritus, sino alegraos de que vuestros nombres están escritos en el cielo.

21 En aquel momento Jesús, lleno de alegría por el Espíritu Santo, dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad.

22 »Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárselo».

23 Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «Dichososlos ojos que ven lo que vosotros veis.

24 Os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron».

Parábola del buen samaritano

25 En esto se presentó unexperto en la leyy, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:

―Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?

26 Jesús replicó:

―¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú?

27 Como respuesta, el hombre citó:

―“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”,y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.

28 ―Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás.

29 Pero él quería justificarse, así que preguntó a Jesús:

―¿Y quién es mi prójimo?

30 Jesús respondió:

―Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto.

31 Resulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote, quien, al verlo, se desvió y siguió de largo.

32 Así también llegó a aquel lugar un levita y, al verlo, se desvió y siguió de largo.

33 Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él.

34 Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó.

35 Al día siguiente, sacó dos monedas de platay se las dio al dueño del alojamiento. “Cuida de él —le dijo—, y lo que gastes de más, te lo pagaré cuando vuelva”.

36 ¿Cuál de estos tres piensas que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?

37 ―El que se compadeció de él —contestó el experto en la ley.

―Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

En casa de Marta y María

38 Mientras iba de camino con sus discípulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.

39 Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía.

40 Marta, por su parte, se sentía abrumada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:

―Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude!

41 ―Marta, Marta —le contestó Jesús—, estás inquieta y preocupada por muchas cosas,

42 pero solo una es necesaria.María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará.

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Lucas 11

Jesús enseña sobre la oración

1 Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:

―Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos.

2 Él les dijo:

―Cuando oréis, decid:

»“Padre,

santificadosea tu nombre.

Venga tu reino.

3 Danos cada día nuestro pan cotidiano.

4 Perdónanos nuestros pecados,

porque también nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden.

Y no nos metas ententación”.

5 »Supongamos —continuó— que uno de vosotros tiene un amigo, y a medianoche va y le dice: “Amigo, préstame tres panes,

6 pues se me ha presentado un amigo recién llegado de viaje, y no tengo nada que ofrecerle”.

7 Y el que está dentro le contesta: “No me molestes. Ya está cerrada la puerta, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada”.

8 Os digo que, aunque no se levante a darle pan por ser amigo suyo, sí se levantará por su impertinencia y le dará cuanto necesite.

9 »Así que yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá la puerta.

10 Porque todo el que pide recibe; el que busca encuentra; y al que llama, se le abre.

11 »¿Quién de vosotros que sea padre, si su hijo le pideun pescado, le dará en cambio una serpiente?

12 ¿O, si le pide un huevo, le dará un escorpión?

13 Pues, si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!»

Jesús y Beelzebú

14 En otra ocasión, Jesús expulsaba de un hombre a un demonio que lo había dejado mudo. Cuando salió el demonio, el mudo habló, y la gente se quedó asombrada.

15 Pero algunos dijeron: «Este expulsa a los demonios por medio deBeelzebú, príncipe de los demonios».

16 Otros, para ponerlo aprueba, le pedían una señal del cielo.

17 Como él conocía sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado, y una casa dividida contra sí misma se derrumbará.

18 Por tanto, si Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo puede mantenerse en pie su reino? Lo pregunto porque decís que yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú.

19 Ahora bien, si yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú, ¿vuestros seguidores por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos os juzgarán a vosotros.

20 Pero, si expulso a los demonios con el poderde Dios, eso significa que ha llegado a vosotros el reino de Dios.

21 »Cuando un hombre fuerte y bien armado cuida su hacienda, sus bienes están seguros.

22 Pero, si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín.

23 »El que no está de mi parte, está contra mí; y el que conmigo no recoge, esparce.

24 »Cuando unespíritu malignosale de una persona, va por lugares áridos buscando un descanso. Y, al no encontrarlo, dice: “Volveré a mi casa, de donde salí”.

25 Cuando llega, la encuentra barrida y arreglada.

26 Luego va y trae otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado final de aquella persona resulta peor que el inicial».

27 Mientras Jesús decía estas cosas, una mujer de entre la multitud exclamó:

―¡Dichosala mujer que te dio a luz y te amamantó!

28 ―Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.

La señal de Jonás

29 Como creciera la multitud, Jesús se puso a decirles: «Esta es una generación malvada. Pide una señal milagrosa, pero no se le dará más señal que la de Jonás.

30 Así como Jonás fue una señal para los habitantes de Nínive, también lo será el Hijo del hombre para esta generación.

31 La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condenará a esta gente; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tenéis vosotros a uno más grande que Salomón.

32 Los ninivitas se levantarán en el día del juicio y condenarán a esta generación; porque ellos searrepintieronal escuchar la predicación de Jonás, y aquí tenéis vosotros a uno más grande que Jonás.

La lámpara del cuerpo

33 »Nadie enciende una lámpara para luego ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón, sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren tengan luz.

34 Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz; pero, si está nublada, todo tu ser estará en la oscuridad.

35 Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad.

36 Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz».

Jesús denuncia a los fariseos y a los expertos en la ley

37 Cuando Jesús terminó de hablar, unfariseolo invitó a comer con él; así que entró en la casa y sesentóa la mesa.

38 Pero el fariseo se sorprendió al ver que Jesús no había cumplido con el rito de lavarse antes de comer.

39 ―Resulta que vosotros los fariseos —dijo el Señor—limpiáisel vaso y el plato por fuera, pero por dentro estáis llenos de codicia y de maldad.

40 ¡Necios! ¿Acaso el que hizo lo de afuera no hizo también lo de adentro?

41 Dad más bien a los pobres de lo que está dentro,y así tendréis todo limpio.

42 »¡Ay de vosotros, fariseos!, que dais la décima parte de la menta, de la ruda y de toda clase de legumbres, pero descuidáis la justicia y el amor de Dios. Debíais haber practicado esto, sin dejar de hacer aquello.

43 »¡Ay de vosotros, fariseos!, que os morís por los primeros puestos en las sinagogas y los saludos en las plazas.

44 »¡Ay de vosotros!, que sois como tumbas sin lápida, sobre las que anda la gente sin darse cuenta».

45 Uno de losexpertos en la leyle respondió:

―Maestro, al hablar así nos insultas también a nosotros.

46 Contestó Jesús:

―¡Ay de vosotros también, expertos en la ley! Abrumáis a los demás con cargas que apenas se pueden soportar, pero vosotros mismos no levantáis ni un dedo para ayudarlos.

47 »¡Ay de vosotros!, que construís monumentos para los profetas, a quienes mataron vuestros antepasados.

48 En realidadaprobáis lo que hicieron vuestros antepasados; ellos mataron a los profetas, y vosotros les construís los sepulcros.

49 Por eso dijo Dios en su sabiduría: “Les enviaré profetas y apóstoles, matarán a algunos y perseguirán a otros”.

50 Por lo tanto, a esta generación se le pedirá cuentas de la sangre de todos los profetas derramada desde el principio del mundo,

51 desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que murió entre el altar y elsantuario. Sí, os aseguro que de todo esto se le pedirá cuentas a esta generación.

52 »¡Ay de vosotros, expertos en la ley!, porque os habéis adueñado de la llave del conocimiento. Vosotros mismos no habéis entrado, y a los que querían entrar les habéis cerrado el paso».

53 Cuando Jesús salió de allí, losmaestros de la leyy los fariseos, resentidos, se pusieron a acosarlo a preguntas.

54 Estaban tendiéndole trampas para ver si fallaba en algo.

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Lucas 12

Advertencias y estímulos

1 Mientras tanto, se habían reunido millares de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Jesús comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidaos de la levadura de losfariseos, o sea, de lahipocresía.

2 No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse.

3 Así que todo lo que habéis dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que habéis susurrado a puerta cerrada se proclamará desde las azoteas.

4 »A vosotros, mis amigos, os digo que no temáis a los que matan el cuerpo, pero después no pueden hacer más.

5 Os voy a enseñar más bien a quién debéis temer: temed al que, después de dar muerte, tiene poder para echaros al infierno.Sí, a ese temed.

6 ¿No se venden cinco gorriones por dos moneditas?Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos.

7 Así mismo sucede con vosotros: aun los cabellos de vuestra cabeza están contados. No tengáis miedo; vosotros valéis más que muchos gorriones.

8 »Os aseguro que a cualquiera que me reconozca delante de la gente, también el Hijo del hombre lo reconocerá delante de los ángeles de Dios.

9 Pero al que no me reconozca delante de la gente no se le reconocerá delante de los ángeles de Dios.

10 Y todo el que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre será perdonado, pero el queblasfemecontra el Espíritu Santo no tendrá perdón.

11 »Cuando os hagan comparecer ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no os preocupéis de cómo vais a defenderos o qué vais a decir,

12 porque en ese momento el Espíritu Santo os enseñará lo que debéis responder».

Parábola del rico insensato

13 Uno de entre la multitud le pidió:

―Maestro, dile a mi hermano que comparta la herencia conmigo.

14 ―Hombre —replicó Jesús—, ¿quién me nombró a mí juez o árbitro entre vosotros?

15 »¡Tened cuidado! —advirtió a la gente—. Absteneos de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes».

16 Entonces les contó esta parábola:

―El terreno de un hombre rico le produjo una buena cosecha.

17 Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha”.

18 Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes.

19 Y diré: alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guardadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida”.

20 Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar lavida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?”

21 »Así le sucede al que acumula riquezas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios».

No os preocupéis

22 Luego dijo Jesús a sus discípulos:

―Por eso os digo: No os preocupéis por vuestravida, qué comeréis; ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis.

23 La vida tiene más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa.

24 Fijaos en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin embargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valéis vosotros que las aves!

25 ¿Quién de vosotros, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?

26 Ya que no podéis hacer algo tan insignificante, ¿por qué os preocupáis por lo demás?

27 »Fijaos cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, os digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos.

28 Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¡cuánto más hará por vosotros, gente de poca fe!

29 Así que no os afanéis por lo que habéis de comer o beber; dejad de angustiaros.

30 El mundopaganoanda tras todas estas cosas, pero el Padre sabe que vosotros las necesitáis.

31 Vosotros, por el contrario, buscad el reino de Dios, y estas cosas os serán añadidas.

32 »No tengáis miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre daros el reino.

33 Vended vuestros bienes y dad a los pobres. Proveeros de bolsas que no se desgasten; acumulad un tesoro inagotable en el cielo, donde no hay ladrón que aceche ni polilla que destruya.

34 Pues donde tengáis vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

La vigilancia

35 »Estad siempre listos, con la ropa ceñiday la luz encendida.

36 Portaos como siervos que esperan a que regrese su señor de un banquete de bodas, para abrirle la puerta tan pronto como él llegue y llame.

37 Dichososlossiervosa quienes su señor encuentre pendientes de su llegada. Creedme que se ceñirá, hará que los siervos se sienten a la mesa, y él mismo se pondrá a servirles.

38 Sí, dichosos aquellos siervos a quienes su señor encuentre preparados, aunque llegue a la medianoche o de madrugada.

39 Pero entended esto: Si el dueño de una casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, estaría pendiente para no dejarlo forzar la entrada.

40 Así mismo debéis vosotros estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperéis».

41 ―Señor —le preguntó Pedro—, ¿cuentas esta parábola por nosotros o por todos?

42 Respondió el Señor:

―¿Dónde se halla un mayordomo fiel y prudente a quien su señor deja encargado de los siervos para repartirles la comida a su debido tiempo?

43 Dichoso el siervo cuyo señor, al regresar, lo encuentra cumpliendo con su deber.

44 Os aseguro que lo pondrá a cargo de todos sus bienes.

45 Pero ¡qué tal si ese siervo se pone a pensar: “Mi señor tarda en volver”, y luego comienza a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y emborracharse!

46 El señor de ese siervo volverá el día en que el siervo menos lo espere y a la hora menos pensada. Entonces lo castigará severamente y le impondrá la condena que reciben los incrédulos.

47 »El siervo que conoce la voluntad de su señor, y no se prepara para cumplirla, recibirá muchos golpes.

48 En cambio, el que no la conoce y hace algo que merezca castigo recibirá pocos golpes. A todo el que se le ha dado mucho, se le exigirá mucho; y al que se le ha confiado mucho, se le pedirá aún más.

División en vez de paz

49 »He venido a traer fuego a la tierra, y ¡cómo quisiera que ya estuviera ardiendo!

50 Pero tengo que pasar por la prueba de un bautismo, y ¡cuánta angustia siento hasta que se cumpla!

51 ¿Creéis que vine a traer paz a la tierra? ¡Os digo que no, sino división!

52 De ahora en adelante estarán divididos cinco en una familia, tres contra dos, y dos contra tres.

53 Se enfrentarán el padre contra su hijo y el hijo contra su padre, la madre contra su hija y la hija contra su madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra su suegra».

Señales de los tiempos

54 Luego añadió Jesús, dirigiéndose a la multitud:

―Cuando veis que se levanta una nube en el occidente, en seguida decís: “Va a llover”, y así sucede.

55 Y, cuando sopla el viento del sur, decís: “Va a hacer calor”, y así sucede.

56 ¡Hipócritas! Sabéis interpretar la apariencia de la tierra y del cielo. ¿Cómo es que no sabéis interpretar el tiempo actual?

57 »¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?

58 Si tienes que ir con un adversario al magistrado, procura reconciliarte con él en el camino, no sea que te lleve por la fuerza ante el juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel.

59 Te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último céntimo».

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Lucas 13

El que no se arrepiente perecerá

1 En aquella ocasión, algunos que habían llegado contaron a Jesús cómo Pilato había dado muerte a unos galileos cuando ellos ofrecían sus sacrificios.

2 Jesús les respondió: «¿Pensáis que esos galileos, por haber sufrido así, eran más pecadores que todos los demás?

3 ¡Os digo que no! De la misma manera, todos vosotros pereceréis, a menos que osarrepientan.

4 ¿O pensáis que aquellos dieciocho que fueron aplastados por la torre de Siloé eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén?

5 ¡Os digo que no! De la misma manera, todos vosotros pereceréis, a menos que os arrepintáis».

6 Entonces les contó esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo, pero, cuando fue a buscar fruto en ella, no encontró nada.

7 Así que le dijo al viñador: “Mira, ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no he encontrado nada. ¡Córtala! ¿Para qué ha de ocupar terreno?”

8 “Señor —le contestó el viñador—, déjala todavía por un año más, para que yo pueda cavar a su alrededor y echarle abono.

9 Así tal vez en adelante dé fruto; si no, córtala”».

Jesús sana en sábado a una mujer encorvada

10 UnsábadoJesús estaba enseñando en una de las sinagogas,

11 y estaba allí una mujer que por causa de un demonio llevaba dieciocho años enferma. Andaba encorvada y de ningún modo podía enderezarse.

12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo:

―Mujer, quedas libre de tu enfermedad.

13 Al mismo tiempo, puso las manos sobre ella, y al instante la mujer se enderezó y empezó a alabar a Dios.

14 Indignado porque Jesús había sanado en sábado, el jefe de la sinagoga intervino, dirigiéndose a la gente:

―Hay seis días en que se puede trabajar, así que venid esos días para ser sanados, y no el sábado.

15 ―¡Hipócritas! —le contestó el Señor—. ¿Acaso no desata cada uno de vosotros su buey o su burro en sábado, y lo saca del establo para llevarlo a tomar agua?

16 Sin embargo, a esta mujer, que es hija de Abraham, y a quien Satanás tenía atada durante dieciocho largos años, ¿no se le debía quitar esta cadena en sábado?

17 Cuando razonó así, quedaron humillados todos sus adversarios, pero la gente estaba encantada por tantas maravillas que hacía.

Parábolas del grano de mostaza y de la levadura

18 ―¿A qué se parece el reino de Dios? —continuó Jesús—. ¿Con qué voy a compararlo?

19 Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerto. Creció hasta convertirse en un árbol, y las aves anidaron en sus ramas.

20 Volvió a decir:

―¿Con qué voy a comparar el reino de Dios?

21 Es como la levadura que una mujer tomó y mezcló con una gran cantidadde harina, hasta que fermentó toda la masa.

La puerta estrecha

22 Continuando su viaje a Jerusalén, Jesús enseñaba en los pueblos y aldeas por donde pasaba.

23 ―Señor, ¿son pocos los que van a salvarse? —le preguntó uno.

24 ―Esforzaos por entrar por la puerta estrecha —contestó—, porque os digo que muchos tratarán de entrar y no podrán.

25 Tan pronto como el dueño de la casa se haya levantado a cerrar la puerta, desde afuera os pondréis a golpear la puerta, diciendo: “Señor, ábrenos”. Pero él os contestará: “No sé quiénes sois”.

26 Entonces diréis: “Comimos y bebimos contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas”.

27 Pero él os contestará: “Os repito que no sé quiénes sois. ¡Apartaos de mí, todos vosotros hacedores de injusticia!”

28 »Allí habrá llanto y crujir de dientes cuando veáis en el reino de Dios a Abraham, Isaac, Jacob y a todos los profetas, mientras a vosotros os echan fuera.

29 Habrá quienes lleguen del oriente y del occidente, del norte y del sur, parasentarseal banquete en el reino de Dios.

30 En efecto, hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».

Lamento de Jesús sobre Jerusalén

31 En ese momento se acercaron a Jesús unosfariseosy le dijeron:

―Sal de aquí y vete a otro lugar, porque Herodes quiere matarte.

32 Él les contestó:

―Id y decidle a ese zorro: “Mira, hoy y mañana seguiré expulsando demonios y sanando a la gente, y al tercer día terminaré lo que debo hacer”.

33 Tengo que seguir adelante hoy, mañana y pasado mañana, porque no puede ser que muera un profeta fuera de Jerusalén.

34 »¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que a ti se envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste!

35 Pues bien, vuestra casa va a quedar abandonada. Y os advierto que ya no volveréis a verme hasta el día que digáis: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”»

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Lucas 14

Jesús en casa de un fariseo

1 Un día Jesús fue a comer a casa de un notable de losfariseos. Erasábado, así que estos estaban acechando a Jesús.

2 Allí, delante de él, estaba un hombre enfermo de hidropesía.

3 Jesús preguntó a losexpertos en la leyy a los fariseos:

―¿Está permitido o no sanar en sábado?

4 Pero ellos se quedaron callados. Entonces tomó al hombre, lo sanó y lo despidió.

5 También les dijo:

―Si uno de vosotros tiene un hijoo un buey que se le cae en un pozo, ¿no lo saca en seguida aunque sea sábado?

6 Y no pudieron contestarle nada.

7 Al notar cómo los invitados escogían los lugares de honor en la mesa, les contó esta parábola:

8 ―Cuando alguien te invite a una fiesta de bodas, no te sientes en el lugar de honor, no sea que haya algún invitado más distinguido que tú.

9 Si es así, el que los invitó a los dos vendrá y te dirá: “Cédele tu asiento a este hombre”. Entonces, avergonzado, tendrás que ocupar el último asiento.

10 Más bien, cuando te inviten, siéntate en el último lugar, para que, cuando venga el que te invitó, te diga: “Amigo, pasa más adelante a un lugar mejor”. Así recibirás honor en presencia de todos los demás invitados.

11 Todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

12 También dijo Jesús al que lo había invitado:

―Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos, a su vez, te inviten y así seas recompensado.

13 Más bien, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos.

14 Entonces serásdichoso, pues aunque ellos no tienen con qué recompensarte, serás recompensado en la resurrección de los justos.

Parábola del gran banquete

15 Al oír esto, uno de los que estabansentadosa la mesa con Jesús le dijo:

―¡Dichosoel que coma en el banquete del reino de Dios!

16 Jesús le contestó:

―Cierto hombre preparó un gran banquete e invitó a muchas personas.

17 A la hora del banquete mandó a su siervo a decir a los invitados: “Venid, porque ya todo está listo”.

18 Pero todos, sin excepción, comenzaron a disculparse. El primero le dijo: “Acabo de comprar un terreno y tengo que ir a verlo. Te ruego que me disculpes”.

19 Otro adujo: “Acabo de comprar cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlas. Te ruego que me disculpes”.

20 Otro alegó: “Acabo de casarme y por eso no puedo ir”.

21 El siervo regresó e informó de esto a su señor. Entonces el dueño de la casa se enojó y mandó a su siervo: “Sal de prisa por las plazas y los callejones del pueblo, y trae acá a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos”.

22 “Señor —le dijo luego el siervo—, ya hice lo que me mandaste, pero todavía sobra sitio”.

23 Entonces el señor le respondió: “Ve por los caminos y las veredas, y oblígalos a entrar para que se llene mi casa.

24 Os digo que ninguno de aquellos invitados disfrutará de mi banquete”.

El precio del discipulado

25 Grandes multitudes seguían a Jesús, y él se volvió y les dijo:

26 «Si alguno viene a mí y no sacrifica el amora su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun a su propiavida, no puede ser mi discípulo.

27 Y el que no carga su cruz y me sigue no puede ser mi discípulo.

28 »Supongamos que alguno de vosotros quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a calcular el costo, para ver si tiene suficiente dinero para terminarla?

29 Si echa los cimientos y no puede terminarla, todos los que la vean comenzarán a burlarse de él,

30 y dirán: “Este hombre no pudo terminar lo que comenzó a construir”.

31 »O supongamos que un rey está a punto de ir a la guerra contra otro rey. ¿Acaso no se sienta primero a calcular si con diez mil hombres puede enfrentarse al que viene contra él con veinte mil?

32 Si no puede, enviará una delegación mientras el otro está todavía lejos, para pedir condiciones de paz.

33 De la misma manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes no puede ser mi discípulo.

34 »La sal es buena, pero, si se vuelve insípida, ¿cómo recuperará el sabor?

35 No sirve ni para la tierra ni para el abono; hay que tirarla fuera.

»El que tenga oídos para oír, que oiga».

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Lucas 15

Parábola de la oveja perdida

1 Muchosrecaudadores de impuestosypecadoresse acercaban a Jesús para oírlo,

2 de modo que losfariseosy losmaestros de la leyse pusieron a murmurar: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos».

3 Él entonces les contó esta parábola:

4 «Supongamos que uno de vosotros tiene cien ovejas y pierde una de ellas. ¿No deja las noventa y nueve en el campo, y va en busca de la oveja perdida hasta encontrarla?

5 Y, cuando la encuentra, lleno de alegría la carga en los hombros

6 y vuelve a la casa. Al llegar, reúne a sus amigos y vecinos, y les dice: “Alegraos conmigo; porque encontré la oveja que se me había perdido”.

7 Os digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que searrepientaque por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.

Parábola de la moneda perdida

8 »O supongamos que una mujer tiene diez monedas de platay pierde una. ¿No enciende una lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla?

9 Y, cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: “Alegraos conmigo; porque encontré la moneda que se me había perdido”.

10 Os digo que así mismo se alegra Dios con sus ángelespor un pecador que se arrepiente.

Parábola del hijo perdido

11 »Un hombre tenía dos hijos —continuó Jesús—.

12 El menor de ellos le dijo a su padre: “Papá, dame lo que me toca de la herencia”. Así que el padre repartió sus bienes entre los dos.

13 Poco después el hijo menor juntó todo lo que tenía y se fue a un país lejano; allí vivió desenfrenadamente y derrochó su herencia.

14 »Cuando lo había gastado todo, sobrevino una gran escasez en la región, y él comenzó a pasar necesidad.

15 Así que fue y consiguió empleo con un ciudadano de aquel país, quien lo mandó a sus campos a cuidar cerdos.

16 Tanta hambre tenía que hubiera querido llenarse el estómago con la comida que daban a los cerdos, pero aun así nadie le daba nada.

17 Por fin recapacitó y se dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen comida de sobra, y yo aquí me muero de hambre!

18 Tengo que volver a mi padre y decirle: Papá, he pecado contra el cielo y contra ti.

19 Ya no merezco que se me llame tu hijo; trátame como si fuera uno de tus jornaleros”.

20 Así que emprendió el viaje y se fue a su padre.

»Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de él; salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó.

21 El joven le dijo: “Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me llame tu hijo”.

22 Pero el padre ordenó a sussiervos: “¡Pronto! Traed la mejor ropa para vestirlo. Ponedle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies.

23 Traed el ternero más gordo y matadlo para celebrar un banquete.

24 Porque este hijo mío estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado”. Así que empezaron a hacer fiesta.

25 »Mientras tanto, el hijo mayor estaba en el campo. Al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música del baile.

26 Entonces llamó a uno de los siervos y le preguntó qué pasaba.

27 “Ha llegado tu hermano —le respondió—, y tu padre ha matado el ternero más gordo porque ha recobrado a su hijo sano y salvo”.

28 Indignado, el hermano mayor se negó a entrar. Así que su padre salió a suplicarle que lo hiciera.

29 Pero él le contestó: “¡Fíjate cuántos años te he servido sin desobedecer jamás tus órdenes, y ni un cabrito me has dado para celebrar una fiesta con mis amigos!

30 ¡Pero ahora llega ese hijo tuyo, que ha despilfarrado tu fortuna con prostitutas, y tú mandas matar en su honor el ternero más gordo!”

31 »“Hijo mío —le dijo su padre—, tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo.

32 Pero teníamos que hacer fiesta y alegrarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado”».

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Lucas 16

Parábola del administrador astuto

1 Jesús contó otra parábola a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador a quien acusaron de derrochar sus bienes.

2 Así que lo mandó llamar y le dijo: “¿Qué es esto que me dicen de ti? Rinde cuentas de tu administración, porque ya no puedes seguir en tu puesto”.

3 El administrador reflexionó: “¿Qué voy a hacer ahora que mi patrón va a quitarme del puesto? No tengo fuerzas para cavar, y me da vergüenza pedir limosna.

4 Tengo que asegurarme de que, cuando me echen de la administración, haya gente que me reciba en su casa. ¡Ya sé lo que voy a hacer!”

5 »Llamó entonces a cada uno de los que debían algo a su patrón. Al primero le preguntó: “¿Cuánto debes a mi patrón?”

6 “Cien barrilesde aceite”, le contestó él. El administrador le dijo: “Toma tu factura, siéntate en seguida y escribe cincuenta”.

7 Luego preguntó al segundo: “Y tú, ¿cuánto debes?” “Cien sacosde trigo”, contestó. El administrador le dijo: “Toma tu factura y escribe ochenta”.

8 »Pues bien, el patrón elogió al administrador de riquezas mundanaspor haber actuado con astucia. Es que los de este mundo, en su trato con los que son como ellos, son más astutos que los que han recibido la luz.

9 Por eso os digo que os valgáis de las riquezas mundanas para ganar amigos,a fin de que cuando estas se acaben haya quienes os reciban en las viviendas eternas.

10 »El que es honradoen lo poco también lo será en lo mucho; y el que no es íntegroen lo poco tampoco lo será en lo mucho.

11 Por eso, si no habéis sido honrados en el uso de las riquezas mundanas,¿quién os confiará las verdaderas?

12 Y, si con lo ajeno no habéis sido honrados, ¿quién os dará lo que os pertenece?

13 »Ningún sirviente puede servir a dos patrones. Menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No podéis servir a la vez a Dios y a las riquezas».

14 Oían todo esto losfariseos, a quienes les encantaba el dinero, y se burlaban de Jesús.

15 Él les dijo: «Vosotros os hacéis los buenos ante la gente, pero Dios conoce vuestros corazones. Daos cuenta de que aquello que la gente tiene en gran estima es detestable delante de Dios.

Otras enseñanzas

16 »La ley y los profetas se proclamaron hasta Juan. Desde entonces se anuncian las buenasnuevasdel reino de Dios, y todos se esfuerzan por entrar en él.

17 Es más fácil que desaparezcan el cielo y la tierra que caiga una sola tilde de la ley.

18 »Todo el que se divorcia de su esposa y se casa con otra comete adulterio; y el que se casa con la divorciada comete adulterio.

El rico y Lázaro

19 »Había un hombre rico que se vestía lujosamentey daba espléndidos banquetes todos los días.

20 A la puerta de su casa se tendía un mendigo llamado Lázaro, que estaba cubierto de llagas

21 y que hubiera querido llenarse el estómago con lo que caía de la mesa del rico. Hasta los perros se acercaban y le lamían las llagas.

22 »Resulta que murió el mendigo, y los ángeles se lo llevaron para que estuviera al lado de Abraham. También murió el rico, y lo sepultaron.

23 En el infierno,en medio de sus tormentos, el rico levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él.

24 Así que alzó la voz y lo llamó: “Padre Abraham, ten compasión de mí y manda a Lázaro que moje la punta del dedo en agua y me refresque la lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego”.

25 Pero Abraham le contestó: “Hijo, recuerda que durante tu vida te fue muy bien, mientras que a Lázaro le fue muy mal; pero ahora a él le toca recibir consuelo aquí, y a ti, sufrir terriblemente.

26 Además de eso, hay un gran abismo entre nosotros y vosotros, de modo que los que quieren pasar de aquí para allá no pueden, ni tampoco pueden los de allá para acá”.

27 »Él respondió: “Entonces te ruego, padre, que mandes a Lázaro a la casa de mi padre,

28 para que advierta a mis cinco hermanos y no vengan ellos también a este lugar de tormento”.

29 Pero Abraham le contestó: “Ya tienen a Moisés y a los profetas; ¡que les hagan caso a ellos!”

30 “No les harán caso, padre Abraham —replicó el rico—; en cambio, si se les presentara uno de entre los muertos, entonces sí searrepentirían”.

31 Abraham le dijo: “Si no hacen caso a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán aunque alguien selevante de entre los muertos”».

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Lucas 17

El pecado, la fe y el deber

1 Luego dijo Jesús a sus discípulos:

―Lostropiezosson inevitables, pero ¡ay de aquel que los ocasiona!

2 Más le valdría ser arrojado al mar con una piedra de molino atada al cuello que servir de tropiezo a uno solo de estos pequeños.

3 Así que, ¡tened cuidado!

»Si tu hermano peca, repréndelo; y, si searrepiente, perdónalo.

4 Aun si peca contra ti siete veces en un día, y siete veces regresa a decirte “Me arrepiento”, perdónalo».

5 Entonces los apóstoles le dijeron al Señor:

―¡Aumenta nuestra fe!

6 ―Si tuvierais una fe tan pequeña como un grano de mostaza —les respondió el Señor—, podríais decirle a este árbol: “Desarráigate y plántate en el mar”, y os obedecería.

7 »Supongamos que uno de vosotros tiene unsiervoque ha estado arando el campo o cuidando las ovejas. Cuando el siervo regresa del campo, ¿acaso se le dice: “Ven en seguida a sentarte a la mesa”?

8 ¿No se le dirá más bien: “Prepárame la comida y cámbiate de ropa para atenderme mientras yo ceno; después podrás cenar tú”?

9 ¿Acaso se le darán las gracias al siervo por haber hecho lo que se le mandó?

10 Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, debéis decir: “Somos siervos inútiles; no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber”».

Jesús sana a diez leprosos

11 Un día, siguiendo su viaje a Jerusalén, Jesús pasaba por Samaria y Galilea.

12 Cuando iba a entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres enfermos delepra. Como se habían quedado a cierta distancia,

13 gritaron:

―¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!

14 Al verlos, les dijo:

―Id a presentaros a los sacerdotes.

Resultó que, mientras iban de camino, quedaronlimpios.

15 Uno de ellos, al verse ya sano, regresó alabando a Dios a grandes voces.

16 Cayó rostro en tierra a los pies de Jesús y le dio las gracias, a pesar de ser samaritano.

17 ―¿Acaso no quedaron limpios los diez? —preguntó Jesús—. ¿Dónde están los otros nueve?

18 ¿No hubo ninguno que regresara a dar gloria a Dios, excepto este extranjero?

19 Levántate y vete —le dijo al hombre—; tu fe te hasanado.

La venida del reino de Dios

20 Losfariseospreguntaron a Jesús cuándo iba a venir el reino de Dios, y él les respondió:

―La venida del reino de Dios no se puede calcular.

21 No van a decir: “¡Miradlo aquí! ¡Miradlo allá!” Sabed que el reino de Dios está entrevosotros.

22 A sus discípulos dijo:

―Llegará el tiempo en que anhelaréis vivir siquiera uno de los días del Hijo del hombre, pero no podréis.

23 Os dirán: “¡Miradlo allá! ¡Miradlo aquí!” No vayáis; no los sigáis.

24 Porque en su díael Hijo del hombre será como el relámpago que fulgura e ilumina el cielo de un extremo al otro.

25 Pero antes tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por esta generación.

26 »Tal como sucedió en tiempos de Noé, así también será cuando venga el Hijo del hombre.

27 Comían, bebían, y se casaban y daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y los destruyó a todos.

28 »Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían y bebían, compraban y vendían, sembraban y edificaban.

29 Pero, el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y acabó con todos.

30 »Así será el día en que se manifieste el Hijo del hombre.

31 En aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas dentro de la casa, que no baje a buscarlas. Así mismo, el que esté en el campo, que no regrese por lo que haya dejado atrás.

32 ¡Acordaos de la esposa de Lot!

33 El que procure conservar suvidala perderá; y el que la pierda la conservará.

34 Os digo que en aquella noche estarán dos personas en una misma cama: una será llevada y la otra será dejada.

35 Dos mujeres estarán moliendo juntas: una será llevada y la otra será dejada».

37 ―¿Dónde, Señor? —preguntaron.

―Donde esté el cadáver, allí se reunirán los buitres —respondió él.