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Ezequiel 1

1 En el día quinto del mes cuarto del año treinta, mientras me encontraba entre los deportados a orillas del río Quebar, los cielos se abrieron y recibí visiones de Dios.

2 Habían pasado cinco años y cinco meses desde que el rey Joaquín fue deportado.

3 (En este tiempo, mientras Ezequiel hijo de Buzí estaba a orillas del río Quebar, en la tierra de loscaldeos, elSeñorle habló, y puso su mano sobre él).

4 De pronto me fijé y vi que del norte venían un viento huracanado y una nube inmensa rodeada de un fuego fulgurante y de un gran resplandor. En medio del fuego se veía algo semejante a un metal refulgente.

5 También en medio del fuego vi algo parecido a cuatro seres vivientes,

6 cada uno de los cuales tenía cuatro caras y cuatro alas.

7 Sus piernas eran rectas, y sus pies parecían pezuñas de becerro y brillaban como el bronce bruñido.

8 En sus cuatro costados, debajo de las alas, tenían manos humanas. Estos cuatro seres tenían caras y alas,

9 y las alas se tocaban entre sí. Cuando avanzaban no se volvían, sino que cada uno caminaba de frente.

10 Sus rostros tenían el siguiente aspecto: de frente, los cuatro tenían rostro humano; a la derecha tenían cara de león; a la izquierda, de toro; y por detrás, de águila.

11 Tales eran sus caras. Sus alas se desplegaban hacia arriba. Con dos alas se tocaban entre sí, mientras que con las otras dos se cubrían el cuerpo.

12 Los cuatro seres avanzaban de frente. Iban adonde el espíritu los impulsaba, y no se volvían al andar.

13 Estos seres vivientes parecían carbones encendidos, o antorchas, que se movían de un lado a otro. El fuego resplandecía, y de él se desprendían relámpagos.

14 Los seres vivientes se desplazaban de un lado a otro con la rapidez de un rayo.

15 Miré a los seres vivientes de cuatro caras, y vi que en el suelo, junto a cada uno de ellos, había una rueda.

16 Las cuatro ruedas tenían el mismo aspecto, es decir, brillaban como el topacio y tenían la misma forma. Su estructura era tal que cada rueda parecía estar encajada dentro de la otra.

17 Las ruedas podían avanzar en las cuatro direcciones sin tener que volverse.

18 Las cuatro ruedas tenían grandes aros y estaban llenas de ojos por todas partes.

19 Cuando los seres vivientes avanzaban, las ruedas a su lado hacían lo mismo y, cuando se levantaban del suelo, también se levantaban las ruedas.

20 Los seres iban adonde el espíritu los impulsaba, y las ruedas se elevaban juntamente con ellos, porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.

21 Cuando los seres se movían, las ruedas también se movían; cuando se detenían, las ruedas también se detenían; cuando se elevaban del suelo, las ruedas también se elevaban. Las ruedas hacían lo mismo que ellos, porque el espíritu de los seres vivientes estaba en las ruedas.

22 Sobre las cabezas de los seres vivientes había una especie de bóveda, muy hermosa y reluciente como el cristal.

23 Debajo de la bóveda, las alas de estos seres se extendían y se tocaban entre sí, y cada uno de ellos tenía otras dos alas con las que se cubría el cuerpo.

24 Cuando los seres avanzaban, yo podía oír el ruido de sus alas: era como el estruendo de muchas aguas, como la voz delTodopoderoso, como el tumultuoso ruido de un campamento militar. Cuando se detenían, replegaban sus alas.

25 Luego, mientras estaban parados con sus alas replegadas, se produjo un estruendo por encima de la bóveda que estaba sobre sus cabezas.

26 Por encima de esa bóveda había algo semejante a un trono de zafiro, y sobre lo que parecía un trono había una figura de aspecto humano.

27 De lo que parecía ser su cintura para arriba, vi algo que brillaba como el metal bruñido, rodeado de fuego. De su cintura para abajo, vi algo semejante al fuego, y un resplandor a su alrededor.

28 El resplandor era semejante al del arco iris cuando aparece en las nubes en un día de lluvia. Tal era el aspecto de la gloria delSeñor. Ante esa visión, caí rostro en tierra y oí que una voz me hablaba.

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Ezequiel 2

Llamamiento de Ezequiel

1 Esa voz me dijo: «Hijo de hombre, ponte en pie, que voy a hablarte».

2 Mientras me hablaba, el Espíritu entró en mí, hizo que me pusiera de pie, y pude oír al que me hablaba.

3 Me dijo: «Hijo de hombre, te voy a enviar a los israelitas. Es una nación rebelde que se ha sublevado contra mí. Ellos y sus antepasados se han rebelado contra mí hasta el día de hoy.

4 Te estoy enviando a un pueblo obstinado y terco, al que deberás advertirle: “Así dice elSeñoromnipotente”.

5 Tal vez te escuchen, tal vez no, pues son un pueblo rebelde; pero al menos sabrán que entre ellos hay un profeta.

6 Tú, hijo de hombre, no tengas miedo de ellos ni de sus palabras, por más que estés en medio de cardos y espinas, y vivas rodeado de escorpiones. No temas por lo que digan, ni te sientas atemorizado, porque son un pueblo obstinado.

7 Tal vez te escuchen, tal vez no, pues son un pueblo rebelde; pero tú les proclamarás mis palabras.

8 Tú, hijo de hombre, atiende bien a lo que te voy a decir, y no seas rebelde como ellos. Abre tu boca y come lo que te voy a dar».

9 Entonces miré, y vi que una mano con un rollo escrito se extendía hacia mí.

10 La mano abrió ante mis ojos el rollo, el cual estaba escrito por ambos lados, y contenía lamentos, gemidos y amenazas.

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Ezequiel 3

1 Y me dijo: «Hijo de hombre, cómete este rollo escrito, y luego ve a hablarles a los israelitas».

2 Yo abrí la boca y él hizo que me comiera el rollo.

3 Luego me dijo: «Hijo de hombre, cómete el rollo que te estoy dando hasta que te sacies». Y yo me lo comí, y era tan dulce como la miel.

4 Otra vez me dijo: «Hijo de hombre, ve a la nación de Israel y proclámale mis palabras.

5 No te envío a un pueblo de lenguaje complicado y difícil de entender, sino a la nación de Israel.

6 No te mando a naciones numerosas de lenguaje complicado y difícil de entender, aunque si te hubiera mandado a ellas seguramente te escucharían.

7 Pero el pueblo de Israel no va a escucharte, porque no quiere obedecerme. Todo el pueblo de Israel es terco y obstinado.

8 No obstante, yo te haré tan terco y obstinado como ellos.

9 ¡Te haré inquebrantable como el diamante, inconmovible como la roca! No les tengas miedo ni te asustes, por más que sean un pueblo rebelde».

10 Luego me dijo: «Hijo de hombre, escucha bien todo lo que voy a decirte, y atesóralo en tucorazón.

11 Ahora ve adonde están exiliados tus compatriotas. Tal vez te escuchen, tal vez no; pero tú adviérteles: “Así dice elSeñoromnipotente”».

12 Entonces el Espíritu de Diosme levantó, y detrás de mí oí decir con el estruendo de un terremoto: «¡Bendita sea la gloria delSeñor, donde él habita!»

13 Oí el ruido de las alas de los seres vivientes al rozarse unas con otras, y el de las ruedas que estaban junto a ellas, y el ruido era estruendoso.

14 El Espíritu me levantó y se apoderó de mí, y me fui amargado y enardecido, mientras la mano delSeñorme sujetaba con fuerza.

15 Así llegué a Tel Aviv, a orillas del río Quebar, adonde estaban los israelitas exiliados y, totalmente abatido, me quedé con ellos durante siete días.

Advertencia a Israel

16 Al cabo de los siete días, elSeñorme dijo lo siguiente:

17 «Hijo de hombre, a ti te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Por tanto, cuando oigas mi palabra, adviértele de mi parte

18 al malvado: “Estás condenado a muerte”. Si tú no hablas al malvado ni le haces ver su mala conducta, para que siga viviendo, ese malvado morirá por su pecado, pero yo te pediré cuentas de su muerte.

19 En cambio, si tú se lo adviertes, y él no searrepientede su maldad ni de su mala conducta, morirá por su pecado, pero tú habrás salvado tu vida.

20 Por otra parte, si un justo se desvía de su buena conducta y hace lo malo, y yo lo hago tropezar y tú no se lo adviertes, él morirá sin que se le tome en cuenta todo el bien que haya hecho. Por no haberle hecho ver su maldad, él morirá por su pecado, pero yo te pediré cuentas de su muerte.

21 Pero, si tú le adviertes al justo que no peque, y en efecto él no peca, él seguirá viviendo porque hizo caso de tu advertencia, y tú habrás salvado tu vida».

22 Luego elSeñorpuso su mano sobre mí, y me dijo: «Levántate y dirígete al campo, que allí voy a hablarte».

23 Yo me levanté y salí al campo. Allí vi la gloria delSeñor, tal como la había visto a orillas del río Quebar, y caí rostro en tierra.

24 Entonces el Espíritu de Dios entró en mí, hizo que me pusiera de pie y me dijo: «Ve y enciérrate en tu casa.

25 A ti, hijo de hombre, te atarán con sogas para que no puedas salir ni andar entre el pueblo.

26 Yo haré que se te pegue la lengua al paladar, y así te quedarás mudo y no podrás reprenderlos, por más que sean un pueblo rebelde.

27 Pero, cuando yo te hable, te soltaré la lengua y les advertirás: “Así dice elSeñoromnipotente”. El que quiera oír, que oiga; y el que no quiera, que no oiga, porque son un pueblo rebelde.

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Ezequiel 4

Anuncio del sitio a Jerusalén

1 »Hijo de hombre, toma ahora un ladrillo, ponlo delante de ti y dibuja en él la ciudad de Jerusalén.

2 Acampa a su alrededor y ponle sitio; levanta torres de asalto contra ella y construye una rampa que llegue hasta la ciudad; instala máquinas para derribar sus murallas.

3 Toma una plancha de hierro y colócala como un muro entre tú y la ciudad, y fija tu mirada contra ella. De esa manera quedará sitiada: tú mismo la sitiarás. Eso les servirá de señal a los israelitas.

4 »Acuéstate sobre tu lado izquierdo, y echa sobre ti la culpa de los israelitas. Todo el tiempo que estés acostado sobre ese lado, cargarás con sus culpas.

5 Yo te he puesto un plazo de trescientos noventa días, es decir, un lapso de tiempo equivalente a los años de la culpa de Israel.

6 Cuando cumplas ese plazo, volverás a acostarte, pero esta vez sobre tu lado derecho, y cuarenta días cargarás con la culpa del pueblo de Judá, o sea, un día por cada año.

7 Luego mirarás el asedio de Jerusalén, y con brazo amenazador profetizarás contra ella.

8 Yo te ataré con sogas para que no puedas darte la vuelta de un lado a otro mientras no se cumplan los días del asedio.

9 »Toma trigo, cebada, habas, lentejas, mijo y avena; viértelos en un recipiente y amásalos para hacer pan, pues ese será tu alimento durante los trescientos noventa días que estarás acostado sobre tu lado izquierdo.

10 Cada día comerás, a una hora fija, una ración de un cuarto de kilo.

11 También a una hora fija beberás medio litrode agua.

12 Cocerás ese pan sobre excremento humano, y a la vista de todos lo comerás, como si fuera una torta de cebada».

13 Luego elSeñorañadió: «De igual manera, los israelitas comerán alimentosimpurosen medio de las naciones por donde los voy a dispersar».

14 Entonces exclamé: «¡No,Señormi Dios! ¡Yo jamás me hecontaminadocon nada! Desde mi niñez y hasta el día de hoy, jamás he comido carne de ningún animal que se haya encontrado muerto, o que haya sido despedazado por las fieras. ¡Por mi boca no ha entrado ningún tipo de carne impura!»

15 «Está bien —me respondió—, te doy permiso para que cuezas tu pan sobre excremento de vaca en vez de excremento humano».

16 Luego me dijo: «Hijo de hombre, voy a hacer que escasee el trigo en Jerusalén. La gente comerá el pan racionado y con mucha angustia; también el agua será racionada, la beberán con mucha ansiedad.

17 Escasearán el pan y el agua y, cuando cada uno vea la condición del otro, todos irán perdiendo las fuerzas y acabarán muriéndose a causa de sus pecados.

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Ezequiel 5

1 »Tú, hijo de hombre, toma ahora una espada afilada, y úsala como navaja de afeitar para raparte la cabeza y afeitarte la barba. Toma luego una balanza y divide tu cabello cortado.

2 Cuando se cumplan los días del sitio, quemarás en medio de la ciudad una tercera parte del cabello; otra tercera parte la cortarás con la espada alrededor de la ciudad, y la parte restante la esparcirás al viento. Yo, por mi parte, desenvainaré la espada y perseguiré a sus habitantes.

3 Toma algunos de los cabellos y átalos al borde de tu manto.

4 Luego toma otros pocos y arrójalos en el fuego para que se quemen. Desde allí se extenderá el fuego sobre todo el pueblo de Israel.

5 »Así dice elSeñoromnipotente: Esta es la ciudad de Jerusalén. Yo la coloqué en medio de las naciones y de los territorios a su alrededor.

6 Pero ella se rebeló contra misleyesy decretos, con una perversidad mayor que la de las naciones y territorios vecinos. En otras palabras, rechazó por completo mis leyes y decretos.

7 »Por eso yo, elSeñoromnipotente, declaro: Vosotros habéis sido más rebeldes que las naciones de vuestro alrededor; no habéis seguido mis decretos ni obedecido mis leyes, y ni siquiera os habéis sujetado a las costumbres de esas naciones.

8 Por lo tanto yo, elSeñoromnipotente, declaro: Estoy contra ti, Jerusalén, y te voy a castigar a la vista de todas las naciones.

9 Por causa de tus prácticas detestables, haré contigo lo que jamás he hecho ni volveré a hacer.

10 Entre vosotros habrá padres que se comerán a sus hijos, y también hijos que se comerán a sus padres. Yo los castigaré, y a quien sobreviva lo dispersaré por los cuatro vientos.

11 »Por esta razón yo, elSeñoromnipotente, juro por mí mismo: Como vosotros habéis profanado mi santuario con vuestros ídolos repugnantes y con prácticas detestables, yo os destruiré sin misericordia y sin piedad.

12 Una tercera parte de tu pueblo morirá en tus calles por la peste y por el hambre; otra tercera parte caerá a filo de espada en tus alrededores, y a la tercera parte restante la dispersaré por los cuatro vientos. Yo desenvainaré la espada y perseguiré a la gente.

13 Entonces se apaciguará mi ira, mi enojo contra ellos será saciado, y me daré por satisfecho. Y, cuando en mi celo haya desahogado mi enojo contra ellos, sabrán que yo, elSeñor, lo he dicho.

14 »Yo te convertiré en un montón de ruinas; te haré objeto de burla de todas las naciones que te rodean. Todos los que pasen junto a ti lo verán.

15 Cuando yo te castigue con indignación, enojo y durísimos reproches, serás objeto de burla y de oprobio, y motivo de advertencia y escarmiento para las naciones que te rodean. Yo, elSeñor, lo he dicho.

16 »Yo te haré blanco del hambre, esa mortífera flecha que todo lo destruye. Dispararé a matar, pues traeré sobre ti hambre y escasez de provisiones.

17 Por si fuera poco, lanzaré contra ti animales salvajes que te dejarán sin hijos. Te verás abrumado por las plagas y por el derramamiento de sangre, pues haré que caigas a filo de espada. Yo, elSeñor, lo he dicho».

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Ezequiel 6

Profecía contra los montes de Israel

1 ElSeñorme habló diciendo:

2 «Hijo de hombre, alza tu mirada hacia los cerros de Israel, y profetiza contra ellos.

3 Diles: “Escuchad, cerros de Israel, la palabra delSeñor. Esto dice elSeñoromnipotente a cerros y colinas, a ríos y valles: ‘Haré que venga contra vosotros la espada, y destruiré vuestros lugares de culto idolátrico.

4 Despedazaré vuestros altares, haré añicos vuestros incensarios, y haré también que vuestros muertos caigan frente a vuestros ídolos.

5 En efecto, delante de vuestros ídolos arrojaré los cadáveres de los israelitas, y esparciré vuestros huesos alrededor de vuestros altares.

6 No importa dónde viváis, vuestras ciudades serán destruidas y vuestros lugares de culto idolátrico serán devastados. Vuestros altares quedarán completamente destrozados; vuestros ídolos, hechos un montón de ruinas; vuestros incensarios, hechos añicos. ¡Todas vuestras obras desaparecerán!

7 Vuestra propia gente caerá muerta, y así sabréis que yo soy elSeñor.

8 »” ’Pero yo dejaré que algunos de vosotros escapéis de la muerte y quedéis esparcidos entre las naciones y los pueblos.

9 Los sobrevivientes se acordarán de mí en las naciones donde hayan sido llevados cautivos. Se acordarán de cómo sufrí por culpa de sucorazónadúltero, y de cómo se apartaron de mí y se fueron tras sus ídolos. ¡Sentirán asco de ellos mismos por todas las maldades que hicieron y por sus obras repugnantes!

10 Entonces sabrán que yo, elSeñor, no los amenacé en vano con estas calamidades’ ”.

11 »Así dice elSeñoromnipotente: “Aplaude, patalea y grita: ‘¡Felicitaciones por todas las terribles abominaciones del pueblo de Israel!’ Morirán por la espada, el hambre y la peste.

12 Quien esté lejos perecerá por la peste, y quien esté cerca morirá a filo de espada, y el que quede con vida se morirá de hambre. Así descargaré sobre ellos toda mi ira,

13 y sus cadáveres quedarán tendidos entre sus ídolos y alrededor de sus altares, en las colinas altas y en las cumbres de los cerros, o debajo de todo árbol frondoso y de toda encina tupida, es decir, en los lugares donde ofrecieron incienso de olor agradable a sus ídolos. ¡Entonces sabrán que yo soy elSeñor!

14 Extenderé mi mano contra ellos, y convertiré en tierra desolada su país y todo lugar donde habiten, desde el desierto hasta Riblá. ¡Entonces sabrán que yo soy elSeñor!”»

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Ezequiel 7

El fin ha llegado

1 ElSeñorme habló diciendo:

2 «Hijo de hombre, así dice elSeñoromnipotente al pueblo de Israel: ¡Te llegó la hora! Ha llegado el fin para todo el país.

3 ¡Te ha llegado el fin! Descargaré mi ira sobre ti; te juzgaré según tu conducta y te pediré cuentas de todas tus acciones detestables.

4 No voy a tratarte con piedad ni a tener compasión de ti, sino que te haré pagar cara tu conducta y tus prácticas repugnantes. Así sabrás que yo soy elSeñor.

5 »Así dice elSeñoromnipotente: ¡Las desgracias se siguen unas a otras!

6 ¡Ya viene la hecatombe; tu fin es inminente!

7 Te ha llegado la hora, habitante del país. Ya viene la hora, ya se acerca el día. En las montañas no hay alegría, sino pánico.

8 Voy a descargar sobre ti mi furor; desahogaré mi enojo contra ti. Te juzgaré según tu conducta; te pediré cuentas por todas tus acciones detestables.

9 No voy a tratarte con piedad ni a tener compasión de ti, sino que te haré pagar cara tu conducta y tus prácticas repugnantes. Así sabrás que yo, elSeñor, también puedo herir.

10 »¡Ya llegó el día! ¡Ya está aquí! ¡Tu suerte está echada! Florece la injusticia,germina el orgullo,

11 y la violencia produce frutos de maldad. Nada quedará de vosotrosni de vuestra multitud; nada de vuestra riqueza ni de vuestra opulencia.

12 Llegó la hora; este es el día. Que no se alegre el que compra ni llore el que vende, porque mi enojo caerá sobre toda la multitud.

13 Y aunque el vendedor siga con vida, no recuperará lo vendido. Porque no se revocará la visión referente a toda su multitud, y por su culpa nadie podrá conservar la vida.

14 Aunque toquen la trompeta y preparen todo, nadie saldrá a la batalla, porque mi enojo caerá sobre toda la multitud.

15 »Allá afuera hay guerra; y aquí adentro, peste y hambre. El que esté en el campo morirá a filo de espada, y el que esté en la ciudad se morirá de hambre y de peste.

16 Los que logren escapar se quedarán en las montañas como palomas del valle, cada uno llorando por su maldad.

17 Desfallecerá todo brazo y temblará toda rodilla.

18 Se vestirán de luto, y el terror los dominará. Se llenarán de vergüenza y se convertirán en objeto de burla.

19 La plata la arrojarán a las calles, y el oro lo verán como basura. En el día de la ira delSeñor, ni su oro ni su plata podrán salvarlos, ni les servirán para saciar su hambre y llenarse el estómago, porque el oro fue el causante de su caída.

20 Se enorgullecían de sus joyas hermosas, y las usaron para fabricar sus imágenes detestables y sus ídolos despreciables. Por esta razón convertiré esas joyas en algo repugnante.

21 Haré que vengan los extranjeros y se las roben, y que los malvados de la tierra se las lleven y las profanen.

22 Alejaré de ellos mi presencia, y mi templo será profanado; entrarán los invasores y lo profanarán.

23 »Prepara las cadenas,porque el país se ha llenado de sangre, y la ciudad está llena de violencia.

24 Haré que las naciones más violentas vengan y se apoderen de sus casas. Pondré fin a la soberbia de los poderosos, y sus santuarios serán profanados.

25 Cuando la desesperación los atrape, en vano buscarán lapaz.

26 Una tras otra vendrán las desgracias, al igual que las malas noticias. Del profeta demandarán visiones; la instrucción se alejará del sacerdote, y a los jefes del pueblo no les quedarán consejos.

27 El rey hará duelo, el príncipe se cubrirá de tristeza, y temblarán las manos del pueblo. Yo los trataré según su conducta, y los juzgaré según sus acciones. Así sabrán que yo soy elSeñor».

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Ezequiel 8

Idolatría en el templo

1 En el día quinto del mes sexto del año sexto, yo estaba sentado en mi casa, junto con los jefes de Judá. De pronto, elSeñorpuso su mano sobre mí.

2 Miré entonces, y vi una figura de aspecto humano: de la cintura para abajo, ardía como fuego; de la cintura para arriba, brillaba como el metal bruñido.

3 Aquella figura extendió lo que parecía ser una mano, y me tomó del cabello. Un viento me sostuvo entre la tierra y el cielo, y en visiones divinas me llevó a la parte norte de Jerusalén, hasta la entrada de la puerta interior, que es donde está el ídolo que provoca los celos de Dios.

4 Allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo había visto en el campo.

5 Y Dios me dijo: «Hijo de hombre, levanta la vista hacia el norte». Yo miré en esa dirección, y en la entrada misma, al norte de la puerta del altar, vi el ídolo que provoca los celos de Dios.

6 También me dijo: «Hijo de hombre, ¿ves las grandes abominaciones que cometen los israelitas en este lugar, y que me hacen alejarme de mi santuario? Realmente no has visto nada todavía; peores abominaciones verás».

7 Después me llevó a la entrada del atrio. En el muro había un boquete.

8 Entonces me dijo: «Hijo de hombre, agranda el boquete del muro». Yo agrandé el boquete en el muro y me encontré con una puerta.

9 Dios me dijo: «Entra y observa las abominaciones que allí se cometen».

10 Yo entré y a lo largo del muro vi pinturas de todo tipo: figuras de reptiles y de otros animales repugnantes, y de todos los ídolos de Israel.

11 Setenta jefes israelitas estaban de pie frente a los ídolos, rindiéndoles culto. Entre ellos se encontraba Jazanías hijo de Safán. Cada uno tenía en la mano un incensario, del cual subía una fragante nube de incienso.

12 Y él me dijo: «Hijo de hombre, ¿ves lo que hacen los jefes israelitas en los oscuros nichos de sus ídolos? Andan diciendo: “No hay ningúnSeñorque nos vea. ElSeñorha abandonado el país”».

13 Y añadió: «Ya los verás cometer mayores atrocidades».

14 Luego me llevó a la entrada del templo delSeñor, a la puerta que da hacia el norte. Allí estaban unas mujeres sentadas, que lloraban por el dios Tamuz.

15 Entonces Dios me dijo: «Hijo de hombre, ¿ves esto? Pues aún las verás cometer mayores atrocidades».

16 Y me llevó al atrio interior del templo. A la entrada del templo, entre el vestíbulo y el altar, había unos veinticinco hombres que estaban mirando hacia el oriente y adoraban al sol, de espaldas al templo delSeñor.

17 Me dijo: «Hijo de hombre, ¿ves esto? ¿Tan poca cosa le parece a Judá cometer tales abominaciones que también ha llenado la tierra de violencia y no deja de provocarme? ¡Mira cómo me enardecen, pasándose por la nariz sus pestilentes ramos!

18 Por eso, voy a actuar con furor. No tendré piedad ni compasión de ellos. Por más que me imploren a gritos, ¡no los escucharé!»

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Ezequiel 9

El castigo de los culpables

1 Después oí que Dios clamaba con fuerte voz: «¡Acercaos, verdugos de la ciudad, cada uno con vuestra arma destructora en la mano!»

2 Entonces vi que por el camino de la puerta superior que da hacia el norte venían seis hombres, cada uno con un arma mortal en la mano. Con ellos venía un hombre vestido de lino, que llevaba en la cintura un estuche de escriba. Todos ellos entraron y se pararon junto al altar de bronce.

3 La gloria del Dios de Israel, que estaba sobre losquerubines, se elevó y se dirigió hacia el umbral del templo. Al hombre vestido de lino que llevaba en la cintura un estuche de escriba, elSeñorlo llamó

4 y le dijo: «Recorre la ciudad de Jerusalén, y coloca una señal en la frente de quienes giman y hagan lamentación por todos los actos detestables que se cometen en la ciudad».

5 Pero oí que a los otros les dijo: «Seguidlo. Recorred la ciudad y matad sin piedad ni compasión.

6 Matad a viejos y a jóvenes, a muchachas, niños y mujeres; comenzad en el templo, y no dejéis a nadie con vida. Pero no toquéis a los que tengan la señal». Y aquellos hombres comenzaron a matar a los viejos que estaban frente al templo.

7 Después les dijo: «Salid y profanad el templo; llenad de cadáveres los atrios».

Ellos salieron y comenzaron a matar gente en toda la ciudad.

8 Y mientras mataban, yo me quedé solo, caí rostro en tierra y grité: «¡Ay,Señory Dios! ¿Descargarás tu furor sobre Jerusalén y destruirás a todo el resto de Israel?»

9 ElSeñorme respondió: «La iniquidad del pueblo de Israel y de Judá es extremadamente grande. El país está lleno de violencia; la ciudad, llena de injusticia. Ellos piensan: “ElSeñorha abandonado el país. No hay ningúnSeñorque vea”.

10 Por eso no tendré piedad ni compasión de ellos, sino que les pediré cuentas de su conducta».

11 Entonces el hombre vestido de lino que llevaba en la cintura un estuche de escriba dijo: «Ya hice lo que me mandaste hacer».

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Ezequiel 10

La gloria del Señor abandona el templo

1 Después miré, y sobre la bóveda que estaba encima de la cabeza de losquerubinesvi una especie de piedra de zafiro que tenía la forma de un trono.

2 Y elSeñorle dijo al hombre vestido de lino: «Métete entre las ruedas que están debajo de los querubines, toma un puñado de las brasas que están entre los querubines y espárcelas por toda la ciudad». Y el hombre se metió allí, mientras yo miraba.

3 En el momento en que el hombre entró, los querubines estaban en la parte sur del templo y una nube llenaba el atrio interior.

4 Entonces la gloria delSeñor, que estaba sobre los querubines, se elevó y se dirigió hacia el umbral del templo. La nube llenó el templo, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria delSeñor.

5 El ruido de las alas de los querubines llegaba hasta el atrio exterior, y era semejante a la voz del DiosTodopoderoso.

6 ElSeñorle ordenó al hombre vestido de lino: «Toma fuego de en medio de las ruedas que están entre los querubines». Así que el hombre fue y se paró entre las ruedas.

7 Uno de los querubines extendió la mano, tomó el fuego que estaba entre ellos y lo puso en las manos del hombre vestido de lino, quien lo recibió y se fue.

8 (Debajo de las alas de los querubines se veía algo semejante a la mano de un hombre).

9 Me fijé, y al lado de los querubines vi cuatro ruedas, una junto a cada uno de ellos. Las ruedas tenían un aspecto brillante como el crisólito.

10 Las cuatro ruedas se asemejaban, y parecía como si una rueda estuviera encajada en la otra.

11 Al avanzar, podían hacerlo en las cuatro direcciones sin necesidad de volverse. Avanzaban en la dirección a que apuntaba la cabeza del querubín, y no tenían que volverse.

12 Todo el cuerpo, la espalda, las manos y las alas de los querubines, al igual que las cuatro ruedas, estaban llenos de ojos.

13 Alcancé a oír que a las ruedas se les llamaba «La Rueda».

14 Cada uno de los querubines tenía cuatro caras: la primera, de querubín; la segunda, de hombre; la tercera, de león; y la cuarta, de águila.

15 Los querubines, que eran los mismos seres que yo había visto junto al río Quebar, se elevaron.

16 Cuando avanzaban, las ruedas a su lado hacían lo mismo; cuando desplegaban sus alas para levantarse del suelo, las ruedas no se apartaban de ellos;

17 cuando se detenían, las ruedas hacían lo mismo; cuando se levantaban, las ruedas se levantaban también, porque el espíritu de esos seres vivientes estaba en las ruedas.

18 La gloria delSeñorse elevó por encima del umbral del templo y se detuvo sobre los querubines.

19 Y mientras yo miraba, los querubines desplegaron sus alas y se elevaron del suelo, y junto con las ruedas salieron y se detuvieron en la puerta oriental del templo delSeñor. La gloria del Dios de Israel estaba por encima de ellos.

20 Eran los mismos seres vivientes que, estando yo junto al río Quebar, había visto debajo del Dios de Israel. Entonces me di cuenta de que eran querubines.

21 Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas, y bajo las alas tenían algo que se parecía a las manos de un hombre.

22 Sus caras eran iguales a las que yo había visto junto al río Quebar. Cada uno de ellos caminaba de frente.