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Hechos 1

Jesús llevado al cielo

1 Estimado Teófilo, en mi primer libro me referí a todo lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar

2 hasta el día en que fue llevado al cielo, tras darles instrucciones por medio del Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido.

3 Después de padecer la muerte, se les presentó dándoles muchas pruebas convincentes de que estaba vivo. Durante cuarenta días se les apareció y les habló acerca del reino de Dios.

4 Una vez, mientras comía con ellos, les ordenó:

―No os alejéis de Jerusalén, sino esperad la promesa del Padre, de la cual os he hablado:

5 Juan bautizó conagua, pero dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.

6 Entonces los que estaban reunidos con él le preguntaron:

―Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el reino a Israel?

7 ―No os toca a vosotros conocer la hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre —les contestó Jesús—.

8 Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre vosotros, recibiréis poder y seréis mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.

9 Habiendo dicho esto, mientras ellos lo miraban, fue llevado a las alturas hasta que una nube lo ocultó de su vista.

10 Ellos se quedaron mirando fijamente al cielo mientras él se alejaba. De repente, se les acercaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:

11 ―Galileos, ¿qué hacéis aquí mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido llevado de entre vosotros al cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo habéis visto irse.

Elección de Matías para reemplazar a Judas

12 Entonces regresaron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, situado aproximadamente a un kilómetro de la ciudad.

13 Cuando llegaron, subieron al lugar donde se alojaban. Estaban allí Pedro, Juan,Jacobo, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hijo de Jacobo.

14 Todos, en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración, junto con las mujeres y con los hermanos de Jesús y su madre María.

15 Por aquellos días, Pedro se puso de pie en medio de los creyentes,que eran un grupo como de ciento veinte personas,

16 y les dijo: «Hermanos, tenía que cumplirse la Escritura que, por boca de David, había predicho el Espíritu Santo en cuanto a Judas, el que sirvió de guía a los que arrestaron a Jesús.

17 Judas se contaba entre los nuestros y participaba en nuestro ministerio.

18 (Con el dinero que obtuvo por su crimen, Judas compró un terreno; allí cayó de cabeza, se reventó y se le salieron las vísceras.

19 Todos en Jerusalén se enteraron de ello, así que aquel terreno fue llamado Acéldama, que en su propio idioma quiere decir “Campo de Sangre”).

20 »Porque en el libro de los Salmos —continuó Pedro— está escrito:

»“Que su lugar quede desierto,

y que nadie lo habite”.

También está escrito:

»“Que otro se haga cargo de su oficio”.

21-22 Por tanto, es preciso que se una a nosotros un testigo de la resurrección, uno de los que nos acompañaban todo el tiempo que el Señor Jesús vivió entre nosotros, desde que Juan bautizaba hasta el día en que Jesús fue llevado de entre nosotros».

23 Así que propusieron a dos: a José, llamado Barsabás, apodado el Justo, y a Matías.

24 Y oraron así: «Señor, tú que conoces el corazón de todos, muéstranos a cuál de estos dos has elegido

25 para que se haga cargo del servicio apostólico que Judas dejó para irse al lugar que le correspondía».

26 Luego echaron suertes y la elección recayó en Matías; así que él fue reconocido junto con los once apóstoles.

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Hechos 2

El Espíritu Santo desciende en Pentecostés

1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar.

2 De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos.

3 Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos.

4 Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferenteslenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.

5 Estaban de visita en Jerusalén judíos piadosos, procedentes de todas las naciones de la tierra.

6 Al oír aquel bullicio, se agolparon y quedaron todos pasmados porque cada uno los escuchaba hablar en su propio idioma.

7 Desconcertados y maravillados, decían: «¿No son galileos todos estos que están hablando?

8 ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye hablar en su lengua materna?

9 Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, de Judea y de Capadocia, del Ponto y deAsia,

10 de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las regiones de Libia cercanas a Cirene; visitantes llegados de Roma;

11 judíos y prosélitos; cretenses y árabes: ¡todos por igual los oímos proclamar en nuestra propia lengua las maravillas de Dios!»

12 Desconcertados y perplejos, se preguntaban: «¿Qué quiere decir esto?»

13 Otros se burlaban y decían: «Lo que pasa es que están borrachos».

Pedro se dirige a la multitud

14 Entonces Pedro, con los once, se puso de pie y dijo con voz fuerte: «Compatriotas judíos y todos vosotros que estáis en Jerusalén, dejadme explicaros lo que sucede; prestad atención a lo que os voy a decir.

15 Estos no están borrachos, como suponéis. ¡Apenas son las nueve de la mañana!

16 En realidad, lo que ocurre es lo que anunció el profeta Joel:

17 »“Sucederá que en los últimos días —dice Dios—

derramaré mi Espíritu sobre todo el génerohumano.

Vuestros hijos e hijas profetizarán,

tendrán visiones los jóvenes

y sueños los ancianos.

18 En esos días derramaré mi Espíritu

aun sobre missiervosy mis siervas,

y profetizarán.

19 Arriba en el cielo y abajo en la tierra mostraré prodigios:

sangre, fuego y nubes de humo.

20 El sol se convertirá en tinieblas

y la luna en sangre

antes que llegue el día del Señor,

día grande y esplendoroso.

21 Y todo el que invoque el nombre del Señor

será salvo”.

22 »Pueblo de Israel, escuchad esto: Jesús de Nazaret fue un hombre acreditado por Dios ante vosotros con milagros, señales y prodigios, los cuales realizó Dios entre vosotros por medio de él, como bien sabéis.

23 Este fue entregado según el determinado propósito y el previo conocimiento de Dios; y, por medio de gente malvada,vosotros lo matasteis, clavándolo en la cruz.

24 Sin embargo, Dios lo resucitó, librándolo de las angustias de la muerte, porque era imposible que la muerte lo mantuviera bajo su dominio.

25 En efecto, David dijo de él:

»“Veía yo al Señor siempre delante de mí,

porque él está a miderecha

para que no caiga.

26 Por eso mi corazón se alegra, y canta con gozo mi lengua;

mi cuerpo también vivirá en esperanza.

27 No dejarás que mividatermine en el sepulcro;

no permitirás que tu santo sufra corrupción.

28 Me has dado a conocer los caminos de la vida;

me llenarás de alegría en tu presencia”.

29 »Hermanos, permitidme hablaros con franqueza acerca del patriarca David, que murió y fue sepultado, y cuyo sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy.

30 Era profeta y sabía que Dios le había prometido bajo juramento poner en el trono a uno de sus descendientes.

31 Fue así como previó lo que iba a suceder. Refiriéndose a la resurrección delMesías, afirmó que Dios no dejaría que su vida terminara en el sepulcro, ni que su fin fuera la corrupción.

32 A este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello todos nosotros somos testigos.

33 Exaltado por el poderde Dios, y habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, ha derramado esto que vosotros ahora veis y oís.

34 David no subió al cielo, y sin embargo declaró:

»“Dijo el Señor a mi Señor:

Siéntate a mi derecha,

35 hasta que ponga a tus enemigos

por estrado de tus pies”.

36 »Por tanto, sepa bien todo Israel que a este Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha hecho Señor y Mesías».

37 Cuando oyeron esto, todos se sintieron profundamente conmovidos y les dijeron a Pedro y a los otros apóstoles:

―Hermanos, ¿qué debemos hacer?

38 ―Arrepentíosy bautizaos cada uno de vosotros en el nombre deJesucristopara perdón de vuestros pecados —les contestó Pedro—, y recibiréis el don del Espíritu Santo.

39 En efecto, la promesa es para vosotros, para vuestros hijos y para todos los extranjeros,es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios quiera llamar.

40 Y con muchas otras razones les exhortaba insistentemente:

―¡Salvaos de esta generación perversa!

La comunidad de los creyentes

41 Así pues, los que recibieron su mensaje fueron bautizados, y aquel día se unieron a la iglesia unas tres mil personas.

42 Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración.

43 Todos estaban asombrados por los muchos prodigios y señales que realizaban los apóstoles.

44 Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común:

45 vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno.

46 No dejaban de reunirse en eltemploni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad,

47 alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos.

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Hechos 3

Pedro sana a un mendigo lisiado

1 Cierto día subían Pedro y Juan altemploa las tres de la tarde,que es la hora de la oración.

2 Junto a la puerta llamada Hermosa había un hombre lisiado de nacimiento, al que todos los días dejaban allí para que pidiera limosna a los que entraban en el templo.

3 Cuando este vio que Pedro y Juan iban a entrar, les pidió limosna.

4 Pedro, con Juan, mirándolo fijamente, le dijo:

―¡Míranos!

5 El hombre fijó en ellos la mirada, esperando recibir algo.

6 ―No tengo plata ni oro —declaró Pedro—, pero lo que tengo te doy. En el nombre deJesucristode Nazaret, ¡levántate y anda!

7 Y, tomándolo por la mano derecha, lo levantó. Al instante, los pies y los tobillos del hombre cobraron fuerza.

8 De un salto se puso en pie y comenzó a caminar. Luego entró con ellos en el templo por sus propios pies, saltando y alabando a Dios.

9 Cuando todo el pueblo lo vio caminar y alabar a Dios,

10 lo reconocieron como el mismo hombre que solía pedir limosna sentado junto a la puerta llamada Hermosa, y se llenaron de admiración y asombro por lo que le había ocurrido.

Pedro se dirige a los espectadores

11 Mientras el hombre seguía aferrado a Pedro y a Juan, toda la gente, que no salía de su asombro, corrió hacia ellos al lugar conocido como Pórtico de Salomón.

12 Al ver esto, Pedro les dijo: «Pueblo de Israel, ¿por qué os sorprende lo que ha pasado? ¿Por qué nos miráis como si por nuestro propio poder o virtud hubiéramos hecho caminar a este hombre?

13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha glorificado a su siervo Jesús. Vosotros lo entregasteis y lo rechazasteis ante Pilato, aunque este había decidido soltarlo.

14 Rechazasteis al Santo y Justo, y pedisteis que se indultara a un asesino.

15 Matasteis al autor de la vida, pero Dios lolevantó de entre los muertos, y de eso nosotros somos testigos.

16 Por la fe en el nombre de Jesús, él ha restablecido a este hombre a quien vosotros veis y conocéis. Esta fe que viene por medio de Jesús lo ha sanado por completo, como os consta.

17 »Ahora bien, hermanos, yo sé que vosotros y vuestros dirigentes actuasteis así por ignorancia.

18 Pero de este modo Dios cumplió lo que de antemano había anunciado por medio de todos los profetas: que suMesíastenía que padecer.

19 Por tanto, para que sean borrados vuestros pecados,arrepentíosy volveos a Dios, a fin de que vengan tiempos de descanso de parte del Señor,

20 enviándoos el Mesías que ya había sido preparado para vosotros, el cual es Jesús.

21 Es necesario que él permanezca en el cielo hasta que llegue el tiempo de la restauración de todas las cosas, como Dios lo ha anunciado desde hace siglos por medio de sussantosprofetas.

22 Moisés dijo: “El Señor vuestro Dios hará surgir para vosotros, de entre vuestros propios hermanos, a un profeta como yo; prestad atención a todo lo que os diga.

23 Porque quien no le haga caso será eliminado del pueblo”.

24 »En efecto, a partir de Samuel todos los profetas han anunciado estos días.

25 Vosotros, pues, sois herederos de los profetas y del pacto que Dios estableció con nuestros antepasados al decirle a Abraham: “Todos los pueblos del mundo serán bendecidos por medio de tu descendencia”.

26 Cuando Dios resucitó a su siervo, lo envió primero a vosotros para daros la bendición de que cada uno se convierta de sus maldades».

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Hechos 4

Pedro y Juan ante el Consejo

1 Mientras Pedro y Juan hablaban a la gente, se presentaron los sacerdotes, el capitán de la guardia deltemploy los saduceos.

2 Estaban muy disgustados porque los apóstoles enseñaban a la gente y proclamaban la resurrección, que se había hecho evidente en el caso de Jesús.

3 Prendieron a Pedro y a Juan y, como ya anochecía, los metieron en la cárcel hasta el día siguiente.

4 Pero muchos de los que oyeron el mensaje creyeron, y el número de estos, contando solo a los hombres, llegaba a unos cinco mil.

5 Al día siguiente se reunieron en Jerusalén los gobernantes, losancianosy losmaestros de la ley.

6 Allí estaban el sumo sacerdote Anás, Caifás, Juan, Alejandro y los otros miembros de la familia del sumo sacerdote.

7 Hicieron que Pedro y Juan comparecieran ante ellos y comenzaron a interrogarlos:

―¿Con qué poder, o en nombre de quién, hicisteis esto?

8 Pedro, lleno del Espíritu Santo, les respondió:

―Gobernantes del pueblo y ancianos:

9 Hoy se nos procesa por haber favorecido a un inválido, ¡y se nos pregunta cómo fue sanado!

10 Sabed, pues, todos vosotros y todo el pueblo de Israel que este hombre está aquí delante de vosotros, sano gracias al nombre deJesucristode Nazaret, crucificado por vosotros, peroresucitadopor Dios.

11 Jesucristo es

»“la piedra que desechasteis vosotros los constructores,

y que ha llegado a ser la piedra angular”.

12 De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos».

13 Los gobernantes, al ver la osadía con que hablaban Pedro y Juan, y al darse cuenta de que eran gente sin estudios ni preparación, quedaron asombrados y reconocieron que habían estado con Jesús.

14 Además, como vieron que los acompañaba el hombre que había sido sanado, no tenían nada que alegar.

15 Así que les mandaron que se retiraran delConsejo, y se pusieron a deliberar entre sí:

16 «¿Qué vamos a hacer con estos sujetos? Es un hecho que por medio de ellos ha ocurrido un milagro evidente; todos los que viven en Jerusalén lo saben, y no podemos negarlo.

17 Pero, para evitar que este asunto siga divulgándose entre la gente, vamos a amenazarlos para que no vuelvan a hablar de ese nombre a nadie».

18 Los llamaron y les ordenaron terminantemente que dejaran de hablar y enseñar acerca del nombre de Jesús.

19 Pero Pedro y Juan replicaron:

―¿Es justo delante de Dios obedeceros a vosotros en vez de obedecerlo a él? ¡Juzgadlo vosotros mismos!

20 Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.

21 Después de nuevas amenazas, los dejaron irse. Por causa de la gente, no hallaban manera de castigarlos: todos alababan a Dios por lo que había sucedido,

22 pues el hombre que había sido milagrosamente sanado tenía más de cuarenta años.

La oración de los creyentes

23 Al quedar libres, Pedro y Juan volvieron a los suyos y les relataron todo lo que les habían dicho los jefes de los sacerdotes y losancianos.

24 Cuando lo oyeron, alzaron unánimes la voz en oración a Dios: «Soberano Señor, creador del cielo y de la tierra, del mar y de todo lo que hay en ellos,

25 tú, por medio del Espíritu Santo, dijiste por boca de nuestro padre David, tu siervo:

»“¿Por qué se sublevan lasnaciones

y en vano conspiran los pueblos?

26 Los reyes de la tierra se rebelan

y los gobernantes se confabulan

contra el Señor

y contra su ungido”.

27 En efecto, en esta ciudad se reunieron Herodes y Poncio Pilato, con losgentilesy con el pueblode Israel, contra tu santo siervo Jesús, a quien ungiste

28 para hacer lo que de antemano tu poder y tu voluntad habían determinado que sucediera.

29 Ahora, Señor, toma en cuenta sus amenazas y concede a tussiervosel proclamar tu palabra sin temor alguno.

30 Por eso, extiende tu mano para sanar y hacer señales y prodigios mediante el nombre de tu santo siervo Jesús».

31 Después de haber orado, tembló el lugar en que estaban reunidos; todos fueron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban la palabra de Dios sin temor alguno.

Los creyentes comparten sus bienes

32 Todos los creyentes eran de un solo sentir y pensar. Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones, sino que las compartían.

33 Los apóstoles, a su vez, con gran poder seguían dando testimonio de la resurrección del Señor Jesús. La gracia de Dios se derramaba abundantemente sobre todos ellos,

34 pues no había ningún necesitado en la comunidad. Quienes poseían casas o terrenos los vendían, llevaban el dinero de las ventas

35 y lo entregaban a los apóstoles para que se distribuyera a cada uno según su necesidad.

36 José, un levita natural de Chipre, a quien los apóstoles llamaban Bernabé (que significa: Consolador),

37 vendió un terreno que poseía, llevó el dinero y lo puso a disposición de los apóstoles.

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Hechos 5

Ananías y Safira

1-2 Un hombre llamado Ananías también vendió una propiedad y, en complicidad con su esposa Safira, se quedó con parte del dinero y puso el resto a disposición de los apóstoles.

3 ―Ananías —le dijo Pedro—, ¿cómo es posible que Satanás haya llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo y te quedaras con parte del dinero que recibiste por el terreno?

4 ¿Acaso no era tuyo antes de venderlo? Y una vez vendido, ¿no estaba el dinero en tu poder? ¿Cómo se te ocurrió hacer esto? ¡No has mentido a los hombres, sino a Dios!

5 Al oír estas palabras, Ananías cayó muerto. Y un gran temor se apoderó de todos los que se enteraron de lo sucedido.

6 Entonces se acercaron los más jóvenes, envolvieron el cuerpo, se lo llevaron y le dieron sepultura.

7 Unas tres horas más tarde, entró su esposa, sin saber lo que había ocurrido.

8 ―Dime —le preguntó Pedro—, ¿vendisteis el terreno por tal precio?

―Sí —dijo ella—, por tal precio.

9 ―¿Por qué os pusisteis de acuerdo para poner apruebaal Espíritu del Señor? —le recriminó Pedro—. ¡Mira! Los que sepultaron a tu esposo acaban de regresar y ahora te llevarán a ti.

10 En ese mismo instante ella cayó muerta a los pies de Pedro. Entonces entraron los jóvenes y, al verla muerta, se la llevaron y le dieron sepultura al lado de su esposo.

11 Y un gran temor se apoderó de toda la iglesia y de todos los que se enteraron de estos sucesos.

Los apóstoles sanan a muchas personas

12 Por medio de los apóstoles ocurrían muchas señales y prodigios entre el pueblo; y todos los creyentes se reunían de común acuerdo en el Pórtico de Salomón.

13 Nadie entre el pueblo se atrevía a juntarse con ellos, aunque los elogiaban.

14 Y seguía aumentando el número de los que confiaban en el Señor.

15 Era tal la multitud de hombres y mujeres que hasta sacaban a los enfermos a las plazas y los ponían en camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos.

16 También de los pueblos vecinos a Jerusalén acudían multitudes que llevaban personas enfermas y atormentadas porespíritus malignos, y todas eran sanadas.

Persiguen a los apóstoles

17 El sumo sacerdote y todos sus partidarios, que pertenecían a la secta de los saduceos, se llenaron de envidia.

18 Entonces arrestaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública.

19 Pero en la noche un ángel del Señor abrió las puertas de la cárcel y los sacó.

20 «Id —les dijo—, presentaos en eltemploy comunicad al pueblo todo este mensaje de vida».

21 Conforme a lo que habían oído, al amanecer entraron en el templo y se pusieron a enseñar. Cuando llegaron el sumo sacerdote y sus partidarios, convocaron alConsejo, es decir, a la asamblea general de losancianosde Israel, y mandaron traer de la cárcel a los apóstoles.

22 Pero, al llegar los guardias a la cárcel, no los encontraron. Así que volvieron con el siguiente informe:

23 «Encontramos la cárcel cerrada, con todas las medidas de seguridad, y a los guardias firmes a las puertas; pero, cuando abrimos, no encontramos a nadie dentro».

24 Al oírlo, el capitán de la guardia del templo y los jefes de los sacerdotes se quedaron perplejos, preguntándose en qué terminaría todo aquello.

25 En esto, se presentó alguien que les informó: «¡Mirad! Los hombres que metisteis en la cárcel están en el templo y siguen enseñando al pueblo».

26 Fue entonces el capitán con sus guardias y trajo a los apóstoles sin recurrir a la fuerza, porque temían ser apedreados por la gente.

27 Los condujeron ante el Consejo, y el sumo sacerdote les recriminó:

28 ―Terminantemente os hemos prohibido enseñar en ese nombre. Sin embargo, vosotros habéis llenado a Jerusalén con vuestras enseñanzas, y os habéis propuesto echarnos la culpa a nosotros de la muertede ese hombre.

29 ―¡Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres! —respondieron Pedro y los demás apóstoles—.

30 El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándolo de un madero.

31 Por su poder,Dios lo exaltó como Príncipe y Salvador, para dar a Israelarrepentimientoy perdón de pecados.

32 Nosotros somos testigos de estos acontecimientos, y también lo es el Espíritu Santo que Dios ha dado a quienes le obedecen.

33 A los que oyeron esto se les subió la sangre a la cabeza y querían matarlos.

34 Pero unfariseollamado Gamaliel,maestro de la leymuy respetado por todo el pueblo, se puso de pie en el Consejo y mandó que hicieran salir por un momento a los apóstoles.

35 Luego dijo: «Hombres de Israel, pensaos bien lo que estáis a punto de hacer con estos hombres.

36 Hace algún tiempo surgió Teudas, jactándose de ser alguien, y se le unieron unos cuatrocientos hombres. Pero lo mataron y todos sus seguidores se dispersaron y allí se acabó todo.

37 Después de él surgió Judas el galileo, en los días del censo, y logró que la gente lo siguiera. A él también lo mataron, y todos sus secuaces se dispersaron.

38 En este caso os aconsejo que dejéis a estos hombres en paz. ¡Soltadlos! Si lo que se proponen y hacen es de origen humano, fracasará;

39 pero, si es de Dios, no podréis destruirlos, y os encontraréis luchando contra Dios».

Se dejaron persuadir por Gamaliel.

40 Entonces llamaron a los apóstoles y, después de azotarlos, les ordenaron que no hablaran más en el nombre de Jesús. Después de eso los soltaron.

41 Así pues, los apóstoles salieron del Consejo, llenos de gozo por haber sido considerados dignos de sufrir afrentas por causa del Nombre.

42 Y día tras día, en el templo y de casa en casa, no dejaban de enseñar y anunciar las buenasnuevasde que Jesús es elMesías.

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Hechos 6

Elección de los siete

1 En aquellos días, al aumentar el número de los discípulos, se quejaron los judíos de habla griega contra los de habla arameade que sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria de los alimentos.

2 Así que los doce reunieron a toda la comunidad de discípulos y les dijeron: «No está bien que nosotros, los apóstoles, descuidemos el ministerio de la palabra de Dios para servir las mesas.

3 Hermanos, escoged de entre vosotros a siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu y de sabiduría, para encargarles esta responsabilidad.

4 Así nosotros nos dedicaremos de lleno a la oración y al ministerio de la palabra».

5 Esta propuesta agradó a toda la asamblea. Escogieron a Esteban, hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, un prosélito de Antioquía.

6 Los presentaron a los apóstoles, quienes oraron y les impusieron las manos.

7 Y la palabra de Dios se difundía: el número de los discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén, e incluso muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.

Arresto de Esteban

8 Esteban, hombre lleno de la gracia y del poder de Dios, hacía grandes prodigios y señales milagrosas entre el pueblo.

9 Con él se pusieron a discutir ciertos individuos de la sinagoga llamada de los Libertos, donde había judíos de Cirene y de Alejandría, de Cilicia y de la provincia deAsia.

10 Como no podían hacer frente a la sabiduría ni al Espíritu con que hablaba Esteban,

11 instigaron a unos hombres a decir: «Hemos oído a Estebanblasfemarcontra Moisés y contra Dios».

12 Agitaron al pueblo, a losancianosy a losmaestros de la ley. Se apoderaron de Esteban y lo llevaron ante elConsejo.

13 Presentaron testigos falsos, que declararon: «Este hombre no deja de hablar contra este lugar santo y contra la ley.

14 Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que nos dejó Moisés».

15 Todos los que estaban sentados en el Consejo fijaron la mirada en Esteban y vieron que su rostro se parecía al de un ángel.

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Hechos 7

Discurso de Esteban ante el Consejo

1 ―¿Son ciertas estas acusaciones? —le preguntó el sumo sacerdote.

2 Él contestó:

―Hermanos y padres, ¡escuchadme! El Dios de la gloria se apareció a nuestro padre Abraham cuando este aún vivía en Mesopotamia, antes de establecerse en Jarán.

3 “Deja tu tierra y a tus parientes —le dijo Dios—, y ve a la tierra que yo te mostraré”.

4 »Entonces salió de la tierra de los caldeos y se estableció en Jarán. Desde allí, después de la muerte de su padre, Dios lo trasladó a esta tierra en la que vosotros vivís ahora.

5 No le dio herencia alguna en ella, ni siquiera dónde plantar el pie, pero le prometió dársela en posesión a él y a su descendencia, aunque Abraham no tenía ni un solo hijo todavía.

6 Dios le dijo así: “Tus descendientes vivirán como extranjeros en tierra extraña, donde serán esclavizados y maltratados durante cuatrocientos años.

7 Pero, sea cual sea la nación que los esclavice, yo la castigaré, y después tus descendientes saldrán de esa tierra y me adorarán en este lugar”.

8 Hizo con Abraham el pacto que tenía por señal la circuncisión. Así, cuando Abraham tuvo a su hijo Isaac, lo circuncidó a los ocho días de nacer, e Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas.

9 »Por envidia, los patriarcas vendieron a José como esclavo, quien fue llevado a Egipto; pero Dios estaba con él

10 y lo libró de todas sus desgracias. Le dio sabiduría para ganarse el favor del faraón, rey de Egipto, que lo nombró gobernador del país y del palacio real.

11 »Hubo entonces un hambre que azotó a todo Egipto y a Canaán, causando mucho sufrimiento, y nuestros antepasados no encontraban alimentos.

12 Al enterarse Jacob de que había comida en Egipto, mandó allá a nuestros antepasados en una primera visita.

13 En la segunda, José se dio a conocer a sus hermanos, y el faraón conoció el origen de José.

14 Después de esto, José mandó llamar a su padre Jacob y a toda su familia, setenta y cinco personas en total.

15 Bajó entonces Jacob a Egipto, y allí murieron él y nuestros antepasados.

16 Sus restos fueron llevados a Siquén y puestos en el sepulcro que a buen precio Abraham había comprado a los hijos de Jamor en Siquén.

17 »Cuando ya se acercaba el tiempo de que se cumpliera la promesa que Dios le había hecho a Abraham, el pueblo crecía y se multiplicaba en Egipto.

18 Por aquel entonces subió al trono de Egipto un nuevo rey que no sabía nada de José.

19 Este rey usó de artimañas con nuestro pueblo y oprimió a nuestros antepasados, obligándolos a dejar abandonados a sus hijos recién nacidos para que murieran.

20 »En aquel tiempo nació Moisés, y fue agradable a los ojos de Dios.Por tres meses se crio en la casa de su padre

21 y, al quedar abandonado, la hija del faraón lo adoptó y lo crio como a su propio hijo.

22 Así Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios, y era poderoso en palabra y en obra.

23 »Cuando cumplió cuarenta años, Moisés tuvo el deseo de visitar a sus hermanos israelitas.

24 Al ver que un egipcio maltrataba a uno de ellos, acudió en su defensa y lo vengó matando al egipcio.

25 Moisés suponía que sus hermanos reconocerían que Dios iba a liberarlos por medio de él, pero ellos no lo comprendieron así.

26 Al día siguiente, Moisés sorprendió a dos israelitas que estaban peleando. Trató de reconciliarlos, diciéndoles: “Vosotros sois hermanos; ¿por qué queréis haceros daño?”

27 »Pero el que estaba maltratando al otro empujó a Moisés y le dijo: “¿Y quién te nombró a ti gobernante y juez sobre nosotros?

28 ¿Acaso quieres matarme a mí, como mataste ayer al egipcio?”

29 Al oír esto, Moisés huyó a Madián; allí vivió como extranjero y tuvo dos hijos.

30 »Pasados cuarenta años, se le apareció un ángel en el desierto cercano al monte Sinaí, en las llamas de una zarza que ardía.

31 Moisés se asombró de lo que veía. Al acercarse para observar, oyó la voz del Señor:

32 “Yo soy el Dios de tus antepasados, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob”.Moisés se puso a temblar de miedo, y no se atrevía a mirar.

33 »Le dijo el Señor: “Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa.

34 Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. Los he escuchado quejarse, así que he descendido para librarlos. Ahora ven y te enviaré de vuelta a Egipto”.

35 »A este mismo Moisés, a quien habían rechazado diciéndole: “¿Y quién te nombró gobernante y juez?”, Dios lo envió para ser gobernante y libertador, mediante el poder del ángel que se le apareció en la zarza.

36 Él los sacó de Egipto haciendo prodigios y señales milagrosas tanto en la tierra de Egipto como en el Mar Rojo, y en el desierto durante cuarenta años.

37 »Este Moisés dijo a los israelitas: “Dios hará surgir para vosotros, de entre vuestros propios hermanos, un profeta como yo”.

38 Este mismo Moisés estuvo en la asamblea en el desierto, con el ángel que le habló en el monte Sinaí, y con nuestros antepasados. Fue también él quien recibió palabras de vida para comunicárnoslas a nosotros.

39 »Nuestros antepasados no quisieron obedecerlo, sino que lo rechazaron. Lo que realmente deseaban era volver a Egipto,

40 por lo cual le dijeron a Aarón: “Tienes que hacernos dioses que vayan delante de nosotros, porque a ese Moisés que nos sacó de Egipto, ¡no sabemos qué pudo haberle pasado!”

41 »Entonces se hicieron un ídolo en forma de becerro. Le ofrecieron sacrificios y tuvieron fiesta en honor de la obra de sus manos.

42 Pero Dios les volvió la espalda y los entregó a que rindieran culto a los astros. Así está escrito en el libro de los profetas:

»“Casa de Israel, ¿acaso me ofrecisteis vosotros sacrificios y ofrendas

durante los cuarenta años en el desierto?

43 Por el contrario, vosotros os encargasteis del tabernáculo de Moloc,

de la estrella del dios Refán

y de las imágenes que hicisteis para adorarlas.

Por lo tanto, os mandaré al exilio”más allá de Babilonia.

44 »Nuestros antepasados tenían en el desierto el tabernáculo del testimonio, hecho conforme Dios le había ordenado a Moisés, según el modelo que este había visto.

45 Después de haber recibido el tabernáculo, lo trajeron consigo bajo el mando de Josué, cuando conquistaron la tierra de las naciones que Dios expulsó de la presencia de ellos. Allí permaneció hasta el tiempo de David,

46 quien disfrutó del favor de Dios y pidió que le permitiera proveer una morada para el Diosde Jacob.

47 Pero fue Salomón quien construyó la casa.

48 »Sin embargo, el Altísimo no habita en casas construidas por manos humanas. Como dice el profeta:

49 »“El cielo es mi trono,

y la tierra, el estrado de mis pies.

¿Qué clase de casa me construiréis?

—dice el Señor—.

¿O qué lugar de descanso?

50 ¿No es mi mano la que ha hecho todas estas cosas?”

51 »¡Tercos, duros de corazón y oídos!Vosotros sois iguales que vuestros antepasados: ¡Siempre resistís al Espíritu Santo!

52 ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros antepasados? Ellos mataron a los que de antemano anunciaron la venida del Justo, y ahora a este lo habéis traicionado y asesinado

53 vosotros, que recibisteis la ley promulgada por medio de ángeles y no la habéis obedecido».

Muerte de Esteban

54 Al oír esto, rechinando los dientes, montaron en cólera contra él.

55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a laderechade Dios.

56 ―¡Veo el cielo abierto —exclamó—, y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios!

57 Entonces ellos, gritando, se taparon los oídos y todos a una se abalanzaron sobre él,

58 lo sacaron a empellones fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo. Los acusadores confiaron sus mantos a un joven llamado Saulo.

59 Mientras lo apedreaban, Esteban oraba.

―Señor Jesús —decía—, recibe mi espíritu.

60 Luego cayó de rodillas y gritó:

―¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado!

Cuando hubo dicho esto, murió.

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Hechos 8

1 Y Saulo estaba allí, dando su aprobación a la muerte de Esteban.

La iglesia perseguida y dispersa

Aquel día se desató una gran persecución contra la iglesia en Jerusalén, y todos, excepto los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria.

2 Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él.

3 Saulo, por su parte, causaba estragos en la iglesia: entrando de casa en casa, arrastraba a hombres y mujeres y los metía en la cárcel.

Felipe en Samaria

4 Los que se habían dispersado predicaban la palabra por dondequiera que iban.

5 Felipe bajó a una ciudad de Samaria y les anunciaba alMesías.

6 Al oír a Felipe y ver las señales milagrosas que realizaba, mucha gente se reunía y todos prestaban atención a su mensaje.

7 De muchos endemoniados losespíritus malignossalían dando alaridos, y un gran número de paralíticos y cojos quedaban sanos.

8 Y aquella ciudad se llenó de alegría.

Simón el hechicero

9 Ya desde antes había en esa ciudad un hombre llamado Simón que, jactándose de ser un gran personaje, practicaba la hechicería y asombraba a la gente de Samaria.

10 Todos, desde el más pequeño hasta el más grande, le prestaban atención y exclamaban: «¡Este hombre es al que llaman el Gran Poder de Dios!»

11 Lo seguían porque por mucho tiempo los había tenido deslumbrados con sus artes mágicas.

12 Pero, cuando creyeron a Felipe, que les anunciaba las buenasnuevasdel reino de Dios y el nombre deJesucristo, tanto hombres como mujeres se bautizaron.

13 Simón mismo creyó y, después de bautizarse, seguía a Felipe por todas partes, asombrado de los grandes milagros y señales que veía.

14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que los samaritanos habían aceptado la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan.

15 Estos, al llegar, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo,

16 porque el Espíritu aún no había descendido sobre ninguno de ellos; solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús.

17 Entonces Pedro y Juan les impusieron las manos, y ellos recibieron el Espíritu Santo.

18 Al ver Simón que mediante la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero

19 y les pidió:

―Dadme también a mí ese poder, para que todos a quienes yo les imponga las manos reciban el Espíritu Santo.

20 ―¡Que tu dinero perezca contigo —le contestó Pedro—, porque intentaste comprar el don de Dios con dinero!

21 No tienes arte ni parte en este asunto, porque no eres íntegro delante de Dios.

22 Por eso,arrepiéntetede tu maldad y ruega al Señor. Tal vez te perdone el haber tenido esa mala intención.

23 Veo que vas camino a la amargura y a la esclavitud del pecado.

24 ―Rogad al Señor por mí —respondió Simón—, para que no me suceda nada de lo que habéis dicho.

25 Después de testificar y proclamar la palabra del Señor, Pedro y Juan se pusieron en camino de vuelta a Jerusalén, y de paso predicaron elevangelioen muchas poblaciones de los samaritanos.

Felipe y el etíope

26 Un ángel del Señor le dijo a Felipe: «Ponte en marcha hacia el sur, por el camino del desierto que baja de Jerusalén a Gaza».

27 Felipe emprendió el viaje, y resulta que se encontró con un etíopeeunuco, alto funcionario encargado de todo el tesoro de Candace, reina de los etíopes. Este había ido a Jerusalén para adorar

28 y, en el viaje de regreso a su país, iba sentado en su carroza, leyendo el libro del profeta Isaías.

29 El Espíritu le dijo a Felipe: «Acércate y júntate a ese carro».

30 Felipe se acercó de prisa a la carroza y, al oír que el hombre leía al profeta Isaías, le preguntó:

―¿Acaso entiendes lo que estás leyendo?

31 ―¿Y cómo voy a entenderlo —contestó— si nadie me lo explica?

Así que invitó a Felipe a subir y sentarse con él.

32 El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era el siguiente:

«Como oveja, fue llevado al matadero;

y como cordero que enmudece ante su trasquilador,

ni siquiera abrió su boca.

33 Lo humillaron y no le hicieron justicia.

¿Quién describirá su descendencia?

Porque su vida fue arrancada de la tierra».

34 ―Dime, por favor, ¿de quién habla aquí el profeta, de sí mismo o de algún otro? —le preguntó el eunuco a Felipe.

35 Entonces Felipe, comenzando con ese mismo pasaje de la Escritura, le anunció las buenasnuevasacerca de Jesús.

36 Mientras iban por el camino, llegaron a un lugar donde había agua, y dijo el eunuco:

―Mira, aquí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado?

38 Entonces mandó parar la carroza, y ambos bajaron al agua, y Felipe lo bautizó.

39 Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor se llevó de repente a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, pero siguió alegre su camino.

40 En cuanto a Felipe, apareció en Azoto, y se fue predicando elevangelioen todos los pueblos hasta que llegó a Cesarea.

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Hechos 9

Conversión de Saulo

1 Mientras tanto, Saulo, respirando aún amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote

2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco. Tenía la intención de encontrar y llevar presos a Jerusalén a todos los que pertenecieran al Camino, fueran hombres o mujeres.

3 En el viaje sucedió que, al acercarse a Damasco, una luz del cielo resplandeció de repente a su alrededor.

4 Él cayó al suelo y oyó una voz que le decía:

―Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?

5 ―¿Quién eres, Señor? —preguntó.

―Yo soy Jesús, a quien tú persigues —le contestó la voz—.

6 Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer.

7 Los hombres que viajaban con Saulo se detuvieron atónitos, porque oían la voz, pero no veían a nadie.

8 Saulo se levantó del suelo, pero cuando abrió los ojos no podía ver, así que lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco.

9 Estuvo ciego tres días, sin comer ni beber nada.

10 Había en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor llamó en una visión.

―¡Ananías!

―Aquí estoy, Señor.

11 ―Anda, ve a la casa de Judas, en la calle llamada Derecha, y pregunta por un tal Saulo de Tarso. Está orando,

12 y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista.

13 Entonces Ananías respondió:

―Señor, he oído hablar mucho de ese hombre y de todo el mal que ha causado a tussantosen Jerusalén.

14 Y ahora lo tenemos aquí, autorizado por los jefes de los sacerdotes, para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre.

15 ―¡Ve! —insistió el Señor—, porque ese hombre es mi instrumento escogido para dar a conocer mi nombre tanto a lasnacionesy a sus reyes como al pueblo de Israel.

16 Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi nombre.

17 Ananías se fue y, cuando llegó a la casa, le impuso las manos a Saulo y le dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo».

18 Al instante cayó de los ojos de Saulo algo como escamas, y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado;

19 y, habiendo comido, recobró las fuerzas.

Saulo en Damasco y en Jerusalén

Saulo pasó varios días con los discípulos que estaban en Damasco,

20 y en seguida se dedicó a predicar en las sinagogas, afirmando que Jesús es el Hijo de Dios.

21 Todos los que le oían quedaban asombrados, y preguntaban: «¿No es este el que en Jerusalén perseguía a muerte a los que invocan ese nombre? ¿Y no ha venido aquí para llevárselos presos y entregarlos a los jefes de los sacerdotes?»

22 Pero Saulo cobraba cada vez más fuerza y confundía a los judíos que vivían en Damasco, demostrándoles que Jesús es elMesías.

23 Después de muchos días, los judíos se pusieron de acuerdo para hacerlo desaparecer,

24 pero Saulo se enteró de sus maquinaciones. Día y noche vigilaban de cerca las puertas de la ciudad con el fin de eliminarlo.

25 Pero sus discípulos se lo llevaron de noche y lo bajaron en un canasto por una abertura en la muralla.

26 Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos, pero todos tenían miedo de él, porque no creían que de veras fuera discípulo.

27 Entonces Bernabé lo tomó a su cargo y lo llevó a los apóstoles. Saulo les describió en detalle cómo en el camino había visto al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había predicado con libertad en el nombre de Jesús.

28 Así que se quedó con ellos, y andaba por todas partes en Jerusalén, hablando abiertamente en el nombre del Señor.

29 Conversaba y discutía con los judíos de habla griega,pero ellos se proponían eliminarlo.

30 Cuando se enteraron de ello los hermanos, se lo llevaron a Cesarea y de allí lo mandaron a Tarso.

31 Mientras tanto, la iglesia disfrutaba de paz a la vez que se consolidaba en toda Judea, Galilea y Samaria, pues vivía en el temor del Señor. E iba creciendo en número, fortalecida por el Espíritu Santo.

Eneas y Dorcas

32 Pedro, que estaba recorriendo toda la región, fue también a visitar a lossantosque vivían en Lida.

33 Allí encontró a un paralítico llamado Eneas, que llevaba ocho años en cama.

34 «Eneas —le dijo Pedro—,Jesucristote sana. Levántate y haz tu cama». Y al instante se levantó.

35 Todos los que vivían en Lida y en Sarón lo vieron, y se convirtieron al Señor.

36 Había en Jope una discípula llamada Tabita (que traducido es Dorcas). Esta se esmeraba en hacer buenas obras y en ayudar a los pobres.

37 Sucedió que en esos días cayó enferma y murió. Pusieron el cadáver, después de lavarlo, en un cuarto de la planta alta.

38 Y como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, al enterarse de que Pedro se encontraba en Lida, enviaron a dos hombres a rogarle: «¡Por favor, ven a Jope en seguida!»

39 Sin demora, Pedro se fue con ellos, y cuando llegó lo llevaron al cuarto de arriba. Todas las viudas se presentaron, llorando y mostrándole las túnicas y otros vestidos que Dorcas había hecho cuando aún estaba con ellas.

40 Pedro hizo que todos salieran del cuarto; luego se puso de rodillas y oró. Volviéndose hacia la muerta, dijo: «Tabita, levántate». Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó.

41 Él, tomándola de la mano, la levantó. Luego llamó a loscreyentesy a las viudas, a quienes se la presentó viva.

42 La noticia se difundió por todo Jope, y muchos creyeron en el Señor.

43 Pedro se quedó en Jope bastante tiempo, en casa de un tal Simón, que era curtidor.

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Hechos 10

Cornelio manda llamar a Pedro

1 Vivía en Cesarea un centurión llamado Cornelio, del regimiento conocido como el Italiano.

2 Él y toda su familia eran devotos y temerosos de Dios. Realizaba muchas obras de beneficencia para el pueblo de Israel y oraba a Dios constantemente.

3 Un día, como a las tres de la tarde,tuvo una visión. Vio claramente a un ángel de Dios que se le acercaba y le decía:

―¡Cornelio!

4 ―¿Qué quieres, Señor? —le preguntó Cornelio, mirándolo fijamente y con mucho miedo.

―Dios ha recibido tus oraciones y tus obras de beneficencia como una ofrenda —le contestó el ángel—.

5 Envía de inmediato a algunos hombres a Jope para que hagan venir a un tal Simón, apodado Pedro.

6 Él se hospeda con Simón el curtidor, que tiene su casa junto al mar.

7 Después de que se fuera el ángel que le había hablado, Cornelio llamó a dos de sus siervos y a un soldado devoto de los que le servían regularmente.

8 Les explicó todo lo que había sucedido y los envió a Jope.

La visión de Pedro

9 Al día siguiente, mientras ellos iban de camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar. Era casi el mediodía.

10 Tuvo hambre y quiso algo de comer. Mientras se lo preparaban, le sobrevino un éxtasis.

11 Vio el cielo abierto y algo parecido a una gran sábana que, suspendida por las cuatro puntas, descendía hacia la tierra.

12 En ella había toda clase de cuadrúpedos, como también reptiles y aves.

13 ―Levántate, Pedro; mata y come —le dijo una voz.

14 ―¡De ninguna manera, Señor! —replicó Pedro—. Jamás he comido nadaimpuroo inmundo.

15 Por segunda vez le insistió la voz:

―Lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro.

16 Esto sucedió tres veces, y en seguida la sábana fue recogida al cielo.

17 Pedro no acertaba a explicarse cuál podría ser el significado de la visión. Mientras tanto, los hombres enviados por Cornelio, que estaban preguntando por la casa de Simón, se presentaron a la puerta.

18 Llamando, averiguaron si allí se hospedaba Simón, apodado Pedro.

19 Mientras Pedro seguía reflexionando sobre el significado de la visión, el Espíritu le dijo: «Mira, Simón, treshombres te buscan.

20 Date prisa, baja y no dudes en ir con ellos, porque yo los he enviado».

21 Pedro bajó y les dijo a los hombres:

―Aquí estoy; yo soy el que buscáis. ¿Qué asunto os ha traído hasta aquí?

22 Ellos le contestaron:

―Venimos de parte del centurión Cornelio, un hombre justo y temeroso de Dios, respetado por todo el pueblo judío. Un ángel de Dios le dio instrucciones de invitarte a su casa para escuchar lo que tú tienes que decirle.

23 Entonces Pedro los invitó a pasar y los hospedó.

Pedro en casa de Cornelio

Al día siguiente, Pedro se fue con ellos acompañado de algunos creyentes de Jope.

24 Un día después llegó a Cesarea. Cornelio estaba esperándolo con los parientes y amigos íntimos que había reunido.

25 Al llegar Pedro a la casa, Cornelio salió a recibirlo y, postrándose delante de él, le rindió homenaje.

26 Pero Pedro hizo que se levantara, y le dijo:

―Ponte de pie, que solo soy un hombre como tú.

27 Pedro entró en la casa conversando con él, y encontró a muchos reunidos.

28 Entonces les habló así:

―Vosotros sabéis muy bien que nuestra ley prohíbe que un judío se junte con un extranjero o lo visite. Pero Dios me ha hecho ver que a nadie debo llamarimpuroo inmundo.

29 Por eso, cuando enviasteis por mí, vine sin poner ninguna objeción. Ahora permitidme que os pregunte: ¿para qué me habéis hecho venir?

30 Cornelio contestó:

―Hace cuatro días a esta misma hora, las tres de la tarde, estaba yo en casa orando.De repente apareció delante de mí un hombre vestido con ropa brillante,

31 y me dijo: “Cornelio, Dios ha oído tu oración y se ha acordado de tus obras de beneficencia.

32 Por lo tanto, envía a alguien a Jope para hacer venir a Simón, apodado Pedro, que se hospeda en casa de Simón el curtidor, junto al mar”.

33 Así que inmediatamente mandé a llamarte, y tú has tenido la bondad de venir. Ahora estamos todos aquí, en la presencia de Dios, para escuchar todo lo que el Señor te ha encomendado que nos digas.

34 Pedro tomó la palabra, y dijo:

―Ahora comprendo que en realidad Dios no tiene favoritismos,

35 sino que en toda nación él ve con agrado a los que le temen y actúan con justicia.

36 Dios envió su mensaje al pueblo de Israel, anunciando las buenasnuevasde la paz por medio deJesucristo, que es el Señor de todos.

37 Vosotros conocéis este mensaje que se difundió por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan.

38 Me refiero a Jesús de Nazaret: cómo lo ungió Dios con el Espíritu Santo y con poder, y cómo anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que estaban oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

39 Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. Lo mataron, colgándolo de un madero,

40 pero Dios lo resucitó al tercer día y dispuso que se apareciera,

41 no a todo el pueblo, sino a nosotros, testigos previamente escogidos por Dios, que comimos y bebimos con él después de suresurrección.

42 Él nos mandó a predicar al pueblo y a dar solemne testimonio de que ha sido nombrado por Dios como juez de vivos y muertos.

43 De él dan testimonio todos los profetas, que todo el que cree en él recibe, por medio de su nombre, el perdón de los pecados.

44 Mientras Pedro estaba todavía hablando, el Espíritu Santo descendió sobre todos los que escuchaban el mensaje.

45 Los defensores de la circuncisión que habían llegado con Pedro se quedaron asombrados de que el don del Espíritu Santo se hubiera derramado también sobre losgentiles,

46 pues los oían hablar enlenguasy alabar a Dios. Entonces Pedro respondió:

47 ―¿Acaso puede alguien negar el agua para que sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo de igual manera que nosotros?

48 Y mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Entonces le pidieron que se quedara con ellos algunos días.