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Jueces 1

Israel continúa su lucha contra los cananeos

1 Después de la muerte de Josué, los israelitas le preguntaron alSeñor:

―¿Quién de nosotros será el primero en subir y pelear contra los cananeos?

2 ElSeñorrespondió:

―Judá será el primero en subir, puesto que ya le he entregado el país en sus manos.

3 Entonces los de la tribu de Judá dijeron a sus hermanos de la tribu de Simeón: «Subid con nosotros al territorio que nos ha tocado, y pelearemos contra los cananeos; después nosotros iremos con vosotros al territorio que os tocó». Y los de la tribu de Simeón los acompañaron.

4 Cuando Judá atacó, elSeñorentregó en sus manos a los cananeos y a los ferezeos. En Bézec derrotaron a diez mil hombres.

5 Allí se toparon con Adoní Bézec y pelearon contra él, y derrotaron a los cananeos y a los ferezeos.

6 Adoní Bézec logró escapar, pero lo persiguieron hasta que lo alcanzaron, y le cortaron los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies.

7 Entonces Adoní Bézec exclamó: «¡Setenta reyes, cortados los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies, recogían migajas debajo de mi mesa! ¡Ahora Dios me ha pagado con la misma moneda!» Luego lo llevaron a Jerusalén, y allí murió.

8 Los de la tribu de Judá también atacaron a Jerusalén; la capturaron, matando a todos a filo de espada, y luego incendiaron la ciudad.

9 Después la tribu de Judá fue a pelear contra los cananeos que vivían en la región montañosa, en el Néguev y en la Sefelá.

10 Avanzaron contra los cananeos que vivían en Hebrón, ciudad que antes se llamaba Quiriat Arbá, y derrotaron a Sesay, Ajimán y Talmay.

11 Desde allí, avanzaron contra los habitantes de Debir, ciudad que antes se llamaba Quiriat Séfer.

12 Entonces Caleb dijo: «A quien derrote a Quiriat Séfer y la conquiste, yo le daré por esposa a mi hija Acsa».

13 Y fue Otoniel hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb, quien la conquistó; así que Caleb le dio por esposa a su hija Acsa.

14 Cuando ella llegó, Otoniel la convencióde que le pidiera un terreno a su padre. Al bajar Acsa del asno, Caleb le preguntó:

―¿Qué te pasa?

15 ―Concédeme un gran favor —respondió ella—. Ya que me has dado tierras en el Néguev, dame también manantiales.

Fue así como Caleb le dio a su hija manantiales en las zonas altas y en las bajas.

16 Los descendientes de Hobabel quenita, suegro de Moisés, acompañaron a la tribu de Judá desde la Ciudad de las Palmerashasta el desierto de Judá, que está en el Néguev, cerca de Arad. Allí habitaron con la gente del lugar.

17 Después fueron los de la tribu de Judá con sus hermanos de la tribu de Simeón y derrotaron a los cananeos que vivían en Sefat, ciudad a la quedestruyeronpor completo. Desde entonces Sefat fue llamada Jormá.

18 Los hombres de Judá también conquistaron las ciudades de Gaza, Ascalón y Ecrón, cada una de ellas con su propio territorio.

19 ElSeñorestaba con los hombres de Judá. Estos tomaron posesión de la región montañosa, pero no pudieron expulsar a los que vivían en las llanuras, porque esa gente contaba con carros de hierro.

20 Tal como había prometido Moisés, Caleb recibió Hebrón y expulsó de esa ciudad a los tres hijos de Anac.

21 En cambio, los de la tribu de Benjamín no lograron expulsar a los jebuseos, que vivían en Jerusalén. Por eso hasta el día de hoy los jebuseos viven con los benjaminitas en Jerusalén.

22 Los de la tribu de José, por su parte, subieron contra Betel, pues elSeñorestaba con ellos.

23 Enviaron espías a Betel, ciudad que antes se llamaba Luz,

24 y estos, al ver que un hombre salía de la ciudad, le dijeron: «Muéstranos cómo entrar en la ciudad, y seremos bondadosos contigo».

25 Aquel hombre les mostró cómo entrar en la ciudad, y ellos la conquistaron a filo de espada; pero al hombre y a toda su familia les perdonaron la vida.

26 Y ese hombre se fue a la tierra de los hititas, donde fundó una ciudad a la que llamó Luz, nombre que conserva hasta el día de hoy.

27 Pero los de la tribu de Manasés no pudieron expulsar a los de Betseán y de Tanac con sus respectivas aldeas, ni tampoco a los habitantes de Dor, Ibleam y Meguido con sus respectivas aldeas, porque los cananeos estaban decididos a permanecer en esa tierra.

28 Solo cuando Israel se hizo fuerte pudo someter a los cananeos a trabajos forzados, aunque nunca pudo expulsarlos del todo.

29 Los de la tribu de Efraín tampoco pudieron expulsar a los cananeos que vivían en Guézer, de modo que los cananeos siguieron viviendo entre ellos.

30 Los de la tribu de Zabulón, por su parte, tampoco pudieron expulsar a los cananeos que vivían en Quitrón y Nalol, y estos siguieron viviendo entre ellos, aunque fueron sometidos a trabajos forzados.

31 Tampoco los de la tribu de Aser pudieron expulsar a los habitantes de Aco, Sidón, Ajlab, Aczib, Jelba, Afec y Rejob.

32 Por eso, como no pudieron expulsarlos, el pueblo de la tribu de Aser vivió entre los cananeos que habitaban en aquella región.

33 Tampoco los de la tribu de Neftalí pudieron expulsar a los habitantes de Bet Semes y Bet Anat, sino que vivieron entre los cananeos que habitaban en aquella región. Sin embargo, sometieron a trabajos forzados a los que vivían en Bet Semes y Bet Anat.

34 Los amorreos hicieron retroceder a los de la tribu de Dan hasta la región montañosa, y no les permitieron bajar a la llanura.

35 Los amorreos también estaban decididos a permanecer en el monte Heres, en Ayalón y en Salbín. Pero, cuando se acrecentó el poder de la tribu de José, los amorreos también fueron sometidos a trabajos forzados.

36 La frontera de los amorreos iba desde la cuesta de los Escorpiones hasta Selá, e incluso más arriba.

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Jueces 2

El ángel del Señor en Boquín

1 El ángel delSeñorsubió de Guilgal a Boquín y dijo: «Yo os saqué de Egipto y os hice entrar en la tierra que juré darles a vuestros antepasados. Dije: “Nunca quebrantaré mipactocon vosotros;

2 vosotros, por vuestra parte, no haréis ningún pacto con la gente de esta tierra, sino que derribaréis sus altares”. ¡Pero me habéis desobedecido! ¿Por qué habéis actuado así?

3 Pues quiero que sepáis que no expulsaré de vuestra presencia a esa gente; ellos os harán la vida imposible, y sus dioses serán una trampa para vosotros».

4 Cuando el ángel delSeñorles habló así a todos los israelitas, el pueblo lloró a gritos.

5 Por eso llamaron a aquel lugar Boquín,y allí ofrecieron sacrificios alSeñor.

Desobediencia y derrota

6 Cuando Josué despidió al pueblo, los israelitas se fueron a tomar posesión de la tierra, cada uno a su propio territorio.

7 El pueblo sirvió alSeñormientras vivieron Josué y los ancianos que le sobrevivieron, los cuales habían visto todas las grandes obras que elSeñorhabía hecho por Israel.

8 Josué hijo de Nun, siervo delSeñor, murió a la edad de ciento diez años,

9 y lo sepultaron en Timnat Jeres,tierra de su heredad, en la región montañosa de Efraín, al norte del monte de Gaas.

10 También murió toda aquella generación, y surgió otra que no conocía alSeñorni sabía lo que él había hecho por Israel.

11 Esos israelitas hicieron lo que ofende alSeñory adoraron a los ídolos deBaal.

12 Abandonaron alSeñor, Dios de sus padres, que los había sacado de Egipto, y siguieron a otros dioses —dioses de los pueblos que los rodeaban—, y los adoraron, provocando así la ira delSeñor.

13 Abandonaron alSeñor, y adoraron a Baal y a las imágenes deAstarté.

14 Entonces elSeñorse enfureció contra los israelitas y los entregó en manos de invasores que los saquearon. Los vendió a sus enemigos que tenían a su alrededor, a los que ya no pudieron hacerles frente.

15 Cada vez que los israelitas salían a combatir, la mano delSeñorestaba en contra de ellos para su mal, tal como elSeñorse lo había dicho y jurado. Así llegaron a verse muy angustiados.

16 Entonces elSeñorhizo surgir caudillosque los libraron del poder de esos invasores.

17 Pero tampoco escucharon a esos caudillos, sino que se prostituyeron al entregarse a otros dioses y adorarlos. Muy pronto se apartaron delcaminoque habían seguido sus antepasados, el camino de la obediencia a los mandamientos delSeñor.

18 Cada vez que elSeñorlevantaba entre ellos un caudillo, estaba con él. Mientras ese caudillo vivía, los libraba del poder de sus enemigos, porque elSeñorse compadecía de ellos al oírlos gemir por causa de quienes los oprimían y afligían.

19 Pero, cuando el caudillo moría, ellos volvían a corromperse aún más que sus antepasados, pues se iban tras otros dioses, a los que servían y adoraban. De este modo se negaban a abandonar sus malvadas costumbres y su obstinada conducta.

20 Por eso elSeñorse enfureció contra Israel y dijo: «Puesto que esta nación ha violado elpactoque yo establecí con sus antepasados y no me ha obedecido,

21 tampoco yo echaré de su presencia a ninguna de las naciones que Josué dejó al morir.

22 Las usaré para poner a prueba a Israel y ver si guarda mi camino y anda por él, como hicieron sus antepasados».

23 Por eso elSeñordejó en paz a esas naciones; no las echó en seguida ni las entregó en manos de Josué.

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Jueces 3

1 Las siguientes naciones son las que elSeñordejó a salvo para poner a prueba a todos los israelitas que no habían participado en ninguna de las guerras de Canaán.

2 Lo hizo solamente para que los descendientes de los israelitas, que no habían tenido experiencia en el campo de batalla, aprendieran a combatir.

3 Quedaron los cinco príncipes de los filisteos, todos los cananeos, y los sidonios y heveos que vivían en los montes del Líbano, desde el monte de Baal Hermón hasta Lebó Jamat.

4 Allí los dejó elSeñorpara poner a prueba a los israelitas, a ver si obedecían sus mandamientos, que él había dado a sus antepasados por medio de Moisés.

5 Los israelitas vivían entre cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos.

6 Se casaron con las hijas de esos pueblos, y a sus propias hijas las casaron con ellos y adoraron a sus dioses.

Otoniel

7 Los israelitas hicieron lo que ofende alSeñor; se olvidaron delSeñorsu Dios, y adoraron a las imágenes deBaaly deAserá.

8 ElSeñorse enfureció contra Israel hasta tal punto que los vendió a Cusán Risatayin, rey de Aram Najarayin,a quien estuvieron sometidos durante ocho años.

9 Pero clamaron alSeñor, y él hizo que surgiera un libertador, Otoniel hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb. Y Otoniel liberó a los israelitas.

10 El Espíritu delSeñorvino sobre Otoniel, y así Otoniel se convirtió en caudillo de Israel y salió a la guerra. ElSeñorentregó a Cusán Risatayin, rey deAram, en manos de Otoniel, quien prevaleció sobre él.

11 El país tuvopazdurante cuarenta años, hasta que murió Otoniel hijo de Quenaz.

Aod

12 Una vez más los israelitas hicieron lo que ofende alSeñory, por causa del mal que hicieron, elSeñorle dio poder sobre ellos a Eglón, rey de Moab.

13 Después de aliarse con los amonitas y amalecitas, Eglón fue y atacó a Israel, y se apoderó de la Ciudad de las Palmeras.

14 Los israelitas estuvieron sometidos a Eglón, rey de Moab, durante dieciocho años.

15 Los israelitas volvieron a clamar alSeñor, y elSeñorles levantó un libertador: Aod, el hijo de Guerá, de la tribu de Benjamín, quien era zurdo. Por medio de él los israelitas enviaron tributo a Eglón, rey de Moab.

16 Aod se había hecho un puñal de doble filo como de treinta centímetros de largo,el cual sujetó a su muslo derecho por debajo de la ropa.

17 Le presentó el tributo a Eglón, rey de Moab, que era muy grueso.

18 Cuando Aod terminó de presentárselo, se fue a despedir a los hombres que habían transportado el tributo.

19 Pero luego regresó desde las canteras que estaban cerca de Guilgal, y dijo:

―Oh rey, tengo un mensaje secreto para ti.

―¡Silencio! —ordenó el rey.

Y todos sus servidores se retiraron de su presencia.

20 Entonces Aod se acercó al rey, que estaba sentado solo en la habitación del piso superior de su palacio de verano,y le dijo:

―Tengo un mensaje de Dios para ti.

Cuando el rey se levantó de su trono,

21 Aod extendió la mano izquierda, sacó el puñal que llevaba en el muslo derecho y se lo clavó al rey en el vientre.

22 La empuñadura se hundió tras la hoja, a tal punto que esta le salió por la espalda.Además, Aod no le sacó el puñal, ya que este quedó totalmente cubierto por la gordura.

23 Después de cerrar y atrancar las puertas de la habitación del piso superior, Aod salió por la ventana.

24 Cuando ya Aod se había ido, llegaron los siervos del rey y, al ver atrancadas las puertas de la habitación del piso superior, dijeron: «Tal vez está haciendo sus necesidadesen el cuarto interior de la casa».

25 Y tanto esperaron que se sintieron desconcertados. Al ver que el rey no abría las puertas de la habitación, las abrieron con una llave. Allí encontraron a su señor tendido en el piso, ya muerto.

26 Mientras esperaban, Aod se escapó. Pasó junto a las canteras y huyó a Seirat.

27 Cuando llegó allí, tocó la trompeta en la región montañosa de Efraín, y los israelitas descendieron de la montaña, con él a la cabeza.

28 «Seguidme —les ordenó—, porque elSeñorha entregado en vuestras manos a vuestros enemigos los moabitas». Bajaron con él y, tomando posesión de los vados del Jordán que conducían a Moab, no dejaron pasar a nadie.

29 En aquella ocasión derrotaron a unos diez mil moabitas, todos robustos y aguerridos. No escapó ni un solo hombre.

30 Aquel día Moab quedó sometido a Israel, y el país tuvopazdurante ochenta años.

Samgar

31 El sucesor de Aod fue Samgar hijo de Anat, quien derrotó a seiscientos filisteos con una vara para arrear bueyes. También él liberó a Israel.

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Jueces 4

Débora

1 Después de la muerte de Aod, los israelitas volvieron a hacer lo que ofende alSeñor.

2 Así que elSeñorlos vendió a Jabín, un rey cananeo que reinaba en Jazor. El jefe de su ejército era Sísara, que vivía en Jaroset Goyim.

3 Los israelitas clamaron alSeñorporque Jabín tenía novecientos carros de hierro y, durante veinte años, había oprimido cruelmente a los israelitas.

4 En aquel tiempo gobernaba a Israel una profetisa llamada Débora, que era esposa de Lapidot.

5 Ella tenía su tribunal bajo la Palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la región montañosa de Efraín, y los israelitas acudían a ella para resolver sus disputas.

6 Débora mandó llamar a Barac hijo de Abinoán, que vivía en Cedes de Neftalí, y le dijo:

―ElSeñor, el Dios de Israel, ordena: “Ve y reúne en el monte Tabor a diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulón.

7 Yo atraeré a Sísara, jefe del ejército de Jabín, con sus carros y sus tropas, hasta el arroyo Quisón. Allí lo entregaré en tus manos”.

8 Barac le dijo:

―Solo iré si tú me acompañas; de lo contrario, no iré.

9 ―¡Está bien, iré contigo! —dijo Débora—. Pero, por la manera en que vas a encarar este asunto, la gloria no será tuya, ya que elSeñorentregará a Sísara en manos de una mujer.

Así que Débora fue con Barac hasta Cedes,

10 donde él convocó a las tribus de Zabulón y Neftalí. Diez mil hombres se pusieron a sus órdenes, y también Débora lo acompañó.

11 Héber el quenita se había separado de los otros quenitas que descendían de Hobab, el suegro de Moisés, y armó su campamento junto a la encina que está en Zanayin, cerca de Cedes.

12 Cuando informaron a Sísara de que Barac hijo de Abinoán había subido al monte Tabor,

13 Sísara reunió sus novecientos carros de hierro, y a todos sus soldados, desde Jaroset Goyim hasta el arroyo Quisón.

14 Entonces Débora le dijo a Barac:

―¡Adelante! Este es el día en que elSeñorentregará a Sísara en tus manos. ¿Acaso no marcha elSeñoral frente de tu ejército?

Barac descendió del monte Tabor, seguido por los diez mil hombres.

15 Ante el avance de Barac, elSeñordesbarató a Sísara a filo de espada, con todos sus carros y su ejército, hasta tal punto que Sísara saltó de su carro y huyó a pie.

16 Barac persiguió a los carros y al ejército hasta Jaroset Goyim. Todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada; no quedó nadie con vida.

17 Mientras tanto, Sísara había huido a pie hasta la tienda de Jael, la esposa de Héber el quenita, pues había buenas relaciones entre Jabín, rey de Jazor, y el clan de Héber el quenita.

18 Jael salió al encuentro de Sísara, y le dijo:

―¡Adelante, mi señor! Entra por aquí. No tengas miedo.

Sísara entró en la tienda, y ella lo cubrió con una manta.

19 ―Tengo sed —dijo él—. ¿Podrías darme un poco de agua?

Ella destapó un odre de leche, le dio de beber, y volvió a cubrirlo.

20 ―Quédate a la entrada de la tienda —le dijo él—. Si alguien viene y te pregunta: “¿Hay alguien aquí?”, contéstale que no.

21 Pero Jael, esposa de Héber, tomó una estaca de la tienda y un martillo, y con todo sigilo se acercó a Sísara, quien agotado por el cansancio dormía profundamente. Entonces le clavó la estaca en la sien y se la atravesó, hasta clavarla en la tierra. Así murió Sísara.

22 Barac pasó por allí persiguiendo a Sísara, y Jael salió a su encuentro. «Ven —le dijo ella—, y te mostraré al hombre que buscas». Barac entró con ella, y allí estaba tendido Sísara, muerto y con la estaca atravesándole la sien.

23 Aquel día Dios humilló en presencia de los israelitas a Jabín, el rey cananeo.

24 Y el poder de los israelitas contra Jabín se consolidaba cada vez más, hasta que lo destruyeron.

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Jueces 5

La canción de Débora

1 Aquel día, Débora y Barac hijo de Abinoán entonaron este canto:

2 «Cuando los príncipes de Israel toman el mando,

cuando el pueblo se ofrece voluntariamente,

¡bendito sea elSeñor!

3 »¡Oíd, reyes! ¡Escuchad, gobernantes!

Yo cantaré, cantaré alSeñor;

tocaré música alSeñor, el Dios de Israel.

4 »OhSeñor, cuando saliste de Seír,

cuando marchaste desde los campos de Edom,

tembló la tierra,

se estremecieron los cielos,

las nubes derramaron agua.

5 Temblaron las montañas

al ver alSeñor, el Dios del Sinaí;

al ver alSeñor, el Dios de Israel.

6 »En los días de Samgar hijo de Anat,

en los días de Jael,

los viajeros abandonaron los caminos

y se fueron por sendas escabrosas.

7 Los guerreros de Israel desaparecieron;

desaparecieron hasta que yo me levanté.

¡Yo, Débora, me levanté

como una madre en Israel!

8 Cuando escogieron nuevos dioses,

llegó la guerra a laspuertasde la ciudad,

pero no se veía ni un escudo ni una lanza

entre cuarenta mil hombres de Israel.

9 Micorazónestá con los príncipes de Israel,

con los voluntarios del pueblo.

¡Bendito sea elSeñor!

10 »Vosotros, los que montáis asnas blancas

y os sentáis sobre tapices,

y vosotros, los que andáis por el camino,

¡poneos a pensar!

11 La voz de los que cantan en los abrevaderos

relata los actos dejusticiadelSeñor,

los actos de justicia de sus guerreros en Israel.

Entonces el ejército delSeñor

descendió a las puertas de la ciudad.

12 »¡Despierta, despierta, Débora!

¡Despierta, despierta, y entona una canción!

¡Levántate, Barac!

Lleva cautivos a tus prisioneros,

oh hijo de Abinoán.

13 »Los sobrevivientes

descendieron con los nobles;

el ejército delSeñor

vino a mí con los valientes.

14 Algunos venían de Efraín,

cuyas raíces estaban en Amalec;

Benjamín estaba con el pueblo que te seguía.

Desde Maquir bajaron capitanes;

desde Zabulón, los que llevan el bastón de mando.

15 Con Débora estaban los príncipes de Isacar;

Isacar estaba con Barac,

y tras él se lanzó hasta el valle.

En los distritos de Rubén

hay grandes resoluciones.

16 ¿Por qué permaneciste entre las fogatas

escuchando los silbidos para llamar a los rebaños?

En los distritos de Rubén

hay grandes titubeos.

17 Galaad habitó más allá del Jordán.

Y Dan, ¿por qué se quedó junto a los barcos?

Aser se quedó en la costa del mar;

permaneció en sus ensenadas.

18 El pueblo de Zabulón arriesgó lavida

hasta la muerte misma,

a ejemplo de Neftalí

en las alturas del campo.

19 »Los reyes vinieron y lucharon

junto a las aguas de Meguido;

los reyes de Canaán lucharon en Tanac,

pero no se llevaron plata ni botín.

20 Desde los cielos lucharon las estrellas,

desde sus órbitas lucharon contra Sísara.

21 El torrente Quisón los arrastró;

el torrente antiguo, el torrente Quisón.

¡Marcha,almamía, con vigor!

22 Resonaron entonces los cascos equinos;

¡galopan, galopan sus briosos corceles!

23 “Maldice a Meroz —dijo el ángel delSeñor—.

Maldice a sus habitantes con dureza,

porque no vinieron en ayuda delSeñor,

en ayuda delSeñory de sus valientes”.

24 »¡Sea Jael, esposa de Héber el quenita,

la más bendita entre las mujeres,

la más bendita entre las mujeres

que habitan en tiendas!

25 Sísara pidió agua, Jael le dio leche;

en taza de nobles le ofreció leche cuajada.

26 Su mano izquierda tomó la estaca,

su mano derecha, el mazo de trabajo.

Golpeó a Sísara, le machacó la cabeza

y lo remató atravesándole las sienes.

27 A los pies de ella se desplomó;

allí cayó y quedó tendido.

Cayó desplomado a sus pies;

allí donde cayó, quedó muerto.

28 »Por la ventana se asoma la madre de Sísara;

tras la celosía clama a gritos:

“¿Por qué se demora su carro en venir?

¿Por qué se atrasa el estruendo de sus carros?”

29 Las más sabias de sus damas le responden;

y ella se repite a sí misma:

30 “Seguramente se están repartiendo

el botín arrebatado al enemigo:

una muchacha o dos para cada guerrero;

telas de colores como botín para Sísara;

una tela, dos telas, de colores

bordadas para mi cuello.

¡Todo esto como botín!”

31 »¡Así perezcan todos tus enemigos, ohSeñor!

Pero los que te aman sean como el sol

cuando sale en todo su esplendor».

Entonces el país tuvopazdurante cuarenta años.

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Jueces 6

Gedeón

1 Los israelitas hicieron lo que ofende alSeñor, y él los entregó en manos de los madianitas durante siete años.

2 Era tal la tiranía de los madianitas que los israelitas se hicieron escondites en las montañas, las cuevas y otros lugares de refugio.

3 Siempre que los israelitas sembraban, los madianitas, amalecitas y otros pueblos del oriente venían y los atacaban.

4 Acampaban y arruinaban las cosechas por todo el territorio, hasta la región de Gaza. No dejaban en Israel nada con vida: ni ovejas, ni bueyes ni asnos.

5 Llegaban con su ganado y con sus tiendas como plaga de langostas. Tanto ellos como sus camellos eran incontables, e invadían el país para devastarlo.

6 Era tal la miseria de los israelitas por causa de los madianitas que clamaron alSeñorpidiendo ayuda.

7 Cuando los israelitas clamaron alSeñora causa de los madianitas,

8 elSeñorles envió un profeta que dijo: «Así dice elSeñor, Dios de Israel: “Yo os saqué de Egipto, tierra de esclavitud,

9 y os libré de su poder. También os libré del poder de todos vuestros opresores, a quienes expulsé de vuestra presencia para entregaros su tierra”.

10 Os dije: “Yo soy elSeñorvuestro Dios; no adoréis a los dioses de los amorreos, en cuya tierra vivís”. Pero vosotros no me obedecisteis».

11 El ángel delSeñorvino y se sentó bajo la encina que estaba en Ofra, la cual pertenecía a Joás, del clan de Abiezer. Su hijo Gedeón estaba trillando trigo en un lagar, para protegerlo de los madianitas.

12 Cuando el ángel delSeñorse le apareció a Gedeón, le dijo:

―¡ElSeñorestá contigo, guerrero valiente!

13 ―Pero, señor —replicó Gedeón—, si elSeñorestá con nosotros, ¿cómo es que nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas las maravillas que nos contaban nuestros padres, cuando decían: “¡ElSeñornos sacó de Egipto!”? ¡La verdad es que elSeñornos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián!

14 ElSeñorlo miró y le dijo:

―Ve con la fuerza que tienes, y salvarás a Israel del poder de Madián. Yo soy quien te envía.

15 ―Pero, señor —objetó Gedeón—, ¿cómo voy a salvar a Israel? Mi clan es el más débil de la tribu de Manasés, y yo soy el más insignificante de mi familia.

16 ElSeñorrespondió:

―Tú derrotarás a los madianitas como si fueran un solo hombre, porque yo estaré contigo.

17 ―Si me he ganado tu favor, dame una señal de que en realidad eres tú quien habla conmigo —respondió Gedeón—.

18 Te ruego que no te vayas hasta que yo vuelva y traiga mi ofrenda y la ponga ante ti.

―Esperaré hasta que vuelvas —le dijo elSeñor.

19 Gedeón se fue a preparar un cabrito; además, con una medidade harina hizo panes sin levadura. Luego puso la carne en una canasta y el caldo en una olla, y los llevó y se los ofreció al ángel bajo la encina.

20 El ángel de Dios le dijo:

―Toma la carne y el pan sin levadura, y ponlos sobre esta roca; y derrama el caldo.

Y así lo hizo Gedeón.

21 Entonces, con la punta del bastón que llevaba en la mano, el ángel delSeñortocó la carne y el pan sin levadura, ¡y de la roca salió fuego, que consumió la carne y el pan! Luego el ángel delSeñordesapareció de su vista.

22 Cuando Gedeón se dio cuenta de que se trataba del ángel delSeñor, exclamó:

―¡Ay de mí,Señory Dios! ¡He visto al ángel delSeñorcara a cara!

23 Pero elSeñorle dijo:

―¡Quédate tranquilo! No temas. No vas a morir.

24 Entonces Gedeón construyó allí un altar alSeñor, y lo llamó «ElSeñores lapaz», el cual hasta el día de hoy se encuentra en Ofra de Abiezer.

25 Aquella misma noche elSeñorle dijo: «Toma un toro del rebaño de tu padre; el segundo, el que tiene siete años.Derriba el altar que tu padre ha dedicado aBaal, y el poste con la imagen de la diosaAseráque está junto a él.

26 Luego, sobre la cima de este lugar de refugio, construye un altar apropiadopara elSeñortu Dios. Toma entonces la leña del poste de Aserá que cortaste, y ofrece el segundo torocomo unholocausto».

27 Gedeón llevó a diez de sus siervos e hizo lo que elSeñorle había ordenado. Pero en lugar de hacerlo de día lo hizo de noche, pues tenía miedo de su familia y de los hombres de la ciudad.

28 Cuando los hombres de la ciudad se levantaron por la mañana, vieron que el altar de Baal estaba destruido, que el poste con la imagen de la diosa Aserá estaba cortado, y que el segundo toro había sido sacrificado sobre el altar recién construido.

29 Entonces se preguntaban el uno al otro: «¿Quién habrá hecho esto?» Después de investigar cuidadosamente, llegaron a la conclusión: «Gedeón hijo de Joás lo hizo».

30 Entonces los hombres de la ciudad le exigieron a Joás:

―Saca a tu hijo, pues debe morir, porque destruyó el altar de Baal y derribó la imagen de Aserá que estaba junto a él.

31 Pero Joás les respondió a todos los que lo amenazaban:

―¿Acaso vais a defender a Baal? ¿Creéis que lo vais a salvar? ¡Cualquiera que defienda a Baal, que muera antes del amanecer! Si de veras Baal es un dios, debe poder defenderse de quien destruya su altar.

32 Por eso aquel día llamaron a Gedeón «Yerubaal»,diciendo: «Que Baal se defienda contra él», porque él destruyó su altar.

33 Todos los madianitas y amalecitas, y otros pueblos del oriente, se aliaron y cruzaron el Jordán, acampando en el valle de Jezrel.

34 Entonces Gedeón, poseído por el Espíritu delSeñor, tocó la trompeta, y todos los del clan de Abiezer fueron convocados a seguirlo.

35 Envió mensajeros a toda la tribu de Manasés, convocándolos para que lo siguieran, y además los envió a Aser, Zabulón y Neftalí, de modo que también estos se le unieron.

36 Gedeón le dijo a Dios: «Si has de salvar a Israel por mi mano, como has prometido,

37 mira, tenderé un vellón de lana en la era, sobre el suelo. Si el rocío cae solo sobre el vellón y todo el suelo alrededor queda seco, entonces sabré que salvarás a Israel por mi mano, como prometiste».

38 Y así sucedió. Al día siguiente Gedeón se levantó temprano, exprimió el vellón para sacarle el rocío, y llenó una taza de agua.

39 Entonces Gedeón le dijo a Dios: «No te enojes conmigo. Déjame hacer solo una petición más. Permíteme hacer una prueba más con el vellón. Esta vez haz que solo el vellón quede seco, y que todo el suelo quede cubierto de rocío».

40 Así lo hizo Dios aquella noche. Solo el vellón quedó seco, mientras que todo el suelo estaba cubierto de rocío.

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Jueces 7

Gedeón derrota a los madianitas

1 Yerubaal —es decir, Gedeón— y todos sus hombres se levantaron de madrugada y acamparon en el manantial de Jarod. El campamento de los madianitas estaba al norte de ellos, en el valle que está al pie del monte de Moré.

2 ElSeñorle dijo a Gedeón: «Tienes demasiada gente para que yo entregue a Madián en sus manos. A fin de que Israel no vaya a jactarse contra mí y diga que su propia fortaleza lo ha librado,

3 anúnciale ahora al pueblo: “¡Cualquiera que esté temblando de miedo, que se vuelva y se retire del monte de Galaad!”» Así que se volvieron veintidós mil hombres, y se quedaron diez mil.

4 Pero elSeñorle dijo a Gedeón: «Todavía hay demasiada gente. Hazlos bajar al agua, y allí los seleccionaré por ti. Si digo: “Este irá contigo”, ese irá; pero si digo: “Este no irá contigo”, ese no irá».

5 Gedeón hizo que los hombres bajaran al agua. Allí elSeñorle dijo: «A los que laman el agua con la lengua, como los perros, sepáralos de los que se arrodillen a beber».

6 Trescientos hombres lamieron el agua llevándola de la mano a la boca. Todos los demás se arrodillaron para beber.

7 ElSeñorle dijo a Gedeón: «Con los trescientos hombres que lamieron el agua, yo os salvaré; y entregaré a los madianitas en tus manos. El resto, que se vaya a su casa».

8 Entonces Gedeón mandó a los demás israelitas a sus tiendas, pero retuvo a los trescientos, los cuales se hicieron cargo de las provisiones y de las trompetas de los otros.

El campamento de Madián estaba situado en el valle, más abajo del de Gedeón.

9 Aquella noche elSeñorle dijo a Gedeón: «Levántate y baja al campamento, porque voy a entregar en tus manos a los madianitas.

10 Si temes atacar, baja primero al campamento, con tu criado Furá,

11 y escucha lo que dicen. Después de eso cobrarás valor para atacar el campamento».

Así que él y Furá, su criado, bajaron hasta los puestos de los centinelas, en las afueras del campamento.

12 Los madianitas, los amalecitas y todos los otros pueblos del oriente que se habían establecido en el valle eran numerosos como langostas. Sus camellos eran incontables, como la arena a la orilla del mar.

13 Gedeón llegó precisamente en el momento en que un hombre le contaba su sueño a un amigo.

―Tuve un sueño —decía—, en el que un pan de cebada llegaba rodando al campamento madianita, y con tal fuerza golpeaba una tienda que esta se doblaba y se venía abajo.

14 Su amigo le respondió:

―Esto no significa otra cosa que la espada del israelita Gedeón hijo de Joás. ¡Dios ha entregado en sus manos a los madianitas y a todo el campamento!

15 Cuando Gedeón oyó el relato del sueño y su interpretación, se postró en adoración. Luego volvió al campamento de Israel y ordenó: «¡Levantaos! ElSeñorha entregado en vuestras manos el campamento madianita».

16 Gedeón dividió a los trescientos hombres en tres compañías y distribuyó entre todos ellos trompetas y cántaros vacíos, con antorchas dentro de los cántaros.

17 «Miradme —les dijo—. Seguid mi ejemplo. Cuando llegue a las afueras del campamento, haced exactamente lo mismo que me veáis hacer.

18 Cuando yo y todos los que están conmigo toquemos nuestras trompetas, vosotros también tocad las vuestras alrededor del campamento, y decid: “Por elSeñory por Gedeón”».

19 Gedeón y los cien hombres que iban con él llegaron a las afueras del campamento durante el cambio de guardia, cuando estaba a punto de comenzar el relevo de medianoche. Tocaron las trompetas y estrellaron contra el suelo los cántaros que llevaban en sus manos.

20 Las tres compañías tocaron las trompetas e hicieron pedazos los cántaros. Tomaron las antorchas en la mano izquierda y, sosteniendo en la mano derecha las trompetas que iban a tocar, gritaron: «¡Desenvainad vuestras espadas, por elSeñory por Gedeón!»

21 Como cada hombre se mantuvo en su puesto alrededor del campamento, todos los madianitas salieron corriendo y dando alaridos mientras huían.

22 Al sonar las trescientas trompetas, elSeñorhizo que los hombres de todo el campamento se atacaran entre sí con sus espadas. El ejército huyó hasta Bet Sitá, en dirección a Zererá, hasta la frontera de Abel Mejolá, cerca de Tabat.

23 Entonces se convocó a los israelitas de Neftalí y Aser, y a toda la tribu de Manasés, y estos persiguieron a los madianitas.

24 Por toda la región montañosa de Efraín, Gedeón envió mensajeros que decían: «Descended contra los madianitas, y apoderaos antes que ellos de los vados del Jordán, hasta Bet Bará».

Se convocó entonces a todos los hombres de Efraín, y estos se apoderaron de los vados del Jordán, hasta Bet Bará.

25 También capturaron a Oreb y Zeb, los dos jefes madianitas. A Oreb lo mataron en la roca de Oreb, y a Zeb en el lagar de Zeb. Después de perseguir a los madianitas, llevaron la cabeza de Oreb y de Zeb a Gedeón, que estaba al otro lado del Jordán.

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Jueces 8

Zeba y Zalmuna

1 Los de la tribu de Efraín le dijeron a Gedeón:

―¿Por qué nos has tratado así? ¿Por qué no nos llamaste cuando fuiste a luchar contra los madianitas?

Y se lo reprocharon severamente.

2 ―¿Qué hice yo, comparado con lo que hicisteis vosotros? —replicó él—. ¿No valen más los rebuscos de las uvas de Efraín que toda la vendimia de Abiezer?

3 Dios entregó en vuestras manos a Oreb y a Zeb, los jefes madianitas. Comparado con lo que hicisteis vosotros, ¡lo que yo hice no fue nada!

Al oír la respuesta de Gedeón, se calmó el resentimiento de ellos contra él.

4 Gedeón y sus trescientos hombres, agotados pero persistiendo en la persecución, llegaron al Jordán y lo cruzaron.

5 Allí Gedeón dijo a lagentede Sucot:

―Dadles pan a mis soldados; están agotados y todavía estoy persiguiendo a Zeba y a Zalmuna, los reyes de Madián.

6 Pero los jefes de Sucot le respondieron:

―¿Acaso tienes ya en tu poder las manos de Zeba y Zalmuna? ¿Por qué tenemos que darle pan a tu ejército?

7 Gedeón contestó:

―¡Está bien! Cuando elSeñorhaya entregado en mis manos a Zeba y a Zalmuna, os desgarraré a vosotros la carne con espinas y zarzas del desierto.

8 Desde allí subió a Peniely les pidió lo mismo. Pero los de Peniel le dieron la misma respuesta que los hombres de Sucot.

9 Por eso les advirtió a los hombres de Peniel: «Cuando yo vuelva victorioso, derribaré esta torre».

10 Zeba y Zalmuna estaban en Carcor con una fuerza de quince mil guerreros, que era todo lo que quedaba de los ejércitos del oriente, pues habían caído en batalla ciento veinte mil soldados.

11 Gedeón subió por la ruta de los nómadas, al este de Noba y Yogbea, y atacó al ejército cuando este se creía seguro.

12 Huyeron Zeba y Zalmuna, los dos reyes de Madián, pero él los persiguió y los capturó, aterrorizando a todo el ejército.

13 Cuando Gedeón hijo de Joás volvió de la batalla por el paso de Jeres,

14 capturó a un joven de Sucot y lo interrogó. Entonces el joven le anotó los nombres de los setenta y siete jefes yancianosde Sucot.

15 Luego Gedeón fue y les dijo a los hombres de Sucot: «Aquí están Zeba y Zalmuna, por causa de quienes se burlaron de mí al decir: “¿Acaso tienes ya en tu poder las manos de Zeba y Zalmuna? ¿Por qué tenemos que darles pan a tus hombres que están agotados?”»

16 Se apoderó de los ancianos de la ciudad, tomó espinos y zarzas del desierto, y castigando con ellos a los hombres de Sucot les enseñó quién era él.

17 También derribó la torre de Peniel y mató a los hombres de la ciudad.

18 Entonces les preguntó a Zeba y a Zalmuna:

―¿Cómo eran los hombres que vosotros matasteis en Tabor?

―Parecidos a ti —respondieron ellos—; cada uno de ellos tenía el aspecto de un príncipe.

19 ―¡Eran mis hermanos —replicó Gedeón—, los hijos de mi propia madre! Tan cierto como que vive elSeñor, si les hubierais perdonado la vida, yo no os mataría a vosotros.

20 Volviéndose a Jéter, su hijo mayor, le dijo:

―¡Vamos, mátalos!

Pero Jéter no sacó su espada, porque era apenas un muchacho y tenía miedo.

21 Zeba y Zalmuna dijeron:

―Vamos, mátanos tú mismo. “¡Al hombre se le conoce por su valentía!”

Gedeón se levantó y mató a Zeba y Zalmuna, y les quitó a sus camellos los adornos que llevaban en el cuello.

El efod de Gedeón

22 Entonces los israelitas le dijeron a Gedeón:

―Gobierna sobre nosotros y, después de ti, tu hijo y tu nieto; porque nos has librado del poder de los madianitas.

23 Pero Gedeón les dijo:

―Yo no os gobernaré, ni tampoco mi hijo. Solo elSeñoros gobernará.

24 Pero tengo una petición —añadió—: que cada uno de vosotros me dé un anillo, de lo que os tocó del botín.

Era costumbre de los ismaelitas usar anillos de oro.

25 ―Con mucho gusto te los daremos —le contestaron.

Así que tendieron una manta, y cada hombre echó en ella un anillo de su botín.

26 El peso de los anillos de oro que él les pidió llegó a diecinueve kilos,sin contar los adornos, los aros y los vestidos de púrpura que usaban los reyes madianitas, ni los collares que llevaban sus camellos.

27 Con el oro, Gedeón hizo unefod, que puso en Ofra, su ciudad. Todo Israel se prostituyó al adorar allí el efod, el cual se convirtió en una trampa para Gedeón y su familia.

Muerte de Gedeón

28 Los madianitas fueron sometidos delante de los israelitas, y no volvieron a levantar cabeza. Y durante cuarenta años, mientras vivió Gedeón, el país tuvopaz.

29 Yerubaal hijo de Joás regresó a vivir a su casa.

30 Tuvo setenta hijos, pues eran muchas sus esposas.

31 Su concubina que vivía en Siquén también le dio un hijo, a quien Gedeón llamó Abimélec.

32 Gedeón hijo de Joás murió a una edad avanzada y fue sepultado en la tumba de Joás, su padre, en Ofra, pueblo del clan de Abiezer.

33 En cuanto murió Gedeón, los israelitas volvieron a prostituirse ante los ídolos deBaal. Erigieron a Baal Berit como su dios

34 y se olvidaron delSeñorsu Dios, que los había rescatado del poder de todos los enemigos que los rodeaban.

35 También dejaron de mostrarse bondadosos con la familia de Yerubaal, es decir, Gedeón, no obstante todo lo bueno que él había hecho por Israel.

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Jueces 9

Abimélec

1 Abimélec hijo de Yerubaal fue a Siquén a ver a los hermanos de su madre, y les dijo a ellos y a todo el clan de su madre:

2 «Preguntadles a todos los señores de Siquén: “¿Qué os conviene más: que todos los setenta hijos de Yerubaal os gobiernen, o que os gobierne un solo hombre?” Acordaos de que yo soy de la misma sangre que vosotros».

3 Cuando los hermanos de su madre comunicaron todo esto a los señores de Siquén, estos se inclinaron a favor de Abimélec, porque dijeron: «Él es nuestro hermano».

4 Y le dieron setenta monedas de platadel templo de Baal Berit, con las cuales Abimélec contrató a unos maleantes sin escrúpulos para que lo siguieran.

5 Fue a Ofra, a la casa de su padre, y sobre una misma piedra asesinó a sus setenta hermanos, hijos de Yerubaal. Pero Jotán, el hijo menor de Yerubaal, se escondió y logró escaparse.

6 Todos los señores de Siquén y Bet Miló se reunieron junto a la encina y lapiedra sagradaque están en Siquén, para coronar como rey a Abimélec.

7 Cuando Jotán se enteró, subió a la cima del monte Guerizín y les gritó bien fuerte:

«¡Escuchadme, señores de Siquén,

y que Dios os escuche a vosotros!

8 »Un día los árboles salieron

a ungir un rey para sí mismos.

Y le dijeron al olivo:

“Reina sobre nosotros”.

9 Pero el olivo les respondió:

“¿He de renunciar a dar mi aceite,

con el cual se honra a los dioses y a loshombres,

para ir a mecerme sobre los árboles?”

10 »Después los árboles le dijeron a la higuera:

“Reina sobre nosotros”.

11 Pero la higuera les respondió:

“¿He de renunciar a mi fruto,

tan bueno y dulce,

para ir a mecerme sobre los árboles?”

12 »Luego los árboles le dijeron a la vid:

“Reina sobre nosotros”.

13 Pero la vid les respondió:

“¿He de renunciar a mi vino,

que alegra a los dioses y a los hombres,

para ir a mecerme sobre los árboles?”

14 »Por último, todos los árboles le dijeron al espino:

“Reina sobre nosotros”.

15 Pero el espino respondió a los árboles:

“Si de veras queréis ungirme como vuestro rey,

venid y refugiaos bajo mi sombra;

pero, si no, ¡que salga fuego del espino,

y que consuma los cedros del Líbano!”

16 »Ahora bien, ¿habéis actuado vosotros con honradez y buena fe al coronar rey a Abimélec? ¿Habéis sido justos con Yerubaal y su familia, y lo habéis tratado como se merecía?

17 Mi padre luchó por vosotros, y arriesgando suvidaos libró del poder de los madianitas.

18 Pero hoy vosotros os habéis rebelado contra la familia de mi padre; habéis matado a sus setenta hijos sobre una misma piedra, y habéis hecho de Abimélec, hijo de su esclava, el rey de los señores de Siquén solo porque él es vuestro pariente.

19 Si hoy habéis actuado con honradez y buena fe hacia Yerubaal y su familia, ¡que seáis felices con Abimélec, y que también él lo sea con vosotros!

20 Pero, si no, señores de Siquén y Bet Miló, ¡que salga fuego de Abimélec y os consuma, y que salga fuego de vosotros y consuma a Abimélec!»

21 Luego Jotán escapó, huyendo hasta Ber. Allí se quedó a vivir porque le tenía miedo a su hermano Abimélec.

22 Abimélec había ya gobernado a Israel tres años

23 cuando Dios interpuso unespíritu malignoentre Abimélec y los señores de Siquén, quienes lo traicionaron.

24 Esto sucedió a fin de que la violencia contra los setenta hijos de Yerubaal, y el derramamiento de su sangre, recayera sobre su hermano Abimélec, que los había matado, y sobre los señores de Siquén, que habían sido sus cómplices en ese crimen.

25 Los señores de Siquén le tendían emboscadas en las cumbres de las colinas, y asaltaban a todos los que pasaban por allí. Pero Abimélec se enteró de todo esto.

26 Aconteció que Gaal hijo de Ébed llegó a Siquén, junto con sus hermanos, y los señores de aquella ciudad confiaron en él.

27 Después de haber salido a los campos y recogido y pisado las uvas, celebraron un festival en el templo de su dios. Mientras comían y bebían, maldijeron a Abimélec.

28 Gaal hijo de Ébed dijo: «¿Quién se cree Abimélec, y qué es Siquén, para que tengamos que estar sometidos a él? ¿No es acaso el hijo de Yerubaal, y no es Zebul su delegado? ¡Que sirvan a los hombres de Jamor, el padre de Siquén! ¿Por qué hemos de servir a Abimélec?

29 ¡Si este pueblo estuviera bajo mis órdenes, yo echaría a Abimélec! Le diría:“¡Reúne a todo tu ejército y sal a pelear!”»

30 Zebul, el gobernador de la ciudad, se enfureció cuando oyó lo que decía Gaal hijo de Ébed.

31 Entonces envió en secreto mensajeros a Abimélec, diciéndole: «Gaal hijo de Ébed y sus hermanos han llegado a Siquén y están instigando a la ciudad contra ti.

32 Ahora bien, levantaos tú y tus hombres durante la noche, y poneos al acecho en los campos.

33 Por la mañana, a la salida del sol, lánzate contra la ciudad. Cuando Gaal y sus hombres salgan contra ti, haz lo que más te convenga».

34 Así que Abimélec y todo su ejército se levantaron de noche y se pusieron al acecho cerca de Siquén, divididos en cuatro compañías.

35 Gaal hijo de Ébed había salido, y estaba de pie a la entrada de lapuertade la ciudad, precisamente cuando Abimélec y sus soldados salían de donde estaban al acecho.

36 Cuando Gaal los vio, le dijo a Zebul:

―¡Mira, viene bajando gente desde las cumbres de las colinas!

―Confundes con gente las sombras de las colinas —replicó Zebul.

37 Pero Gaal insistió, diciendo:

―Mira, viene bajando gente por la colina Ombligo de la Tierra, y otra compañía viene por el camino de la Encina de los Adivinos.

38 Zebul le dijo entonces:

―¿Dónde están ahora tus fanfarronerías, tú que decías: “¿Quién es Abimélec para que nos sometamos a él?”? ¿No son esos los hombres de los que tú te burlabas? ¡Sal y lucha contra ellos!

39 Gaal salió al frente de los señores de Siquén y peleó contra Abimélec;

40 pero este los persiguió y, en la huida, muchos cayeron muertos por todo el camino, hasta la entrada de la puerta.

41 Abimélec se quedó en Arumá, y Zebul expulsó de Siquén a Gaal y a sus hermanos.

42 Al día siguiente, el pueblo de Siquén salió a los campos, y fueron a contárselo a Abimélec.

43 Entonces Abimélec tomó a sus hombres, los dividió en tres compañías, y se puso al acecho en los campos. Cuando vio que el ejército salía de la ciudad, se levantó para atacarlo.

44 Abimélec y las compañías que estaban con él se apresuraron a ocupar posiciones a la entrada de la puerta de la ciudad. Luego dos de las compañías arremetieron contra los que estaban en los campos y los derrotaron.

45 Abimélec combatió contra la ciudad durante todo aquel día, hasta que la conquistó matando a sus habitantes; arrasó la ciudad y esparció sal sobre ella.

46 Al saber esto, los señores que ocupaban la torre de Siquén entraron en la fortaleza del templo de El Berit.

47 Cuando Abimélec se enteró de que ellos se habían reunido allí,

48 él y todos sus hombres subieron al monte Zalmón. Tomó un hacha, cortó algunas ramas, y se las puso sobre los hombros. A los hombres que estaban con él les ordenó: «¡Rápido! ¡Haced lo mismo que me habéis visto hacer!»

49 Todos los hombres cortaron ramas y siguieron a Abimélec hasta la fortaleza, donde amontonaron las ramas y les prendieron fuego. Así murió toda la gente que estaba dentro de la torre de Siquén, que eran como mil hombres y mujeres.

50 Después Abimélec fue a Tebes, la sitió y la capturó.

51 Dentro de la ciudad había una torre fortificada, a la cual huyeron todos sus habitantes, hombres y mujeres. Se encerraron en la torre y subieron al techo.

52 Abimélec se dirigió a la torre y la atacó. Pero cuando se acercaba a la entrada para prenderle fuego,

53 una mujer le arrojó sobre la cabeza una piedra de moler y le partió el cráneo.

54 De inmediato llamó Abimélec a su escudero y le ordenó: «Saca tu espada y mátame, para que no se diga de mí: “¡Lo mató una mujer!”» Entonces su escudero le clavó la espada, y así murió.

55 Cuando los israelitas vieron que Abimélec estaba muerto, regresaron a sus casas.

56 Fue así como Dios le pagó a Abimélec con la misma moneda, por el crimen que había cometido contra su padre al matar a sus setenta hermanos.

57 Además, Dios hizo que los hombres de Siquén pagaran por toda su maldad. Así cayó sobre ellos la maldición de Jotán hijo de Yerubaal.

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Jueces 10

Tola

1 Después de Abimélec surgió un hombre de Isacar para salvar a Israel. Se llamaba Tola, y era hijo de Fuvá y nieto de Dodó. Vivía en Samir, en la región montañosa de Efraín,

2 y gobernó a Israel durante veintitrés años; entonces murió, y fue sepultado en Samir.

Yaír

3 A Tola le sucedió Yaír de Galaad, que gobernó a Israel durante veintidós años.

4 Tuvo treinta hijos, cada uno de los cuales montaba su propio asno y gobernaba su propia ciudad en Galaad. Hasta el día de hoy estas ciudades se conocen como «los poblados de Yaír».

5 Cuando murió Yaír, fue sepultado en Camón.

Jefté

6 Una vez más, los israelitas hicieron lo que ofende alSeñor. Adoraron a los ídolos deBaaly a las imágenes deAstarté; a los dioses deAram, Sidón y Moab, y a los de los amonitas y los filisteos. Y, como los israelitas abandonaron alSeñory no le sirvieron más,

7 él se enfureció contra ellos. Los vendió a los filisteos y a los amonitas,

8 los cuales, desde entonces y durante dieciocho años, destrozaron y agobiaron a todos los israelitas que vivían en Galaad, un territorio amorreo, al otro lado del Jordán.

9 También los amonitas cruzaron el Jordán para luchar contra las tribus de Judá, Benjamín y Efraín, por lo que Israel se encontró en una situación de extrema angustia.

10 Entonces los israelitas clamaron alSeñor:

―¡Hemos pecado contra ti, al abandonar a nuestro Dios y adorar a los ídolos de Baal!

11 ElSeñorrespondió:

―Cuando los egipcios, los amorreos, los amonitas, los filisteos,

12 los sidonios, los amalecitas y los madianitasos oprimían y vosotros clamasteis a mí para que os ayudara, ¿acaso no os libré de su dominio?

13 Pero vosotros me habéis abandonado y habéis servido a otros dioses; por lo tanto, no os volveré a salvar.

14 Id y clamad a los dioses que habéis escogido. ¡Que ellos os libren en tiempo de angustia!

15 Pero los israelitas le contestaron alSeñor:

―Hemos pecado. Haz con nosotros lo que mejor te parezca, pero te rogamos que nos salves en este día.

16 Entonces se deshicieron de los dioses extranjeros que había entre ellos y sirvieron alSeñor. Y elSeñorno pudo soportar más el sufrimiento de Israel.

17 Cuando los amonitas fueron convocados y acamparon en Galaad, los israelitas se reunieron y acamparon en Mizpa.

18 Los jefes y el pueblo de Galaad se dijeron el uno al otro: «El que inicie el ataque contra los amonitas será el caudillo de todos los que viven en Galaad».