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Mateo 11

Jesús y Juan el Bautista

1 Cuando Jesús terminó de dar instrucciones a sus doce discípulos, se fue de allí a enseñar y a predicar en otros pueblos.

2 Juan estaba en la cárcel, y al enterarse de lo queCristoestaba haciendo, envió a sus discípulos a que le preguntaran:

3 ―¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?

4 Les respondió Jesús:

―Id y contadle a Juan lo que estáis viendo y oyendo:

5 Los ciegos ven, los cojos andan, los que tienenleprason sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las buenasnuevas.

6 Dichosoel que notropiezapor causa mía.

7 Mientras se iban los discípulos de Juan, Jesús comenzó a hablar a la multitud acerca de Juan: «¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?

8 Si no, ¿qué salisteis a ver? ¿A un hombre vestido con ropa fina? Claro que no, pues los que usan ropa de lujo están en los palacios de los reyes.

9 Entonces, ¿qué fuisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta.

10 Este es de quien está escrito:

»“Yo estoy por enviar a mi mensajero delante de ti,

el cual preparará tu camino”.

11 Os aseguro que entre los mortales no se ha levantado nadie más grande que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.

12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos ha venido avanzando contra viento y marea, y los que se esfuerzan logran aferrarse a él.

13 Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan.

14 Y, si queréis aceptar mi palabra, Juan es el Elías que había de venir.

15 El que tenga oídos, que oiga.

16 »¿Con qué puedo comparar a esta generación? Se parece a los niños sentados en la plaza que gritan a los demás:

17 »“Tocamos la flauta,

y no bailasteis;

Cantamos por los muertos,

y no llorasteis”.

18 »Porque vino Juan, que no comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”.

19 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Este es un glotón y un borracho, amigo derecaudadores de impuestosy depecadores”. Pero la sabiduría queda demostrada por sus hechos».

Ayes sobre ciudades no arrepentidas

20 Entonces comenzó Jesús a denunciar a las ciudades en que había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habíanarrepentido.

21 «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Si se hubieran hecho en Tiro y en Sidón los milagros que se hicieron en medio de vosotras, ya hace tiempo que se habrían arrepentido con muchos lamentos.

22 Pero os digo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón que para vosotras.

23 Y tú, Capernaún, ¿acaso serás levantada hasta el cielo? No, sino que descenderás hasta elabismo. Si los milagros que se hicieron en ti se hubieran hecho en Sodoma, esta habría permanecido hasta el día de hoy.

24 Pero tedigo que en el día del juicio será más tolerable el castigo para Sodoma que para ti».

Descanso para los cansados

25 En aquel tiempo Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños.

26 Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad.

27 »Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo.

28 »Venid a mí todos vosotros que estáis cansados y agobiados, y yo os daré descanso.

29 Cargad con mi yugo y aprended de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestra alma.

30 Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana».

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Mateo 12

Señor del sábado

1 Por aquel tiempo pasaba Jesús por los sembrados ensábado. Sus discípulos tenían hambre, así que comenzaron a arrancar algunas espigas de trigo y comérselas.

2 Al ver esto, los fariseos le dijeron:

―¡Mira! Tus discípulos están haciendo lo que está prohibido en sábado.

3 Él les contestó:

―¿No habéis leído lo que hizo David en aquella ocasión en que él y sus compañeros tuvieron hambre?

4 Entró en la casa de Dios, y él y sus compañeros comieron los panes consagrados a Dios, lo que no se les permitía a ellos, sino solo a los sacerdotes.

5 ¿O no habéis leído en la ley que los sacerdotes en eltemploprofanan el sábado sin incurrir en culpa?

6 Pues yo os digo que aquí está uno más grande que el templo.

7 Si vosotros supierais qué significa esto: “Lo que pido es misericordia y no sacrificios”,no condenaríais a los que no son culpables.

8 Sabed que el Hijo del hombre es Señor del sábado.

9 Pasando de allí, entró en la sinagoga,

10 donde había un hombre que tenía una mano paralizada. Como buscaban un motivo para acusar a Jesús, le preguntaron:

―¿Está permitido sanar en sábado?

11 Él les contestó:

―Si alguno de vosotros tiene una oveja y en sábado se le cae en un hoyo, ¿no la agarra y la saca?

12 ¡Cuánto más vale un hombre que una oveja! Por lo tanto, está permitido hacer el bien en sábado.

13 Entonces le dijo al hombre:

―Extiende la mano.

Así que la extendió y le quedó restablecida, tan sana como la otra.

14 Pero los fariseos salieron y tramaban cómo matar a Jesús.

El siervo escogido por Dios

15 Consciente de esto, Jesús se retiró de aquel lugar. Muchos lo siguieron, y él sanó a todos los enfermos,

16 pero les ordenó que no dijeran quién era él.

17 Esto fue para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías:

18 «Este es mi siervo, a quien he escogido,

mi amado, en quien estoy muy complacido;

sobre él pondré mi Espíritu,

y proclamará justicia a lasnaciones.

19 No disputará ni gritará;

nadie oirá su voz en las calles.

20 No acabará de romper la caña quebrada

ni apagará la mecha que apenas arde,

hasta que haga triunfar la justicia.

21 Y en su nombre pondrán las naciones su esperanza».

Jesús y Beelzebú

22 Un día le llevaron un endemoniado que estaba ciego y mudo, y Jesús lo sanó, de modo que pudo ver y hablar.

23 Toda la gente se quedó asombrada y decía: «¿No será este el Hijo de David?»

24 Pero, al oírlo los fariseos, dijeron: «Este no expulsa a los demonios sino por medio deBeelzebú, príncipe de los demonios».

25 Jesús conocía sus pensamientos, y les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado, y toda ciudad o familia dividida contra sí misma no se mantendrá en pie.

26 Y, si Satanás expulsa a Satanás, está dividido contra sí mismo. ¿Cómo puede, entonces, mantenerse en pie su reino?

27 Ahora bien, si yo expulso a los demonios por medio de Beelzebú, ¿vuestros seguidores por medio de quién los expulsan? Por eso ellos mismos os juzgarán a vosotros.

28 En cambio, si expulso a los demonios por medio del Espíritu de Dios, eso significa que el reino de Dios ha llegado a vosotros.

29 »¿O cómo puede entrar alguien en la casa de un hombre fuerte y arrebatarle sus bienes, a menos que primero lo ate? Solo entonces podrá robar su casa.

30 »El que no está de mi parte está contra mí; y el que conmigo no recoge, esparce.

31 Por eso os digo que a todos se les podrá perdonar todo pecado y todablasfemia, pero la blasfemia contra el Espíritu no se le perdonará a nadie.

32 A cualquiera que pronuncie alguna palabra contra el Hijo del hombre se le perdonará, pero el que hable contra el Espíritu Santo no tendrá perdón ni en este mundo ni en el venidero.

33 »Si tenéis un buen árbol, su fruto es bueno; si tenéis un mal árbol, su fruto es malo. Al árbol se le reconoce por su fruto.

34 Camada de víboras, ¿cómo podéis vosotros que sois malos decir algo bueno? De la abundancia del corazón habla la boca.

35 El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón saca el bien, pero el que es malo, de su maldad saca el mal.

36 Pero yo os digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado.

37 Porque por tus palabras se te absolverá, y por tus palabras se te condenará».

La señal de Jonás

38 Algunos de los fariseos y de losmaestros de la leyle dijeron:

―Maestro, queremos ver alguna señal milagrosa de parte tuya.

39 Jesús les contestó:

―¡Esta generación malvada y adúltera pide una señal milagrosa! Pero no se le dará más señal que la del profeta Jonás.

40 Porque así como tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre de un gran pez, también tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en las entrañas de la tierra.

41 Los habitantes de Nínive se levantarán en el juicio contra esta generación y la condenarán; porque ellos searrepintieronal escuchar la predicación de Jonás, y aquí tenéis vosotros a uno más grande que Jonás.

42 La reina del Sur se levantará en el día del juicio y condenará a esta generación; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí tenéis vosotros a uno más grande que Salomón.

43 »Cuando unespíritu malignosale de una persona, va por lugares áridos, buscando descanso sin encontrarlo.

44 Entonces dice: “Volveré a la casa de donde salí”. Cuando llega, la encuentra desocupada, barrida y arreglada.

45 Luego va y trae a otros siete espíritus más malvados que él, y entran a vivir allí. Así que el estado postrero de aquella persona resulta peor que el primero. Así le pasará también a esta generación malvada».

La madre y los hermanos de Jesús

46 Mientras Jesús hablaba a la multitud, se presentaron su madre y sus hermanos. Se quedaron afuera, y deseaban hablar con él.

47 Alguien le dijo:

―Tu madre y tus hermanos están afuera y quieren hablar contigo.

48 ―¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? —replicó Jesús.

49 Señalando a sus discípulos, añadió:

―Aquí tenéis a mi madre y a mis hermanos.

50 Pues mi hermano, mi hermana y mi madre son los que hacen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.

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Mateo 13

Parábola del sembrador

1 Ese mismo día salió Jesús de casa y se sentó junto al lago.

2 Era tal la multitud que se reunió para verlo que tuvo que subir a una barca donde se sentó mientras toda la gente estaba de pie en la orilla.

3 Y les dijo en parábolas muchas cosas como estas: «Un sembrador salió a sembrar.

4 Mientras iba esparciendo la semilla, una parte cayó junto al camino, y llegaron los pájaros y se la comieron.

5 Otra parte cayó en terreno pedregoso, sin mucha tierra. Esa semilla brotó pronto porque la tierra no era profunda;

6 pero, cuando salió el sol, las plantas se marchitaron y, por no tener raíz, se secaron.

7 Otra parte de la semilla cayó entre espinos que, al crecer, la ahogaron.

8 Pero las otras semillas cayeron en buen terreno, en el que se dio una cosecha que rindió treinta, sesenta y hasta cien veces más de lo que se había sembrado.

9 El que tenga oídos, que oiga».

10 Los discípulos se acercaron y le preguntaron:

―¿Por qué hablas a la gente en parábolas?

11 ―A vosotros se os ha concedido conocer lossecretosdel reino de los cielos; pero a ellos, no.

12 Al que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia. Al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará.

13 Por eso les hablo en parábolas:

»Aunque miran, no ven;

aunque oyen, no escuchan ni entienden.

14 En ellos se cumple la profecía de Isaías:

»“Por mucho que oigan, no entenderán;

por mucho que vean, no percibirán.

15 Porque el corazón de este pueblo se ha vuelto insensible;

se les han embotado los oídos,

y se les han cerrado los ojos.

De lo contrario, verían con los ojos,

oirían con los oídos,

entenderían con el corazón

y se convertirían, y yo los sanaría”.

16 Perodichososvuestros ojos porque ven, y vuestros oídos porque oyen.

17 Porque os aseguro que muchos profetas y otros justos anhelaron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron.

18 »Escuchad lo que significa la parábola del sembrador:

19 Cuando alguien oye la palabra acerca del reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que se sembró en su corazón. Esta es la semilla sembrada junto al camino.

20 El que recibió la semilla que cayó en terreno pedregoso es el que oye la palabra e inmediatamente la recibe con alegría;

21 pero, como no tiene raíz, dura poco tiempo. Cuando surgen problemas o persecución a causa de la palabra, en seguida se aparta de ella.

22 El que recibió la semilla que cayó entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas la ahogan, de modo que esta no llega a dar fruto.

23 Pero el que recibió la semilla que cayó en buen terreno es el que oye la palabra y la entiende. Este sí produce una cosecha al treinta, al sesenta y hasta al ciento por uno».

Parábola de la mala hierba

24 Jesús les contó otra parábola: «El reino de los cielos es como un hombre que sembró buena semilla en su campo.

25 Pero, mientras todos dormían, llegó su enemigo y sembró mala hierba entre el trigo, y se fue.

26 Cuando brotó el trigo y se formó la espiga, apareció también la mala hierba.

27 Los siervos fueron al dueño y le dijeron: “Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? Así pues, ¿de dónde salió la mala hierba?”

28 “Esto es obra de un enemigo”, les respondió. Le preguntaron los siervos: “¿Quieres que vayamos a arrancarla?”

29 “¡No! —les contestó—, no sea que, al arrancar la mala hierba, arranquéis con ella el trigo.

30 Dejad que crezcan juntos hasta la cosecha. Entonces diré a los segadores: Recoged primero la mala hierba, y atadla en manojos para quemarla; después recoged el trigo y guardadlo en mi granero”».

Parábolas del grano de mostaza y de la levadura

31 Les contó otra parábola: «El reino de los cielos es como un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo.

32 Aunque es la más pequeña de todas las semillas, cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en árbol, de modo que vienen las aves y anidan en sus ramas».

33 Les contó otra parábola más: «El reino de los cielos es como la levadura que una mujer tomó y mezcló en una gran cantidadde harina, hasta que fermentó toda la masa».

34 Jesús dijo a la multitud todas estas cosas en parábolas. Sin emplear parábolas no les decía nada.

35 Así se cumplió lo dicho por el profeta:

«Hablaré por medio de parábolas;

revelaré cosas que han estado ocultas desde la creación del mundo».

Explicación de la parábola de la mala hierba

36 Una vez que se despidió de la multitud, entró en la casa. Se le acercaron sus discípulos y le pidieron:

―Explícanos la parábola de la mala hierba del campo.

37 ―El que sembró la buena semilla es el Hijo del hombre —respondió Jesús—.

38 El campo es el mundo, y la buena semilla representa a los hijos del reino. La mala hierba son los hijos del maligno,

39 y el enemigo que la siembra es el diablo. La cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

40 »Así como se recoge la mala hierba y se quema en el fuego, ocurrirá también al fin del mundo.

41 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su reino a todos los quepecany hacen pecar.

42 Los arrojarán al horno encendido, donde habrá llanto y rechinar de dientes.

43 Entonces los justos brillarán en el reino de su Padre como el sol. El que tenga oídos, que oiga.

Parábolas del tesoro escondido y de la perla

44 »El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo. Al descubrirlo un hombre, lo volvió a esconder, y lleno de alegría fue y vendió todo lo que tenía y compró ese campo.

45 »También se parece el reino de los cielos a un comerciante que andaba buscando perlas finas.

46 Cuando encontró una de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró.

Parábola de la red

47 »También se parece el reino de los cielos a una red echada al lago, que recoge peces de toda clase.

48 Cuando se llena, los pescadores la sacan a la orilla, se sientan y recogen en canastas los peces buenos, y desechan los malos.

49 Así será al fin del mundo. Vendrán los ángeles y apartarán a los malvados de los justos,

50 y los arrojarán al horno encendido, donde habrá llanto y rechinar de dientes.

51 ―¿Habéis entendido todo esto? —les preguntó Jesús.

―Sí —respondieron ellos.

Entonces concluyó Jesús:

52 ―Todomaestro de la leyque ha sido instruido acerca del reino de los cielos es como el dueño de una casa, que de lo que tiene guardado saca tesoros nuevos y viejos.

Un profeta sin honra

53 Cuando Jesús terminó de contar estas parábolas, se fue de allí.

54 Al llegar a su tierra, comenzó a enseñar a la gente en la sinagoga.

―¿De dónde sacó este tal sabiduría y tales poderes milagrosos? —decían maravillados—.

55 ¿No es acaso el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María; y no son sus hermanosJacobo, José, Simón y Judas?

56 ¿No están con nosotros todas sus hermanas? Así que ¿de dónde sacó todas estas cosas?

57 Y seescandalizabana causa de él. Pero Jesús les dijo:

―En todas partes se honra a un profeta, menos en su tierra y en su propia casa.

58 Y por la incredulidad de ellos, no hizo allí muchos milagros.

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Mateo 14

Decapitación de Juan el Bautista

1 En aquel tiempo Herodes el tetrarca se enteró de lo que decían de Jesús,

2 y comentó a sus sirvientes: «¡Ese es Juan el Bautista; haresucitado! Por eso tiene poder para realizar milagros».

3 En efecto, Herodes había arrestado a Juan. Lo había encadenado y metido en la cárcel por causa de Herodías, esposa de su hermano Felipe.

4 Porque Juan había estado diciéndole: «La ley te prohíbe tenerla por esposa».

5 Herodes quería matarlo, pero le tenía miedo a la gente, porque consideraban a Juan como un profeta.

6 En el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó delante de todos; y tanto le agradó a Herodes

7 que le prometió bajo juramento darle cualquier cosa que pidiera.

8 Instigada por su madre, le pidió: «Dame en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».

9 El rey se entristeció, pero, a causa de sus juramentos y en atención a los invitados, ordenó que se le concediera la petición,

10 y mandó decapitar a Juan en la cárcel.

11 Llevaron la cabeza en una bandeja y se la dieron a la muchacha, quien se la entregó a su madre.

12 Luego llegaron los discípulos de Juan, recogieron el cuerpo y le dieron sepultura. Después fueron y avisaron a Jesús.

Jesús alimenta a cinco mil

13 Cuando Jesús recibió la noticia, se retiró él solo en una barca a un lugar solitario. Las multitudes se enteraron y lo siguieron a pie desde los poblados.

14 Cuando Jesús desembarcó y vio a tanta gente, tuvo compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos.

15 Al atardecer se le acercaron sus discípulos y le dijeron:

―Este es un lugar apartado y ya se hace tarde. Despide a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren algo de comer.

16 ―No tienen que irse —contestó Jesús—. Dadles vosotros mismos de comer.

17 Ellos objetaron:

―No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados.

18 ―Traédmelos —les dijo Jesús.

19 Y mandó a la gente que se sentara sobre la hierba. Tomó los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, los bendijo. Luego partió los panes y se los dio a los discípulos, quienes los repartieron a la gente.

20 Todos comieron hasta quedar satisfechos, y los discípulos recogieron doce canastas llenas de pedazos que sobraron.

21 Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.

Jesús camina sobre el agua

22 En seguida Jesús hizo que los discípulos subieran a la barca y se adelantaran al otro lado mientras él despedía a la multitud.

23 Después de despedir a la gente, subió a la montaña para orar a solas. Al anochecer, estaba allí él solo,

24 y la barca ya estaba bastante lejosde la tierra, zarandeada por las olas, porque el viento le era contrario.

25 En la madrugada,Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago.

26 Cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua, quedaron aterrados.

―¡Es un fantasma! —gritaron de miedo.

27 Pero Jesús les dijo en seguida:

―¡Calmaos! Soy yo. No tengáis miedo.

28 ―Señor, si eres tú —respondió Pedro—, manda que vaya a ti sobre el agua.

29 ―Ven —dijo Jesús.

Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús.

30 Pero, al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó:

―¡Señor, sálvame!

31 En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió:

―¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

32 Cuando subieron a la barca, se calmó el viento.

33 Y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo:

―Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.

34 Después de cruzar el lago, desembarcaron en Genesaret.

35 Los habitantes de aquel lugar reconocieron a Jesús y divulgaron la noticia por todos los alrededores. Le llevaban todos los enfermos,

36 suplicándole que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto, y quienes lo tocaban quedaban sanos.

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Mateo 15

Lo limpio y lo impuro

1 Se acercaron a Jesús algunos fariseos ymaestros de la leyque habían llegado de Jerusalén, y le preguntaron:

2 ―¿Por qué quebrantan tus discípulos la tradición de losancianos? ¡Comen sin cumplir primero el rito de lavarse las manos!

3 Jesús les contestó:

―¿Y por qué quebrantáis vosotros el mandamiento de Dios a causa de la tradición?

4 Dios dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”,y también: “El que maldiga a su padre o a su madre será condenado a muerte”.

5 Vosotros, en cambio, enseñáis que un hijo puede decir a su padre o a su madre: “Cualquier ayuda que pudiera darte ya la he dedicado como ofrenda a Dios”.

6 En ese caso, el tal hijo no tiene que honrar a su padre.Así por causa de la tradición anuláis la palabra de Dios.

7 ¡Hipócritas! Tenía razón Isaías cuando profetizó acerca de vosotros:

8 »“Este pueblo me honra con los labios,

pero su corazón está lejos de mí.

9 En vano me adoran;

sus enseñanzas no son más que reglashumanas”».

10 Jesús llamó a la multitud y dijo:

―Escuchad y entended.

11 Lo quecontaminaa una persona no es lo que entra en la boca, sino lo que sale de ella.

12 Entonces se le acercaron los discípulos y le dijeron:

―¿Sabes que los fariseos seescandalizaronal oír eso?

13 ―Toda planta que mi Padre celestial no haya plantado será arrancada de raíz —les respondió—.

14 Dejadlos; son guías ciegos.Y, si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en un hoyo.

15 ―Explícanos la comparación —le pidió Pedro.

16 ―¿También vosotros sois aún tan torpes? —les dijo Jesús—.

17 ¿No os dais cuenta de que todo lo que entra en la boca va al estómago y después se echa en la letrina?

18 Pero lo que sale de la boca viene del corazón y contamina a la persona.

19 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, la inmoralidad sexual, los robos, los falsos testimonios y las calumnias.

20 Estas son las cosas que contaminan a la persona, y no el comer sin lavarse las manos.

La fe de la mujer cananea

21 Partiendo de allí, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón.

22 Una mujer cananea de las inmediaciones salió a su encuentro, gritando:

―¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija sufre terriblemente por estar endemoniada.

23 Jesús no le respondió palabra. Así que sus discípulos se acercaron a él y le rogaron:

―Despídela, porque viene detrás de nosotros gritando.

24 ―No fui enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel —contestó Jesús.

25 La mujer se acercó y, arrodillándose delante de él, le suplicó:

―¡Señor, ayúdame!

26 Él le respondió:

―No está bien quitarles el pan a los hijos y echárselo a losperros.

27 ―Sí, Señor; pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.

28 ―¡Mujer, qué grande es tu fe! —contestó Jesús—. Que se cumpla lo que quieres.

Y desde ese mismo momento quedó sana su hija.

Jesús alimenta a cuatro mil

29 Salió Jesús de allí y llegó a orillas del mar de Galilea. Luego subió a la montaña y se sentó.

30 Se le acercaron grandes multitudes que llevaban cojos, ciegos, lisiados, mudos y muchos enfermos más, y los pusieron a sus pies; y él los sanó.

31 La gente se asombraba al ver a los mudos hablar, a los lisiados recobrar la salud, a los cojos andar y a los ciegos ver. Y alababan al Dios de Israel.

32 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:

―Siento compasión de esta gente, porque ya llevan tres días conmigo y no tienen nada que comer. No quiero despedirlos sin comer, no sea que se desmayen por el camino.

33 Los discípulos objetaron:

―¿Dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado suficiente pan para dar de comer a toda esta multitud?

34 ―¿Cuántos panes tenéis? —preguntó Jesús.

―Siete, y unos pocos pescaditos.

35 Entonces mandó que la gente se sentara en el suelo.

36 Tomando los siete panes y los pescados, dio gracias, los partió y se los fue dando a los discípulos. Estos, a su vez, los distribuyeron a la gente.

37 Todos comieron hasta quedar satisfechos. Después los discípulos recogieron siete cestas llenas de pedazos que sobraron.

38 Los que comieron eran cuatro mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños.

39 Después de despedir a la gente, subió Jesús a la barca y se fue a la región de Magadán.

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Mateo 16

Le piden a Jesús una señal

1 Los fariseos y los saduceos se acercaron a Jesús y, para ponerlo a prueba, le pidieron que les mostrara una señal del cielo.

2 Les contestó:«Al atardecer, decís que hará buen tiempo porque el cielo está rojizo,

3 y por la mañana, que habrá tempestad porque el cielo está nublado y amenazante.Sabéis discernir el aspecto del cielo, pero no así las señales de los tiempos.

4 Esta generación malvada y adúltera busca una señal milagrosa, pero no se le dará más señal que la de Jonás». Entonces Jesús los dejó y se fue.

La levadura de los fariseos y de los saduceos

5 Cruzaron el lago, pero a los discípulos se les había olvidado llevar pan.

6 ―Tened cuidado —les advirtió Jesús—; evitad la levadura de los fariseos y de los saduceos.

7 Ellos comentaban entre sí: «Lo dice porque no trajimos pan».

8 Al darse cuenta de esto, Jesús les recriminó:

―Hombres de poca fe, ¿por qué estáis hablando acerca de que no tenéis pan?

9 ¿Aún no entendéis? ¿No recordáis los cinco panes para los cinco mil, y el número de canastas que recogisteis?

10 ¿Ni los siete panes para los cuatro mil, y el número de cestas que recogisteis?

11 ¿Cómo es que no entendéis que no hablaba del pan, sino de tener cuidado de la levadura de fariseos y saduceos?

12 Entonces comprendieron que no les decía que se cuidaran de la levadura del pan, sino de la enseñanza de los fariseos y de los saduceos.

La confesión de Pedro

13 Cuando llegó a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:

―¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?

Le respondieron:

14 ―Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que Jeremías o uno de los profetas.

15 ―Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

16 ―Tú eres elCristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro.

17 ―Dichosotú, Simón, hijo de Jonás —le dijo Jesús—, porque eso no te lo reveló ningún mortal,sino mi Padre que está en el cielo.

18 Yo te digo que tú eres Pedro,y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerteno prevalecerán contra ella.

19 Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.

20 Entonces les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Cristo.

Jesús predice su muerte

21 Desde entonces comenzó Jesús a advertir a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas a manos de losancianos, de los jefes de los sacerdotes y de losmaestros de la ley, y que era necesario que lo mataran y que al tercer día resucitara.

22 Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo:

―¡De ninguna manera, Señor! ¡Esto no te sucederá jamás!

23 Jesús se volvió y le dijo a Pedro:

―¡Aléjate de mí, Satanás! Quieres hacermetropezar; no piensas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.

24 Luego dijo Jesús a sus discípulos:

―Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme.

25 Porque el que quiera salvar suvida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará.

26 ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida?

27 Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada persona según lo que haya hecho.

28 Os aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la muerte sin antes haber visto al Hijo del hombre llegar en su reino.

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Mateo 17

La transfiguración

1 Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, aJacoboy a Juan, el hermano de Jacobo, y los llevó aparte, a una montaña alta.

2 Allí se transfiguró en presencia de ellos; su rostro resplandeció como el sol, y su ropa se volvió blanca como la luz.

3 En esto, se les aparecieron Moisés y Elías conversando con Jesús.

4 Pedro dijo a Jesús:

―Señor, ¡qué bueno sería que nos quedáramos aquí! Si quieres, levantaré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

5 Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escuchadle!»

6 Al oír esto, los discípulos se postraron sobre su rostro, aterrorizados.

7 Pero Jesús se acercó a ellos y los tocó.

―Levantaos —les dijo—. No tengáis miedo.

8 Cuando alzaron la vista, no vieron a nadie más que a Jesús.

9 Mientras bajaban de la montaña, Jesús les encargó:

―No le contéis a nadie lo que habéis visto hasta que el Hijo del hombreresucite.

10 Entonces los discípulos le preguntaron a Jesús:

―¿Por qué dicen losmaestros de la leyque Elías tiene que venir primero?

11 ―Sin duda Elías viene, y restaurará todas las cosas —respondió Jesús—.

12 Pero os digo que Elías ya vino, y no lo reconocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron. De la misma manera va a sufrir el Hijo del hombre a manos de ellos.

13 Entonces entendieron los discípulos que les estaba hablando de Juan el Bautista.

Jesús sana a un muchacho endemoniado

14 Cuando llegaron a la multitud, un hombre se acercó a Jesús y se arrodilló delante de él.

15 ―Señor, ten compasión de mi hijo. Le dan ataques y sufre terriblemente. Muchas veces cae en el fuego o en el agua.

16 Se lo traje a tus discípulos, pero no pudieron sanarlo.

17 ―¡Ah, generación incrédula y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo tendré que soportaros? Traedme acá al muchacho.

18 Jesús reprendió al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde aquel momento.

19 Entonces los discípulos se acercaron a Jesús y, en privado, le preguntaron:

―¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?

20 ―Por vuestra poca fe —les respondió—. Os aseguro que, si tuvierais fe tan pequeña como un grano de mostaza, podríais decirle a esta montaña: “Trasládate de aquí para allá”, y se trasladaría. Para vosotros nada resultaría imposible.

22 Estando reunidos en Galilea, Jesús les dijo: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres.

23 Lo matarán, pero al tercer día resucitará». Y los discípulos se entristecieron mucho.

El impuesto del templo

24 Cuando Jesús y sus discípulos llegaron a Capernaún, los que cobraban el impuesto deltemplose acercaron a Pedro y le preguntaron:

―¿Tu maestro no paga el impuesto del templo?

25 ―Sí, lo paga —respondió Pedro.

Al entrar Pedro en la casa, se adelantó Jesús a preguntarle:

―¿Tú qué opinas, Simón? Los reyes de la tierra, ¿a quiénes cobran tributos e impuestos: a los suyos o a los demás?

26 ―A los demás —contestó Pedro.

―Entonces los suyos están exentos —le dijo Jesús—.

27 Pero, para noescandalizara esta gente, vete al lago y echa el anzuelo. Saca el primer pez que pique; ábrele la boca y encontrarás una moneda.Tómala y dásela a ellos por mi impuesto y por el tuyo.

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Mateo 18

El más importante en el reino de los cielos

1 En ese momento los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron:

―¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?

2 Él llamó a un niño y lo puso en medio de ellos.

3 Entonces dijo:

―Os aseguro que, a menos que cambiéis y os volváis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

4 Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos.

5 »Y el que recibe en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí.

6 Pero, si alguien hacepecana uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una gran piedra de molino y lo hundieran en lo profundo del mar.

7 »¡Ay del mundo por las cosas que hacen pecar a la gente! Inevitable es que sucedan, pero ¡ay del que hace pecar a los demás!

8 Si tu mano o tu pie te hace pecar, córtatelo y arrójalo. Más te vale entrar en la vida manco o cojo que ser arrojado al fuego eterno con tus dos manos y tus dos pies.

9 Y, si tu ojo te hace pecar, sácatelo y arrójalo. Más te vale entrar tuerto en la vida que con dos ojos ser arrojado al fuego del infierno.

Parábola de la oveja perdida

10 »Tened cuidado de no menospreciar a uno de estos pequeños. Porque os digo que en el cielo los ángeles de ellos contemplan siempre el rostro de mi Padre celestial.

12 »¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se extravía una de ellas, ¿no dejará las noventa y nueve en las colinas para ir en busca de la extraviada?

13 Y, si llega a encontrarla, os aseguro que se pondrá más feliz por esa sola oveja que por las noventa y nueve que no se extraviaron.

14 Así también, vuestro Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños.

El hermano que peca contra ti

15 »Si tu hermano peca contra ti,ve a solas con él y hazle ver su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano.

16 Pero, si no es así, lleva contigo a uno o dos más, para que “todo asunto se resuelva mediante el testimonio de dos o tres testigos”.

17 Si se niega a hacerles caso, díselo a la iglesia; y, si incluso a la iglesia no hace caso, trátalo como si fuera un incrédulo o un renegado.

18 »Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.

19 »Además os digo que, si dos de vosotros en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre que está en el cielo.

20 Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».

Parábola del siervo despiadado

21 Pedro se acercó a Jesús y le preguntó:

―Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces?

22 ―No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces—le contestó Jesús—.

23 »Por eso el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar cuentas con sussiervos.

24 Al comenzar a hacerlo, se le presentó uno que le debía miles y miles de monedas de oro.

25 Como este no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su esposa y a sus hijos, y todo lo que tenía, para así saldar la deuda.

26 El siervo se postró delante de él. “Ten paciencia conmigo —le rogó—, y te lo pagaré todo”.

27 El señor se compadeció de su siervo, le perdonó la deuda y lo dejó en libertad.

28 »Al salir, aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien monedas de plata.Lo agarró por el cuello y comenzó a estrangularlo. “¡Págame lo que me debes!”, le exigió.

29 Su compañero se postró delante de él. “Ten paciencia conmigo —le rogó—, y te lo pagaré”.

30 Pero él se negó. Más bien fue y lo hizo meter en la cárcel hasta que pagara la deuda.

31 Cuando los demás siervos vieron lo ocurrido, se entristecieron mucho y fueron a contarle a su señor todo lo que había sucedido.

32 Entonces el señor mandó llamar al siervo. “¡Siervo malvado! —le increpó—. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste.

33 ¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, así como yo me compadecí de ti?”

34 Y, enojado, su señor lo entregó a los carceleros para que lo torturaran hasta que pagara todo lo que debía.

35 »Así también mi Padre celestial os tratará, a menos que cada uno perdone de corazón a su hermano».

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Mateo 19

El divorcio

1 Cuando Jesús acabó de decir estas cosas, salió de Galilea y se fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán.

2 Lo siguieron grandes multitudes, y sanó allí a los enfermos.

3 Algunos fariseos se le acercaron y, para ponerlo aprueba, le preguntaron:

―¿Está permitido que un hombre se divorcie de su esposa por cualquier motivo?

4 ―¿No habéis leído —replicó Jesús— que en el principio el Creador “los hizo hombre y mujer”,

5 y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo”?

6 Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

7 Le replicaron:

―¿Por qué, entonces, mandó Moisés que un hombre le diera a su esposa un certificado de divorcio y la despidiera?

8 ―Moisés os permitió divorciaros de vuestras esposas por lo obstinados que sois—respondió Jesús—. Pero no fue así desde el principio.

9 Os digo que, excepto en caso de infidelidad conyugal, el que se divorcia de su esposa, y se casa con otra, comete adulterio.

10 ―Si tal es la situación entre esposo y esposa —comentaron los discípulos—, es mejor no casarse.

11 ―No todos pueden comprender este asunto —respondió Jesús—, sino solo aquellos a quienes se les ha concedido entenderlo.

12 Pues algunos soneunucosporque nacieron así; a otros los hicieron así los hombres; y otros se han hecho así por causa del reino de los cielos. El que pueda aceptar esto, que lo acepte.

Jesús y los niños

13 Llevaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orara por ellos, pero los discípulos reprendían a quienes los llevaban.

14 Jesús dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos».

15 Después de poner las manos sobre ellos, se fue de allí.

El joven rico

16 Sucedió que un hombre se acercó a Jesús y le preguntó:

―Maestro, ¿qué es lo bueno que debo hacer para obtener la vida eterna?

17 ―¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno?—respondió Jesús—. Solamente hay uno que es bueno. Si quieres entrar en la vida, obedece los mandamientos.

18 ―¿Cuáles? —preguntó el hombre.

Contestó Jesús:

―“No mates, no cometas adulterio, no robes, no presentes falso testimonio,

19 honra a tu padre y a tu madre”,y “ama a tu prójimo como a ti mismo”.

20 ―Todos esos los he cumplido—dijo el joven—. ¿Qué más me falta?

21 ―Si quieres serperfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.

22 Cuando el joven oyó esto, se fue triste, porque tenía muchas riquezas.

23 ―Os aseguro —comentó Jesús a sus discípulos— que es difícil para un rico entrar en el reino de los cielos.

24 De hecho, le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios.

25 Al oír esto, los discípulos quedaron desconcertados y decían:

―En ese caso, ¿quién podrá salvarse?

26 ―Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, mas para Dios todo es posible.

27 ―¡Mira, nosotros lo hemos dejado todo por seguirte! —le reclamó Pedro—. ¿Y qué ganamos con eso?

28 ―Os aseguro —respondió Jesús— que, en la renovación de todas las cosas, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, vosotros que me habéis seguido os sentaréis también en doce tronos para gobernar a las doce tribus de Israel.

29 Y todo el que por mi causa haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre,hijos o terrenos recibirá cien veces más y heredará la vida eterna.

30 Pero muchos de los primeros serán últimos, y muchos de los últimos serán primeros.

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Mateo 20

Parábola de los viñadores

1 »Así mismo el reino de los cielos se parece a un propietario que salió de madrugada a contratar obreros para su viñedo.

2 Acordó darles la paga de un día de trabajoy los envió a su viñedo.

3 Cerca de las nueve de la mañana,salió y vio a otros que estaban desocupados en la plaza.

4 Les dijo: “Id también vosotros a trabajar en mi viñedo, y os pagaré lo que sea justo”.

5 Así que fueron. Salió de nuevo a eso del mediodía y a la media tarde, e hizo lo mismo.

6 Alrededor de las cinco de la tarde, salió y encontró a otros más que estaban sin trabajo. Les preguntó: “¿Por qué habéis estado aquí desocupados todo el día?”

7 “Porque nadie nos ha contratado”, contestaron. Les dijo: “Id también vosotros a trabajar en mi viñedo”.

8 »Al atardecer, el dueño del viñedo ordenó a su capataz: “Llama a los obreros y págales su jornal, comenzando por los últimos contratados hasta llegar a los primeros”.

9 Se presentaron los obreros que habían sido contratados cerca de las cinco de la tarde, y cada uno recibió la paga de un día.

10 Por eso, cuando llegaron los que fueron contratados primero, esperaban que recibirían más. Pero cada uno de ellos recibió también la paga de un día.

11 Al recibirla, comenzaron a murmurar contra el propietario.

12 “Estos que fueron los últimos en ser contratados trabajaron una sola hora —dijeron—, y los has tratado como a nosotros que hemos soportado el peso del trabajo y el calor del día”.

13 Pero él contestó a uno de ellos: “Amigo, no estoy cometiendo ninguna injusticia contigo. ¿Acaso no aceptaste trabajar por esa paga?

14 Tómala y vete. Quiero darle al último obrero contratado lo mismo que te di a ti.

15 ¿Es que no tengo derecho a hacer lo que quiera con mi dinero? ¿O te da envidia de que yo sea generoso?”

16 »Así que los últimos serán primeros, y los primeros, últimos».

Jesús predice de nuevo su muerte

17 Mientras subía Jesús rumbo a Jerusalén, tomó aparte a los doce discípulos y les dijo:

18 «Ahora vamos rumbo a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a losmaestros de la ley. Ellos lo condenarán a muerte

19 y lo entregarán a losgentilespara que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen. Pero al tercer día resucitará».

La petición de una madre

20 Entonces la madre deJacoboy de Juan,junto con ellos, se acercó a Jesús y, arrodillándose, le pidió un favor.

21 ―¿Qué quieres? —le preguntó Jesús.

―Ordena que en tu reino uno de estos dos hijos míos se siente a tuderechay el otro a tu izquierda.

22 ―No sabéis lo que estáis pidiendo —les replicó Jesús—. ¿Podéis acaso beber el trago amargo de la copa que yo voy a beber?

―Sí, podemos.

23 ―Ciertamente beberéis de mi copa —les dijo Jesús—, pero el sentaros a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde concederlo. Eso ya lo ha decididomi Padre.

24 Cuando lo oyeron los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos.

25 Jesús los llamó y les dijo:

―Como sabéis, los gobernantes de lasnacionesoprimen a los súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad.

26 Pero entre vosotros no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre vosotros deberá ser vuestro servidor,

27 y el que quiera ser el primero deberá seresclavode los demás;

28 así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar suvidaen rescate por muchos.

Dos ciegos reciben la vista

29 Una gran multitud seguía a Jesús cuando él salía de Jericó con sus discípulos.

30 Dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al oír que pasaba Jesús, gritaron:

―¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!

31 La multitud los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban con más fuerza:

―¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!

32 Jesús se detuvo y los llamó.

―¿Qué queréis que haga por vosotros?

33 ―Señor, queremos recibir la vista.

34 Jesús se compadeció de ellos y les tocó los ojos. Al instante recobraron la vista y lo siguieron.